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Juicio por Fernando / “Nunca vi nada semejante”

Publicado en El Socialista N° 552
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Escribe Claudio Funes

El título de la presente nota es una frase de la declaración brindada por el médico que practicó la autopsia a Fernando Báez Sosa. Millones están viviendo aferrados al televisor los horrores ante cada escena del juicio que se está llevando a cabo por el asesinato del joven de 18 años, ocurrido hace tres años a la salida del boliche Le Brique, en Villa Gesell. Estamos ante un aberrante crimen de odio, racista y de clase.

Fernando había ido a pasar unos días de vacaciones a la costa atlántica junto a sus compañeros de la secundaria. Era estudiante de primer año de Derecho, único hijo de un matrimonio humilde. Una patota de varones lo atacó brutalmente hasta asesinarlo.

Los acusados Thomsen, Comelli, Benicelli, Cinalli, Ayrton y Luciano Viollaz y Ciro y Lucas Pertossi, en su mayoría son hijos de familias tradicionales oriundas de la localidad de Zárate. Jóvenes “de buena familia”, que habrían recibido una “buena” educación, pero se dedicaban desde su adolescencia a ataques en grupo, como parte de su diversión. Lo mataron al grito de “es un negro de mierda, me lo voy a llevar de trofeo”.

Tras el crimen, como si nada, los asesinos fueron a comer hamburguesas. Luego se avisaban las novedades por whatsapp. Uno de ellos escribió “caducó”, cuando se enteró del fallecimiento de Fernando.

Se está evidenciando un nivel de ensañamiento que da escalofrío. Hasta quedó marcada la suela de la zapatilla de quien le pateó la cabeza a Fernando. ¡La suela marcada en la cara! Hasta lo reconoció su autor Thomsen. Fernando estaba inconsciente y siguieron pateándolo.

Las pruebas incriminatorias son contundentes. A pesar de ello la defensa trata de mostrar que fue una muerte común, fruto de una reyerta. Ya se tuvo que escuchar al abogado defensor decir con total desparpajo que la muerte de Fernando fue por culpa de un mal RCP (Reanimación Cardiopulmonar).

Thomsen declaró que fue una pelea entre borrachos. Quiere instalar que no tenía conciencia de lo que hacía. Si bien reconoció que fue el que tiró varias patadas, dijo que fue porque alguien previamente lo golpeó y no sabe a quién dirigió sus puntinazos salvajes. O sea, se puso de víctima. Todo con el objetivo de simular que hubo un homicidio en riña, que tiene una pena máxima de 6 años de prisión.

No se trata de una simple pelea como ocurre en cualquier barrio, como dijo el fundador del Club Náutico Arsenal de Zárate (“la hubo, hay y habrá siempre”), o un “accidente” protagonizado por jóvenes “que no son asesinos”. El salvaje hecho ha dejado en evidencia el brutal machismo y uso de la violencia extrema como forma de legitimar una supuesta posición de dominación, supremacista, para lograr la aniquilación del otro, en un sistema capitalista y patriarcal degradante.

Por otra parte, ¿el municipio no ha tenido ninguna responsabilidad? ¿Y la seguridad privada, patovicas y policías que tienen que resguardar la vida de les pibes? Claro que sí tienen responsabilidad por la cual tendrían que responder. Pero las mal denominadas “fuerzas de seguridad” son las que ordenan “no meterse” para no afectar las ganancias del patrón. Los negocios de los denominados empresarios de la noche, que protegen los distintos gobiernos patronales de turno, parecen tener más importancia. Los empresarios, el gobierno y la policía no se preocupan por la seguridad de la juventud que sale a divertirse, solo les importa resguardar el lucro privado.

Desde Izquierda Socialista nos volvemos a solidarizar con los padres de Fernando, su familia, amigas y amigos, y junto a ellos exigimos justicia, la única forma de reparar aunque sea en parte semejante crimen. La madre de Fernando dijo “no venimos por venganza, venimos por justicia”. La acompañamos. Justicia que se hará realidad con la prisión perpetua para los asesinos, mientras seguimos luchando contra este sistema capitalista que actúa como caldo de cultivo de estos hechos aberrantes.