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La Plata, Berisso y Ensenada: castigados por el exceso de agua y su escasez

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Escribe José “Pepe” Rusconi

La Plata y su región es conocida por particularidades que la hacen especial e interesante pero, también hay otras que, desgraciadamente, son para lamentar. Nos referimos a las inundaciones. La más grave fue el 2 de abril del año 2013 que dejó, por lo menos, 89 víctimas fatales además de la terrible pérdida económica y afectiva que sufrimos los sobrevivientes.

Pero, como si fuera una broma macabra, también nos afecta la falta de este líquido vital para la vida. La escasez se agudiza cada vez más por la falta de suministro de agua de red que debería entregar la empresa ABSA en la cantidad y calidad adecuada. Esta empresa que pertenece en un 90% al Estado provincial siendo el 10% restante del sindicato (SOSBA) y que debe abastecer a 52 municipios de la provincia de Buenos Aires, no solo de agua, sino también de servicios cloacales, siempre fue blanco de quejas y denuncias por el creciente estado de abandono y falta de inversión que se viene dando año a año.

Este verano sufrimos por la falta de agua o por un suministro de color dudoso que se tornaba intomable. Fueron muchos los reclamos y las manifestaciones de protesta en los diferentes barrios de la región.
Desde la coordinadora regional BFS, levantamos ese reclamo y nuestra marcha pasó por las oficinas de esa empresa donde dejamos testimonio de las quejas con carteles y bidones con agua marrón.
Pero no solo se trata del agua de la red de ABSA, también se trata del agua de los arroyos que pasan por la ciudad y terminan en el Río de la Plata desde donde esta empresa toma el líquido que debería purificar y entregar como corresponde a los usuarios de la región.
Por ejemplo, el Arroyo Rodríguez ha sido motivo de grandes movilizaciones de protesta vecinal. En ellas los vecinos reclaman un “Arroyo Rodríguez limpio y vivo”. Hoy está contaminado por desechos del Frigorífico Gorina y de los country Gran Bell y Lomas de City Bell. Cabe destacar que en estos dos barrios cerrados viven empresarios y políticos como el Intendente de La Plata de Juntos por el Cambio Julio Garro y la funcionaria nacional Victoria Tolosa Paz del Frente de Todos.

Estas situaciones se solucionan con obras: desagües para el drenaje de la lluvia y espacios verdes para la absorción del exceso y prevención de las inundaciones; obras para remediar y evitar la contaminación del agua que necesitamos para el consumo; obras para reemplazar caños de distribución de agua potable a las viviendas; obras para que los desechos cloacales sean tratados como corresponde y no que los terminemos bebiendo.

Para esto necesitamos presupuesto, una nueva gestión en las empresas de servicios y que los organismos Estatales controlen que las empresas o los barrios privados inviertan en el cuidado del ambiente.
El presupuesto está, debemos direccionar los fondos públicos dejando de pagar la deuda externa y llevar ese dinero para satisfacer las necesidades populares: trabajo, salud, vivienda, educación. En relación a ABSA, debe seguir siendo estatal pero debe contemplar la participación de sus trabajadores y usuarios en la gestión de la misma. Nadie más interesado en brindar un servicio como derecho humano a la población que sus mismos trabajadores y los que necesitamos el agua con la calidad necesaria para usarla todos los días. Por otro lado las instituciones de control como el Organismo Provincial de Desarrollo Sustentable (OPDS), la Autoridad del Agua y los Municipios deben obligar a las industrias y a la especulación inmobiliaria a que traten sus desechos para que no se vulneren los derechos.
Estos cambios los obtendremos a partir de la movilización y de la organización independiente de los propios vecinos. No caigamos en los cantos de sirena de gobiernos provinciales y municipales que sólo priorizan los intereses empresariales, de los bancos y de la especulación inmobiliaria.