Escribe Nahuel Céspedes, secretario general Sindicato de Prensa Bariloche
La Patagonia vuelve a ser noticia internacional por los voraces incendios forestales. Desde Navidad, las llamas avanzan rápidamente sobre la zona del lago Los Manzanos, cerca de Bariloche, y a metros de las viviendas en El Manso Inferior. El fuego consumió más de 10 mil hectáreas de bosque virgen, a pesar de la labor de los brigadistas que cada año cuentan con menos recursos y personal.
Simultáneamente, El Bolsón vive la peor tragedia de su historia. El incendio que se desató en el sendero del Cajón del Azul hace estragos. Cinco aviones hidrantes y cerca de 300 combatientes intentan extinguir los focos activos cercanos a las viviendas de Mallín Ahogado. Casas, animales, cultivos, más de un centenar de pobladores del lugar lo perdieron todo y debieron ser evacuados en el polideportivo municipal. Se estima que el fuego ya consumió más de 3 mil hectáreas. Lamentablemente, don Ángel Vargas, un antiguo poblador sordomudo de Mallín fue la primera víctima del fuego, quien se negó a ser evacuado cuando las llamas ingresaron a su vivienda.
Desde un primer momento, el gobernador Alberto Weretilneck (Juntos Somos Río Negro) se mostró “comprometido” con la causa. “No vamos a dejar a ningún rionegrino atrás”, afirmó. Sin embargo, la declaración de emergencia ígnea en Rio Negro sólo restringe encender fuego en lugares abiertos.
Un clásico: culpar al pueblo mapuche
Patricia Bullrich, luego de montar el circo mediático para desalojar el Lof Paillako, ante el incendio que se desató en la ciudad chubutense de Epuyén, junto al gobernador del PRO, Ignacio Torres, usaron la repetida coartada: culpar al pueblo mapuche del ataque incendiario. En sintonía con ellos, también el gobernador de Río Negro, afirmó que el incendio en Cajón del Azul fue intencional y que los peritos habrían encontrado una botella con combustible que era de los mapuches. Los mismos pueblos que luchan junto a las asambleas ambientalistas contra la ofensiva extractivista e inmobiliaria son a quienes intentan hacer cargar con el estigma social de “la mafia incendiaria”. La realidad es la opuesta: una parte de los incendios son generados por empresarios para luego lucrar con los terrenos sin el bosque. Una prueba: en El Bolsón se realizó un acto por el 99° aniversario, en el que Weretilneck condecoró como ciudadano ejemplar a Nicolás Van Ditmar, empresario inmobiliario y administrador de la estancia de Joe Lewis, el magnate que cercó el Lago Escondido.
Cabe destacar y con mayúscula, la inmensa cadena de solidaridad que se conformó desde el minuto uno. Instituciones, clubes, juntas vecinales, organizaciones políticas, sociales, deportivas, las donaciones de insumos, alimentos, ropa, medicamentos, comenzaron a llegar de diversos puntos de Río Negro para los damnificados y brigadistas. Desde médicos, veterinarios, artistas, psicólogos, hasta terapeutas de flores de bach, todos aportaron. Todos menos Javier Milei y su infame gabinete que se borró. Ni siquiera le dedicó un tweet. Por eso consideramos de suma urgencia la declaración de la emergencia ígnea en todo el país.