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Exigimos la suspensión de las patentes sobre vacunas

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Escribe José Castillo

En medio de la pandemia del coronavirus el capitalismo imperialista ha mostrado, una vez más, su verdadera cara: la búsqueda insaciable de ganancias a costa, en este caso, de la vida de millones de personas en el planeta. Los que más lo sufren una vez más, son los trabajadores y los pueblos sometidos del planeta.

Las principales empresas transnacionales farmacéuticas del mundo, las mismas que son responsables de innumerables casos de depredación ambiental, monopolizan las patentes de las vacunas contra el coronavirus. Esos pulpos internacionales, compitiendo entre ellos, han generado un verdadero colapso: el acceso a la vacunación, vital en estos momentos, es un problema en prácticamente todos los países de todos los continentes. Se han firmado contratos por miles de millones de dólares, con cláusulas leoninas a favor de las farmacéuticas (como la que se acaba de conocer entre Pfizer y el gobierno de Brasil) y aún así estas multinacionales, abusando de su poder monopólico, no entregan las dosis en tiempo y forma, generando colapsos sanitarios en muchísimos países.

Muchos países, a partir de su tecnología propia, hoy están en condiciones de producir sus propias vacunas. Pero no pueden hacerlo, ya que las multinacionales farmacéuticas tienen la “propiedad privada” sobre las patentes y no lo permiten. La Organización Mundial de la Salud, países como Sudáfrica e India e innumerables personalidades se han pronunciado por la suspensión de las patentes sobre vacunas y otros medicamentos vitales para el tratamiento del Covid 19. Incluso se ha llevado el caso ante la Organización Mundial de Comercio. Por supuesto, el imperialismo yanqui, junto con los propios pulpos transnacionales, son los primeros en oponerse.

El caso argentino: las vacunas están en Garín

En nuestro país, el empresario Hugo Sigman, amigo del presidente Alberto Fernández, con su empresa mAbxience, está produciendo vacunas en la ciudad de Garín. Ya se han producido millones de dosis, lo que demuestra que nuestro país forma parte de aquellos que tiene el conocimiento y la tecnología para hacerlo. Pero las vacunas son “propiedad” de la multinacional AstraZeneca, y enviadas a los Estados Unidos. Con la excusa de que el proceso final, que incluye el envasado en vidrio, se hace en ese país. ¡Cómo si nuestro país no contara con varias empresas y laboratorios que pueden realizar y supervisar ese paso!

No hay excusas: el único motivo por el que las vacunas no quedan en el país, donde podrían haber solucionado ya la crisis vacunatoria, es la defensa de la “propiedad privada” de la patente de AstraZeneca.
¡No a las patentes! ¡Que las vacunas queden en el país!

Desde Ambiente en Lucha nos sumamos a la campaña internacional por la suspensión de las patentes que viene llevando adelante la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores - Cuarta Internacional (UIT-CI). Y también a la exigencia que,lanzada desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, plantea la incautación de las vacunas producidas en Garín y la intervención de la empresa para que sean utilizadas en inmunizar ya mismo a toda la población de riesgo de nuestro país. Por eso el 14 de abril, día en que la Organización Mundial de Comercio se reúne para debatir el tema, nos sumamos a la Jornada Internacional por No a las patentes y vacunas para todas y todos.

La lucha contra las patentes y las transnacionales involucradas (y sus socios locales) es estratégica en pelea por la defensa del ambiente. Son los mismos que, con sus fórmulas secretas, envenenan poblaciones, cursos de agua, liquidan biodiversidad, contribuyen al calentamiento global, todo bajo el altar de la sacrosanta propiedad privada capitalista y sus ganancias. Desde Ambiente en Lucha sostenemos que la defensa del ambiente, de nuestra casa común, está estrecha e íntimamente asociada a la pelea contra el capitalismo imperialista, por otro sistema, sin explotación ni opresión y que plantee una relación armónica entre los seres humanos y la naturaleza: el socialismo.