Apr 19, 2024 Last Updated 6:17 PM, Apr 19, 2024

Escribe Alejandro Antón

En concordancia con las movilizaciones en Brasil contra el candidato a presidente Jair Bolsonaro, el sábado pasado realizamos actos frente a la embajada de Brasil en Buenos Aires, en Córdoba y en Rosario. En Brasil el repudio se hizo sentir en San Pablo, Río de Janeiro, Mina Gerais, Fortaleza, Porto Alegre, Belo Horizonte, Brasilia y otras ciudades.

En el acto en Buenos Aires fueron oradores los dirigentes del Frente de Izquierda Juan Carlos Giordano por Izquierda Socialista, Myriam Bregman por el PTS, y Romina del Plá por el Partido Obrero. También hubo saludos del Nuevo MAS y de residentes brasileños en la Argentina.
Giordano, diputado nacional electo, señaló: “Repudiamos al ex capitán Bolsonaro por neofascista, derechista, racista, apoyado por militares y cultos evangélicos, que busca gobernar para los grandes capitalistas y los bancos, aplicando el ajuste del imperialismo y las multinacionales, privatizando y atacando aún más a la clase obrera. También saludamos que coincidamos en el FIT con el voto crítico al PT, sin que eso implique ningún apoyo a su política”.

Y continuó: “¿Por qué surgen estos personajes nefastos? Ante la tremenda crisis social y política en Brasil millones de sectores populares y trabajadores, desesperados y confundidos, votaron equivocadamente a un supuesto salvador. El caldo de cultivo hay que buscarlo en la decepción con los partidos tradicionales y sus gobiernos, en los planes de ajuste y corrupción y en especial, viendo los trece años del gobierno del PT. Por eso el FIT dice correctamente: ‘La política del PT -gobernar para las multinacionales, Odebrecht, los bancos, el agronegocio y los pagos puntuales de la deuda externa- le abrió las puertas al ascenso de la ultraderecha encarnada en Bolsonaro’”.

Giordano cerró categóricamente citando a los compañeros de la CST, sección brasilera de la UIT-CI: “Estamos convencidos de que solo la lucha de los trabajadores, las mujeres y la juventud es garantía. Llamamos a la más amplia unidad para derrotar en las calles y en las urnas a Bolsonaro y su política. Por una salida de fondo, opuesta a la del PT, de convivir con los capitalistas, que expropie a las multinacionales, deje de pagar la deuda, nacionalice la banca y conquiste un gobierno de los trabajadores y la izquierda”.

Escribe Juan Carlos Giordano

Se reveló lo que veníamos denunciando desde Izquierda Socialista. El kirchnerismo, en caso de ser gobierno, mantendría el pacto con el FMI firmado por Macri. Lo reconoce La Cámpora en un documento emitido recientemente.
“Denunciar y renegociar el acuerdo con el FMI […] redeterminar un plan de pago de la deuda ingresada […]”, dice la agrupación comandada por Máximo Kirchner (agencia Paco Urondo, 14/9), quien el viernes pasado habló en un acto en Ituzaingó. 

La Cámpora propone reformular los pagos, pero eso es “más de lo mismo”. Es lo que podría hacer el propio gobierno de Macri en caso de que no pueda pagar más. Renegociar es volver a hacer otro acuerdo con el FMI que, como ya sabemos, implicará nuevos ajustes y entrega. No hay “pactos buenos” con ese organismo explotador.

A su vez, La Cámpora dice que está por “promover una política de desendeudamiento coordinada con los países periféricos […] sobre los principios básicos de reestructuración de deudas soberanas”. O sea, el kirchnerismo insiste en una política de pagos de la deuda (el verso del “desendeudamiento”), la cual ya fracasó en el gobierno anterior. Néstor y Cristina Kirchner pagaron 200.000 millones de dólares en sus doce años de gobierno mientras la Argentina siguió en la pobreza y millones viviendo con planes sociales de indigencia.
¿Cómo vamos a salir del hundimiento al que nos lleva Macri renegociando con el FMI y pagando una deuda ilegítima y fraudulenta al servicio de los usureros internacionales? Imposible. Por eso decimos que el kirchnerismo no es alternativa para el pueblo trabajador y la juventud.

