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Tercera ola: medidas de fondo para combatirla

Escribe Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop, miembro de Izquierda Socialista

Las cifras del ministerio de Salud de la Nación no dejan dudas sobre el crecimiento vertiginoso de los contagios de Covid-19: 34.000 contagios el 28 de diciembre, cuando a principios de octubre rozábamos apenas los 1.000. El crecimiento de infectados en los últimos catorce días fue de 295%, una cifra sin antecedentes en nuestro país. Es cierto que, finalmente y muchos meses después de lo que se hubiera podido, nuestro país ha logrado una alta tasa de vacunación (73% con dos dosis) que mitiga la agresividad viral, pero, aunque en menor proporción, la mortalidad por Covid-19 ha aumentado un 5% en el mismo período. Cuanto más afectados por el coronavirus haya, más pacientes complicados y más muertes habrá, aunque sea en menor proporción.

Estamos en pleno ascenso de la tercera ola en el país. La irracionalidad capitalista, manifestada en el monopolio de las patentes, ha impedido la producción de vacunas en cantidad suficiente para garantizar con rapidez la inmunización de la población mundial. Esto permitió el desarrollo de nuevas cepas de alta contagiosidad como la Delta y la Ómicron. Nuestra corriente internacional, la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) ha venido sosteniendo, junto con un amplio movimiento mundial, la liberación de las patentes para romper ese monopolio de las multinacionales farmacéuticas y poder producirla en todos los países que tengan la capacidad de hacerlo. Como en nuestro país, se demostró la capacidad de por lo menos dos laboratorios (mAbxience y Richmond) que pueden producir, fraccionar y envasar las vacunas para gran parte de América Latina.

El gobierno del Frente de Todos proclamó de hecho el fin de la pandemia

Desoyendo abiertamente los consejos de los científicos, el gobierno de Alberto Fernández, se lanzó por el camino de la liberación de restricciones y el levantamiento de las medidas de prevención. Decretó de hecho el fin de la pandemia. Se ha apresurado a quitar del presupuesto nacional y de los provinciales las partidas destinadas a combatir la pandemia y reducir el de salud. Tanta prisa se explica en la necesidad de cumplir las pautas del acuerdo, todavía no cerrado con el FMI.

Esta restricción presupuestaria llevó a dar de baja al personal de salud que se había incorporado de manera precaria durante la pandemia. En estas medidas, el gobierno nacional fue acompañado no solo por los gobernadores peronistas sino también por los mandatarios radicales y de Pro junto con centenares de intendentes de todo pelaje, quienes dejaron en la calle a miles de trabajadores y trabajadoras de salud que habían enfrentado los riesgos de la pandemia. Para esta tarea contaron con el apoyo inapreciable de la burocracia sindical que no movió un dedo en defensa de la estabilidad laboral tan justamente merecida. En el colmo del cinismo, el gobierno de Cambiemos de Larreta está llamando a concurso para cubrir centenares de cargos de enfermería, que apenas son un tercio de los que quedaron en la calle y sin reponer los faltantes históricos. Esta carencia de recurso humano es la explicación de fondo de la desesperación de usuarios que reaccionan violentamente hacia el personal de salud como pasó en el hospital Santojanni de la CABA.

Como el recurso humano, los insumos también se están agotando. El brusco crecimiento de la demanda de testeos ha llevado a la crisis del insumo. En estos días se llegó en muchos establecimientos al agotamiento de reactivos para la detección de antígeno, lo que hace las delicias de la medicina privada. Hoy se ofrece el análisis de antígeno a 4.000 pesos y el de PCR a 7.000. La industria farmacéutica privada, por su parte, se prepara para lanzar al mercado kits de reactivos de funcionamiento similar al Evatest. Estos insumos pueden, también, ser producidos a bajo costo íntegramente en los laboratorios estatales y entregarse gratuitamente al pueblo trabajador.

Se necesitan medidas de fondo para terminar con la pandemia

El gobierno peronista no toma las medidas necesarias para resolver este flagelo porque éstas lo llevarían a enfrentarse con la patronal, las multinacionales y las exigencias del FMI. Desde Izquierda Socialista decimos que es necesario tomar las medidas que centralicen todos los recursos para garantizar una respuesta unificada en todo el país y que al mismo tiempo sea igual para todos y todas. En primer lugar, es necesario completar la vacunación de toda la población. No se trata solo de citar y esperar que la gente se presente. Habrá que vacunar en los lugares de trabajo y en los domicilios. Al mismo tiempo desarrollar una campaña para informar y educar sobre la necesidad de la vacunación.

En segundo lugar, implantar los testeos masivos para rastreo y seguimiento del virus. Esto, además, permitirá retomar las medidas de aislamiento selectivo. Al mismo tiempo, deberán volver a aplicarse los protocolos en los lugares de trabajo y todas las medidas de bioseguridad que disminuyan la exposición al virus, como por ejemplo en los medios de transporte público. Licenciar a los trabajadores de riesgo y subsidiar a quienes el aislamiento impida desarrollar sus ocupaciones habituales, como cuentapropistas, trabajadores en negro y otros. En tercer lugar, habrá que restaurar el sistema de salud completando los planteles y retomar a todo el personal despedido afectado a la pandemia para poder encarar estas tareas con sueldos dignos y estabilidad laboral. En cuarto lugar, será necesario nacionalizar todo el sistema público y privado de salud para que todos los recursos humanos y tecnológicos sean centralizados por el estado nacional. Lo mismo con la producción de vacunas, reactivos y demás insumos médicos.

Para poder financiar este plan deberá hacerse lo contrario de lo que propone el gobierno peronista en materia de finanzas públicas. En lugar de ir creando reservas para pagar la deuda externa, habrá que dedicarlas a sostener estas medidas. En lugar de perdonar impuestos a las multinacionales y empresarios millonarios enriquecidos durante la pandemia, habrá que obligarlos a tributar a un fondo especial para proteger la salud del pueblo trabajador. Solo así, con un sistema de salud estatal, financiado por el Estado y controlado por usuarios y trabajadores se podrá garantizar una atención de excelencia para todas y todos.

 28/12/21