Cómo combatir la inseguridad

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COMO COMBATIR LA INSEGURIDADEscribe Claudio Funes

Los vecinos se organizan para enfrentar la delincuencia en Florencio Varela. El plan de ajuste de Macri produce marginación y es caldo de este drama social. No se acabará con ella con más policías y gatillo fácil.

 La Rotonda es un barrio ubicado en Florencio Varela, tiene 39 manzanas y 5.000 habitantes. En este suburbio, más de 240 vecinos se organizaron para combatir la delincuencia. Realizan los operativos de autodefensa a la hora que sea necesario y cada uno desempeña un rol. Los remiseros circulan con sus autos, se comunican por el celular y se ponen de acuerdo para ubicarse y vigilar las entradas del barrio. Las vecinas salen con palos de amasar, barras de hierro, gas pimienta o con lo que tengan a mano. Algunos lo hacen armados. Los que tienen motos o bicicletas recorren el barrio, otros lo hacen a pie. Si alguno se cruza con sospechosos, informa al grupo la calle por la que circulan y cómo están vestidos. El acceso al barrio desde la ruta 36, donde los trabajadores bajan del colectivo para caminar hasta sus hogares, es lugar donde se concentra la mayor cantidad de robos. Allí los vecinos están construyendo una garita. “Confío más en los remisereos, el almacenero y mis vecinas que en la policía. Acá hay pibes de 13 años que salen a buscar chorros”, cuenta una vecina.

La Rotonda es un barrio del conurbano bonaerense. Casas bajas, autos abandonados, calles oscuras, trabajadores con poco trabajo y negocios casi vacíos.

Macri, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, se jactan de combatir a la delincuencia. Pero solo se refieren al delito callejero (el de guante blanco, como los negociados de los grandes empresarios, goza de impunidad), perpetrado por las víctimas del plan económico de ajuste de este gobierno, que no para de empujar a amplios sectores de la población a la marginalidad. Esto se traduce en una sociedad que, con desparpajo, exhibe el contraste de ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres, que sobreviven sin justicia ni oportunidades, en malas condiciones habitacionales, sin salud ni educación. Es el caldo de cultivo para que muchos opten por la salida de jugarse la vida, dispuestos a acabar con la de otros. Por ello, cada vez serán más los que salgan a robar, incluso chicos, que dejarán la escuela para empuñar un arma.

Para Macri, la solución a este tremendo drama social del que él es el máximo responsable, es el despliegue de más fuerzas represivas, más gatillo fácil, más Chocobar, lo que incrementará la violencia e inseguridad.

Lo que hay que hacer es lo opuesto: para acabar con este flagelo, que castiga principalmente a los sectores populares, hay que luchar por otro plan económico que termine con el hambre, la pobreza, la desocupación y la marginalidad. Así se podrán sacar del delito a miles y miles que hoy no tienen futuro. También exigir que se desmantele el aparato represivo al servicio de las mafias y la corrupción; que el pueblo elija a los comisarios (con cargo revocable) y controle el accionar policial y por los legítimos derechos a la organización barrial para disuadir el delito y a la autodefensa de los vecinos. Como lo vienen haciendo en el barrio La Rotonda.