Escribe Juan Carlos Giordano Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT

El comienzo del juicio se celebró con una gran alegría. “Con lucha logramos el inicio del juicio. Es un día histórico. Ahora queremos justicia”, se escuchó decir entre los presentes. El valiente testimonio de Carmen Metrovich (ver recuadro) fue ovacionado. En sus palabras finales vociferó: “No vamos a parar hasta lograr justicia. ¡Ana María presente!”. Fueron años de lucha de la Comisión de Familiares y Amigos de Ana María. La Sala del Tribunal Nº 2 de San Martín se llenó de luchadores. Hay que redoblar el apoyo para que los militares y policías asesinos que la secuestraron y asesinaron vayan a cárcel común.

Se inició el juicio. Es el primero que tiene de imputados a militares genocidas de Campo de Mayo por una víctima en particular, militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), nuestro partido antecesor. Todos los juicios son importantes, pero éste tenía esa connotación especial para aquellos que reivindicamos a nuestros caídos en lucha contra la dictadura y la Triple A de los años 70.
En la sala estaban presentes los miembros de la Comisión Ana María Martínez, la cual integra Izquierda Socialista junto con otras organizaciones, luchadores, dirigentes de izquierda y familiares en lucha por los derechos humanos. También fueron alumnos de un colegio de Tigre.
Los jueces tomaron nota de una sala colmada con decenas de luchadores que acompañaron a los testigos de la querella y a los abogados encabezados por Pablo Llonto y los de la Comisión para la Memoria de la provincia de Buenos Aires, entre otros.

¡Ana María presente!

Ana María fue militante del glorioso PST. Fue secuestrada el 4 de febrero de 1982, hace 36 años, cuando tenía 31 años de edad y estaba embarazada de dos meses y medio. La esperaba un grupo de tareas en su domicilio de Villa de Mayo, en un Falcon verde. Apareció su cuerpo el 11 de febrero acribillado y enterrado en cercanías de Dique Luján.
Ana María era una obrera fabril de la autopartista DEA (Smata), de Vicente López. El día 5 de febrero, el inmediato posterior a su secuestro, iba a cobrar la primera quincena como trabajadora metalúrgica.
Ana María había huido de Mar del Plata, cuando ya era militante del PST, donde su casa fue allanada y ya habían hecho desaparecer a varios militantes de nuestro partido. Se radicó en zona norte de la provincia de Buenos Aires destacándose por apoyar las luchas, en especial la de los bancarios con la antiburocrática agrupación Lista 3 Verde.
En el secuestro y asesinato de Ana María hubo una participación directa de la División de Inteligencia Bonaerense (Dippba). Ana María fue fotografiada en una marcha de bancarios y un servicio de inteligencia se infiltró en sus actividades.
El Falcon verde en el que se la llevaron, hacía días que estacionaba cerca de su domicilio. Una testigo le dijo a Carmen que fue el propio Luis Patti quien participó del operativo y la introdujo en el auto. También estuvo la policía de la zona, todo con la complicidad de los mandos militares de Campo de Mayo.

Hechos aberrantes

Concurrieron a la audiencia los dos genocidas acusados. Uno es el ex general de brigada Jorge Norberto Apa, ex jefe del Destacamento 201 de Inteligencia. El otro es el ex teniente coronel Raúl Guillermo Pascual Muñoz, exjefe de Departamento de Personal G1. Ambos prestaban “servicios” en el Estado Mayor del Comando de Institutos Militares con base en Campo de Mayo.
Apa y Muñoz se negaron a declarar. Pero se leyeron sus descargos en otras instancias judiciales, donde no solo negaron el hecho, sino que alegaron canallescamente que el crimen de Ana María fue pasional, un delito común, un “problema de parejas”.
También se tuvo que escuchar a un médico policial que hizo el reconocimiento del cuerpo de Ana María, diciendo que no recordaba el hecho, aunque firmó un escrito con una declaración suya en 1982, donde afirmó que el cuerpo que examinó -luego confirmado que era el de Ana María- podía tratarse de “una prostituta”, porque se le encontró dinero entre sus ropas.
Todas estas barbaridades tuvieron que soportar y escuchar nuevamente los familiares, a décadas del hecho y tantos años de lucha contra la impunidad por parte de todos los gobiernos. Más cuando estos militares retirados no solo siguen cobrando sus sueldos, sino que por otros hechos aberrantes ya fueron condenados pero gozan del beneficio de la prisión domiciliaria.

