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Los pecados del obispo
Hoy día los homosexuales ganan cada vez más terreno por sus derechos a casarse, a compartir los beneficios sociales en la pareja, a no ser perseguidos en sus trabajos, e incluso en la posibilidad de tener hijos. Estos inmensos y legítimos avances tienen un feroz enemigo en la Iglesia Católica. Según el Vaticano, los homosexuales son enfermos, que deben ser corregidos, reeducados, rechazados. Maccarone mentía. Públicamente, condenaba la homosexualidad. En secreto, mantenía una relación con un joven de su mismo sexo. Ante los fieles, aparentó respetar el celibato, y lo violó. Eso es la doble moral, característica del Vaticano y toda la jerarquía eclesiástica. No corresponde juzgar por homosexual a Maccarone. Hay que desenmascarar su falso discurso y el de su Iglesia, que lo lleva al colmo de tildar de víctima al ex obispo. Hay que exigir la separación de la Iglesia Católica del Estado. Respetamos todas las creencias religiosas, pero son sus fieles los que deben mantener su propio culto, comenzando por pagar los sueldos de todos sus obispos y sacerdotes. |
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