¿Para qué se reunió la CGT con Alberto Fernández?: No al pacto social

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no al pacto socialEl viernes pasado se realizó un plenario de secretarios generales de la CGT, que recibió la visita de Alberto Fernández. El presidente electo les prometió que “la CGT va a ser parte del gobierno”. En realidad, la reunión se hizo para asegurar que la burocracia sindical cegetista será oficialista, garantizando vía el pacto social que la clase trabajadora no salga a pelear por la recuperación de sus salarios.

Escribe Guido Poletti

La “foto” fue en el tradicional salón Felipe Vallese del edificio de la CGT. Allí se hicieron presentes prácticamente la totalidad de los dirigentes sindicales de los distintos gremios que componen la central obrera. Estuvieron los dos secretarios generales, Héctor Daer y Carlos Acuña, junto a Hugo Moyano (camioneros), Antonio Caló (metalúrgicos), Sergio Sassia (Unión Ferroviaria), Omar Maturano (La Fraternidad), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Ramón Ayala (Uatre), Sergio Palazzo (bancarios), Andrés Rodríguez (UPCN), Armando Cavalieri (comercio), Roberto Fernández (UTA), y Amadeo Genta (municipales), entre otros. Salvo el sector de Luis Barrionuevo, todas los otros agrupamientos en que se encuentra dividida la burocracia sindical se hicieron presentes. Era la primera vez que Alberto Fernández pisaba el edificio de la CGT. La reunión, de hecho, no fue ningún “plenario obrero” para discutir nada. Apenas si se permitieron dos discursos introductorios de Daer y Acuña, para pasar enseguida a escuchar a Alberto Fernández.

Ahí el presidente electo formuló la frase de que “la CGT va a ser parte del gobierno”. ¿A qué se estaba refiriendo exactamente? Por supuesto no a que quiénes van a gobernar serán los trabajadores. Pero tampoco se planteó resolver ninguno de los problemas acuciantes que hoy aquejan a nuestra clase. No se habló de dar un aumento de emergencia a salarios y jubilaciones para recuperar lo perdido por la inflación. Tampoco de prohibir suspensiones y despidos. Mucho menos de retrotraer los tarifazos. Entonces, además de agradecer a “Cristina Kirchner, que hizo posible la unidad del peronismo para ganar”, ¿a qué se refirió en concreto Alberto Fernández?

¿Para qué sirve el pacto social?

El presidente electo dijo: “En este edificio vivieron grandes hombres del sindicalismo. Saúl Ubaldini tenía acá un lugar donde vivir. Y un enorme dirigente que tuvo la CGT, que se llamó José Ignacio Rucci. Gran motor de la vuelta de Perón a la Argentina y de la llegada de Perón al gobierno nuevamente. Acá fue donde Perón llamó a un pacto social”. Es que este es el caballito de batalla de Fernández. El gran eje de su política, que supuestamente resolvería todo, es el llamado a un nuevo pacto social. Y acá está el lugar destinado a la burocracia sindical que se hizo presente masivamente en la reunión.

Se trata de juntar a la dirigencia sindical con los empresarios (para esto Fernández ya tiene comprometida a la UIA), sumar a los movimientos sociales afines, todo bendecido por la Iglesia Católica. En esa reunión se negociaría algún “congelamiento” de precios y salarios. En concreto, los empresarios, que por eso se están adelantando y aumentando todo en estos días, garantizarían que durante un plazo determinado habría una canasta de bienes que se mantendrían sin aumentar. A cambio de eso, los trabajadores también deberían comprometerse por idéntico plazo a “congelar” sus salarios. Esto quiere decir a no salir a pelear aumentos en paritarias ni, mucho menos, pedir recomposiciones por el más de 25% del poder adquisitivo perdido en estos años. Por supuesto que todo eso será dibujado con algún aumento por única vez, bono, o pago a cuenta, que no cubrirá ni de lejos lo perdido.

A la burocracia sindical, presente el viernes en la CGT, le tocará un rol fundamental: ser los firmantes del pacto “en nombre de la clase trabajadora” y los garantes de que la base no se desborde reclamando nada por fuera del acuerdo.

Qué rol jugará la burocracia en dicha negociación ya la podemos imaginar por adelantado a partir de las propias declaraciones de sus miembros más importantes. Desde un Yasky diciendo que “le parecía bien” que se congelaran los salarios, pasando por un Daer que sostuvo que bajo ningún concepto se pediría un 35%, un Andrés Rodríguez que afirma que ni siquiera pedirá un bono de fin de año o un Caló que explica que “si le dieron tregua a Macri, cómo no lo van a hacer con Alberto Fernández”. Ninguno, como vemos, es garantía alguna de que van a defender los intereses de los trabajadores.

No fue casual la mención de Alberto Fernández a Rucci y el pacto social de 1973. Es que ese acuerdo es mostrado como el gran “ejemplo” a seguir. Vale recordar cómo terminó dicho pacto: tras dos años donde los trabajadores fueron perdiendo sistemáticamente el poder adquisitivo de sus salarios, todo terminó estallando en el “Rodrigazo” de 1975.

El pacto social no es, entonces, ninguna salida para los problemas más urgentes de la clase trabajadora. Por el contrario, se puede convertir en una trampa. Desde el sindicalismo combativo y la izquierda planteamos que tenemos que confiar en nuestras propias fuerzas, consultar y debatir con los compañeros en cada lugar de trabajo, llamar a asambleas, sacar pronunciamientos de los cuerpos de delegados, apuntando a un único objetivo: que la crisis no la paguemos los trabajadores, sino quienes la provocaron, las patronales, los banqueros y los acreedores de la deuda externa.