¡Sigamos por castigo a los culpables!

Quedan varias audiencias. Valiosos testigos -algunos residen en otras provincias y otro va a venir desde Barcelona- van a seguir aportando pruebas para demostrar que Ana María fue asesinada como parte de un plan sistemático genocida al servicio de imponer un plan económico para el FMI y el imperialismo.
Desde la conformación en 2011, la comisión ha impulsado movilizaciones, actos, conferencias, aportando pruebas y testimonios, audiencias públicas en el Congreso, llevando la solidaridad a las luchas obreras, acompañando los reclamos de familiares y amigos de las víctimas de la dictadura militar. Ese es el camino por el que hay que seguir apostando para lograr justicia. La lucha de Ana María y del PST no fue en vano. Seguiremos por su camino, luchando por un gobierno de los trabajadores y el socialismo. Ana María, presente, ¡ahora y siempre!

 


11Carmen Metrovich: “Era una supermilitante”

“Era muy activa, una supermilitante. Eso motivó que los genocidas la mataran. Fue parte de la terrible persecución que le hicieron al PST”. Estas fueron algunas de las emotivas palabras de Carmen Metrovich, la primer testigo en declarar.
Carmen es cuñada de Ana María Martínez y hermana de José Metrovich, su compañero y también militante del PST. Carmen es la referente de la Comisión de Familiares y Amigos que se conformó en Zona Norte. En su brillante testimonio, fruto de la investigación que vino haciendo personalmente y como parte de la Comisión, brindó detalles impactantes a pesar de que los hechos ocurrieron hace más de tres décadas.
Carmen relató cómo era la vida de Ana María, su militancia cotidiana, y los sufrimientos diarios fruto de la represión y persecución.

 

 

 


Un fiscal salvado por PRO, Massa ¡y el kirchnerismo!

De las pruebas recolectadas surge un nombre que hasta ahora viene gozando de una burda impunidad. Es el del fiscal general actual de Mar del Plata, Fernández Garello.
Este personaje fue subinspector de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) y está sindicado como responsable del asesinato de nuestra compañera y el secuestro y torturas de tres militantes comunistas.
Garello interrogaba y formaba parte del grupo de espías de la bonaerense que efectuaba tareas de inteligencia sobre la militancia y el sindicalismo de zona norte.
En los años ´90, Garello fue procesado por fraude al IOMA Mar del Plata y supo acomodarse en los estratos judiciales de la mano de Duhalde. El actual fiscal también es parte del aparato judicial que protege el accionar policial, sus negocios y el narcotráfico.
A Garello se le pidió el juicio político. Pero en un escandaloso pacto de impunidad entre Cambiemos, el massismo y el kirchnerismo, se archivó el pedido de destitución.
La Legislatura bonaerense fue el escenario donde, luego de nueves meses de constituido el tribunal para enjuiciarlo -y con un pedido de informes presentado por nuestra diputada Mónica Schlotthauer, que nunca se contestó- en tiempo récord los legisladores de Macri y Vidal y el Frente Renovador de Massa acordaron con el tribunal no hacer lugar al juicio político. El kirchnerismo, integrante del jury, no se hizo presente en la sesión. ¡Repudiable!

 

Escribe Juan Carlos Giordano, Diputado nacional Izquierda Socialista/FIT

Ante la debacle de Macri es lógico que sectores de trabajadores se pregunten o directamente afirmen que “antes estábamos bien”. ¿Es cierto que estaban bien con Cristina? ¿Es cierto que en caso de ser gobierno, el peronismo kirchnerista va a terminar con los males de Macri?

El impacto de los actuales tarifazos, el robo salarial o el pacto mafioso con el FMI han llevado a que se compare a este gobierno con el anterior. Quienes recuerdan la implementación de la asignación por hijo, las jubilaciones para las amas de casa o el crecimiento parcial del consumo popular en los doce años del gobierno anterior se hacen legítimamente ese interrogante.

