Lavagna no es salida

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lavagna no es salidaSe viene gestando en estos días la candidatura presidencial de Roberto Lavagna. Varios sectores empresariales ya la empiezan a mirar con buenos ojos, temerosos de la bronca creciente que sigue generando Macri.


Se intenta crear una imagen de un Lavagna progresista, exitoso en la economía, que habría hecho crecer a la Argentina en los tiempos del primer gobierno kirchnerista. La realidad es muy distinta.

Lavagna fue, efectivamente, ministro de Economía de Néstor Kirchner entre 2003 y 2005. En realidad, fue “heredado” por Kirchner, porque había comenzado con Duhalde. Lo más importante que hizo Lavagna en la gestión Kirchner fue volver a pagar la deuda a los pulpos acreedores que producto del argentinazo de 2001 había dejado de abonarse. Fue él quien realizó el llamado primer canje de deuda, garantizándole a los acreedores que entraron en él cotizaciones para los bonos de deuda muy por encima de lo nada que valían en el mercado, más otros privilegios como los cupones PBI (que hay que pagar aún hoy cada vez que la economía crece más que el 3%).

Pero Lavagna también tiene otros antecedentes. Estuvo en el equipo económico de Sorrouille, en la época de Alfonsín, cuando se implementó el plan Austral, uno de los tantos planes de ajuste contra los trabajadores a medida de los acreedores externos. Y, más atrás en el tiempo, estuvo con Gelbard en 1973, a cargo de la estratégica Dirección de Precios. En aquel momento se había implementado el llamado “pacto social”, por el que los trabajadores no tendrían aumentos paritarios a cambio de la promesa de que los empresarios no subirían los precios. Esto último, por supuesto, no se cumplió en absoluto. El responsable de que se respetara esta parte del pacto era, nada menos que el entonces joven Roberto Lavagna.

En un reportaje en un viejo libro biográfico, Lavagna se confiesa: “yo soy mucho menos progresista de lo que se me endilga”. En eso, sólo en eso, Lavagna dice la verdad.