Desde Izquierda Socialista reconocemos que bajo los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner se dieron algunas concesiones y se lograron conquistas populares importantes, aunque parciales. Pero consideramos que esto se debió, en primer lugar, a que el gobierno estuvo obligado a otorgarlas para intentar apagar las cenizas del Argentinazo. Por ejemplo, si por muchos años el transporte o las tarifas de la luz o el gas no subieron en Capital y provincia de Buenos Aires, fue por la rebelión de 2001 al grito de “que se vayan todos”, no fruto de un gobierno “nacional y popular” que, además, siempre se negó a reestatizar esas empresas privatizadas.

A su vez, esas conquistas parciales fueron arrancadas por grandes luchas. También se dieron porque había plata por una coyuntura económica favorable para la Argentina por los altos precios de las materias primas, en especial la soja.

Los trabajadores no la pasaron bien con el gobierno anterior

Los docentes tuvieron que hacer grandes huelgas para defender su salario y la educación pública (ver columna). Lo mismo vale para el conjunto de los trabajadores. En las paritarias el gobierno kirchnerista alentó junto con las patronales los techos salariales y aumentos a la baja. El propio Kicillof se negó varias veces a homologar aumentos superiores al techo salarial.

En el gobierno anterior hubo varios paros generales a los que Cristina tildó de “golpistas” y “destituyentes”. Paros que no fueron solo contra el impuesto a las ganancias sobre el salario, como dicen ahora algunos sectores kirchneristas, sino por la situación más general de pérdida del poder adquisitivo y del nivel de vida.

Siempre el kirchnerismo tapó esto. En 2007 intervino el Indec con la patota de Guillermo Moreno para encubrir los datos sociales que ya estaban en decadencia. Aníbal Fernández llegó a decir que en la Argentina “había menos pobres que en Alemania”. Y los puestos de trabajo que se lograron en la gran mayoría fueron precarizados, subiendo el empleo en negro a 42%.

Recordemos cuando la propia Cristina Kirchner vetó el 82% móvil a los jubilados mientras usaba la plata de la Anses para dar créditos a las multinacionales, como General Motors, o directamente para pagar la deuda externa en desmedro del gasto social.

Quienes sí hicieron grandes ganancias con el kirchnerismo fueron los bancos, las mineras como la Barrick, las petroleras como Repsol, los grandes empresarios y los pools de siembra. También Lázaro Báez, Cristóbal López y compañía, a quienes se los llamó “empresarios nacionales”. Hasta la misma Cristina reconoció que a la plata “se la llevan en pala”. Lo mismo pasó con los usureros internacionales, que embolsaron 200.000 millones de dólares por los pagos de la deuda.

El kirchnerismo perdió las elecciones porque no aplicó medidas de fondo

El kirchnerismo terminó perdiendo las elecciones llegándose al extremo de que importantes sectores populares votaran a la centroderecha de Macri. Esto fue culpa del gobierno anterior, no de las masas como alegan sectores kirchneristas. Intentan ocultar que el “voto castigo” al candidato de Cristina Daniel Scioli, fue por la continuidad de la pobreza, los bajos salarios, la inflación y la corrupción, no por un giro a la derecha.

La derrota kirchnerista obedeció a que en su gobierno nunca se combatieron los males del capitalismo. La frase pregonada por Cristina, “si les va bien a los empresarios les va a ir bien a los trabajadores” se reveló como una gran trampa. Esa fue la estrategia del kirchnerismo, no “combatir a las corporaciones” o “redistribuir la riqueza” como decía.

Nunca el kirchnerismo tocó los intereses de los grandes grupos económicos. La estructura capitalista semicolonial se mantuvo intacta, lo mismo que la extranjerización y concentración de la economía que venían de décadas pasadas. Se mantuvieron las privatizaciones, nunca el kirchnerismo estatizó 100% a YPF ni nacionalizó el petróleo y el gas. Tampoco los ferrocarriles, las empresas de electricidad, los teléfonos y otros sectores estratégicos. Y pagó puntualmente la deuda externa, con el falso argumento de que nos estábamos desendeudando.

Es decir, el gobierno peronistakirchnerista usó enormes recursos para subsidiar millonariamente a las empresas privatizadas y esencialmente para pagar la deuda externa, no para combatir los graves problemas estructurales.

¿Qué pasará si gana el kirchnerismo?

Los compañeros que afirman que “antes estábamos mejor” podrán creer que con un futuro gobierno peronista kirchnerista se podrán revertir el hambre, la pobreza, el desempleo o sacar al país adelante. Pero les decimos que le pregunten a los propios candidatos K qué medidas van a tomar si son gobierno. ¿Van a dejar de pagar la deuda? Kicillof dice que no. ¿Van a desconocer el pacto con el FMI? Agustín Rossi también dijo que no. ¿Cómo van a aumentar los salarios, las jubilaciones o dar trabajo genuino si no se deja de pagar la deuda y no se toca a los de arriba? ¿Cómo van a  combatir los males que profundizó Macri si no van a reestatizar las privatizadas o nacionalizar la banca y el comercio exterior? Es imposible entonces que el kirchnerismo sea alternativa para el pueblo trabajador.

No alcanza con despotricar contra Macri, sino que hay que postular medidas de fondo para que la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores, como planteamos desde la izquierda.

Llamamos a debatir sobre cuál debe ser la salida para combatir el caos social de Macri y el FMI, si es lo que propone el peronismo kirchnerista o la que levantamos desde el Frente de Izquierda. 


Frase célebre: “Los docentes son vagos”

Cristina siempre culpó a los maestros del desastre educativo. Al mejor estilo Vidal, varias veces dijo:“tienen tres meses de vacaciones, trabajan cuatro horas y no se capacitan”. También sostuvo que la educación privada crece por los paros docentes, cuando las estadísticas oficiales lo desmienten. Neuquén, por ejemplo, es la provincia donde más paros hubo en defensa de la educación y tiene 90% de la matrícula pública, la más alta del país.

Esto fue para encubrir que el gobierno financió a las empresas privadas de la educación y a las iglesias que están en el negocio financiado por el Estado y compiten con la escuela pública. La provincia de Buenos Aires, con el gobernador Scioli, llegó a tener el 45% de la matrícula privada, casi alcanzando a Chile, el paradigma de la privatización. Cristina dijo que su gobierno es el que más invirtió en educación. Una gran mentira, porque desde los años ´90 el financiamiento está centralmente en manos de las provincias. El presupuesto nacional fue siempre mínimo (5% promedio, lejos del 25% recomendado por la Unesco). Y el estado de las escuelas públicas fue deplorable, igual que ahora, siendo los docentes junto con los padres quienes las pintan, las arreglan y compran los vidrios.

El nivel educativo y la escuela pública cayeron en picada en la era K mientras avanzaron la privatización y los ataques a los salarios y a los derechos de los docentes. Nada para rescatar.


CFK y el derecho al aborto

La actual senadora -que apoyó la media sanción del aborto legal diciendo que la convencieron “las miles y miles de chicas que se volcaron a las calles”- negó ese derecho fundamental para las mujeres cuando fue gobierno.

Cristina dice que “amplió los derechos”. Pero no puede explicar por qué, teniendo amplia mayoría en ambas Cámaras, nunca aprobó la ley que presentó la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en cinco oportunidades durante su gobierno. ¿Cuántas muertes se hubieran evitado en caso de haber existido el aborto legal?

Escribe Juan Carlos Giordano Diputado nacional Izquierda Socialista/FIT

El nuevo pacto con el FMI no es solo más ajuste para el pueblo trabajador sino también más entrega, sometimiento y dependencia. Un avance en la colonización del país. La Argentina va a ser obligada a entregar todo el esfuerzo de millones de trabajadores para pagar una deuda perpetua que desangra a las presentes generaciones e hipoteca a las futuras. Hay que repudiar este pacto y seguir luchando por el no pago de la deuda y la segunda independencia.

Que la titular del FMI Christine Lagarde se haya dirigido desde Estados Unidos en conferencia de prensa junto al rastrero ministro de Economía, Nicolás Dujovne, hablando en otro idioma para anunciar el nuevo acuerdo con la Argentina, muestra a las claras el grado de sometimiento al que nos está llevando el gobierno de Macri con estos representantes de organismos internacionales explotadores y chupasangre. Muchos dijeron “Lagarde oficia de presidenta de los argentinos”. Si a esto le sumamos que Macri bailó la noche anterior en Nueva York con la vicedirectora ejecutiva de la fundación imperialista Atlantic Council en medio del brutal ajuste y de un nuevo paro general, confirma que este gobierno se abraza a los usureros y desprecia a millones de trabajadores.
Macri pasó a ser un títere directo del FMI y representante de los capitales extranjeros, las multinacionales, bancos y países imperialistas para aplicar un plan de ajuste y saqueo jamás visto.

Lagarde y Dujovne dijeron que el acuerdo “es para proteger a los más vulnerables”. ¿Se puede ser tan cínico e hipócrita? Al otro día Macri tuvo que reconocer que volvió a aumentar la pobreza (a casi 50% en provincias como Santiago del Estero). Ya antes había subido la desocupación (en la Argentina hay 7 millones de personas con problemas de empleo) y al mismo tiempo que crece el ajuste, aumentan minuto a minuto los fondos que se van del país para pagar una deuda externa usurera, ilegítima y fraudulenta. Y como esa deuda sideral corre el riesgo de que en algún momento la Argentina no la pueda pagar, el FMI presta plata para garantizar esos pagos, no para salud, trabajo o reactivar la economía. Esa es la pura realidad.

El único objetivo del acuerdo es garantizar plata para los especuladores y traficantes con el dólar, pagos de la deuda y apuntalar a un gobierno para las elecciones. Los adelantos de los desembolsos para 2018 y 2019 previstos originariamente para años venideros tienen ese objetivo.
Está en juego la “gobernabilidad” de Macri y también el “prestigio” del FMI y Lagarde, quien se postula para presidir el Banco Central Europeo y ser presidenciable en Francia. Donald Trump también apoyó el préstamo. Saben que una crisis mayor en la Argentina puede ser un efecto contagio hacia otros países que se están rebelando contra los dictados del FMI. Brasil está en una crisis terminal, Nicaragua se sublevó contra el robo jubilatorio del FMI aplicado por el sandinista Ortega, en Haití pasó lo mismo. También en la “estable” Jordania. Y Costa Rica está en huelga general contra las recetas fondomonetaristas.

Ningún país del mundo salió adelante con los ajustes del FMI. Al revés, donde se aplicaron hubo tarifazos, robo salarial y pagos de la deuda y duras respuestas de lucha obreras y populares. El “déficit cero” de Macri-Lagarde es la vieja cantinela para atacar con salvajes planes de ajuste a los pueblos del mundo, de los que no se salva nadie. Grecia fue hipotecada hasta 2060 con ajustes brutales, endeudamiento serial y “cambios estructurales” que atacan viejas conquistas obreras.

No pago y segunda independencia

El capitalismo imperialista en su fase terminal es solo hambre, pobreza, explotación y nuevas cadenas de opresión sobre países como el nuestro que, de la mano de Macri, nos está llevando a un mayor sometimiento, caos social y nuevas crisis económicas que se las endosarán al pueblo trabajador si no se le para la mano.

Macri no hace más que seguir adelante lo que ya hicieron otros gobiernos, como el peronista de Menem (apoyado por el kirchnerismo), con la famosa frase “relaciones carnales” con el imperialismo. La Argentina en los años ‘90 perdió todo el patrimonio nacional con el remate de las estratégicas empresas del Estado mientras la deuda creció al doble. Luego vino más ajuste en 2001. En los doce años kirchneristas se siguió pagando la deuda externa y nunca se recuperaron las privatizadas. Y ahora se vuelve a dar una nueva vuelta de tuerca con Macri.
Izquierda Socialista propone desconocer este nuevo pacto con el FMI, el no pago de la deuda, pelear por la segunda independencia y un frente de países deudores latinoamericanos. Y lucha por un gobierno de los trabajadores y el pueblo que nos libere de las cadenas coloniales capitalistas en camino al socialismo, tomando otras medidas de fondo como la nacionalización de la banca y la reestatización de las privatizadas. En pleno siglo XXI es una de las grandes tareas de nuestro pueblo.

Mientras damos esta pelea, llamamos a los trabajadores y al pueblo a enfrentar este nuevo pacto de ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores exigiendo el nuevo paro de 48 horas para derrotarlo ahora y no esperar a 2019 como plantea el peronismo, incluido el kirchnerismo.

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