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10 de noviembre de 1945A 60 años de la fundación del Partido LaboristaMenos de un mes después de la histórica movilización del 17 de octubre de 1945, anunció su plataforma el Partido Laborista. Los dirigentes Cipriano Reyes (de la carne) y Luis Gay (telefónico) impulsaron el voto obrero que permitió el arrollador triunfo de la fórmula Perón-Quijano en febrero de 1946. Esta importante experiencia de un partido obrero independiente duró apenas un par de años, ya que Perón lo disolvió poco después.
El 17 de octubre tuvieron un papel decisivo en la movilización los sectores obreros más importantes de la zona sur del Gran Buenos Aires, entre ellos el de la carne. A la semana siguiente, unos 150 militantes de origen sindical se reunieron y eligieron el comité provisional del Partido Laborista, cuyo documento fundacional se tituló: “Por la emancipación de la clase laboriosa”. Integraban este grupo, entre otros, el telefónico Luis Gay, el dirigente de la carne Cipriano Reyes, los ferroviarios Monzalvo y Tejada, del espectáculo Manuel García, del vidrio Vicente Garófalo y el periodista Leandro Reynes. El 10 de noviembre los laboristas eligieron su comité directivo, aprobaron su carta orgánica y difundieron su plataforma. Surgía una nueva organización política, sin patrones, basada en los principales gremios y dirigentes obreros –agrupados en la CGT 1 y la Unión Sindical Argentina- que habían seguido a Perón en su acción desde la Secretaría de Trabajo. “Una nueva conciencia en marcha.” Así decía el cartel que el nuevo partido colgó en la puerta de su local en la Avenida 9 de Julio. Pese a su corta vida representó un hecho muy progresivo en la experiencia de la clase obrera. Tenía un programa difuso. Los dirigentes sindicales que lo encabezaron eran conciliadores, pero pretendían un reformismo independiente, un partido obrero nacionalista. Fue protagonista fundamental del triunfo electoral de Perón en febrero de 1946, y al mismo tiempo presentaba el desafío de organizar la independencia de clase. Todas sus autoridades o afiliados eran obreros, salvo su “primer afiliado”, el coronel Perón. Era el líder de mayor peso y prestigio en el Partido Laborista, pero no su máxima autoridad. Había en marcha un proyecto de independencia política respecto del gobierno y los patrones. En la elección de febrero de 1946 fue derrotada la coalición proyanqui de la Unión Democrática (la fórmula Tamborini-Mosca, 1.211.660 votos), organizada por el embajador Spruille Braden, los conservadores y radicales, que fue apoyada por los partidos socialista y comunista. La fórmula Perón-Quijano (1.478.372 votos) ganó con la clase obrera votando masivamente al Laborismo, que sacó el 85%. El pequeño 15% restante lo obtuvieron los sectores radicales properonistas (la Junta Renovadora de la UCR que llevaba a Quijano en la vicepresidencia) y el Partido Independiente, de los sectores conservadores (Cámpora, Visca y otros). La convención del PL impuso a Perón la candidatura del coronel Mercante como gobernador en Buenos Aires. Y los laboristas eran mayoría en la bancada de diputados. Pero con maniobras Perón dejó afuera a Gay de la candidatura al senado y la FOTIA tucumana tuvo que hacer una huelga para exigir el reconocimiento de su candidato electo al senado. Perón lo disolvió El proyecto de Perón era claro: un movimiento masivo, dirigido en forma vertical, totalmente antidemocrática, en el cual confluyeran los trabajadores, las mujeres y los patrones, dirigido por estos, y por él mismo en forma personal. Por eso las relaciones con el laborismo fueron siempre conflictivas. Luego del triunfo, en mayo, Perón ordenó la disolución de las tres fuerzas que apoyaron la fórmula ganadora. Esto ya estaba acordado con la Junta Renovadora y el Partido Independiente. El Partido Laborista desconoció la orden. Sus días estaban contados. El 17 de octubre de 1946 hubo dos celebraciones. La CGT convocó al acto con la presencia de Perón. El laborismo convocó a otro, minoritario pero importante. Reyes en su discurso rechazó que se festejase la fecha “con acento oficialista”. El avance de Perón quitaba rápidamente espacio para un partido obrero que, aunque lo apoyase y fuese reformista, pretendía mantener su independencia y no ser un títere o un empleado del gobierno. La mayor parte de los dirigentes sindicales se iban transformando rápidamente en funcionarios, actuaban disciplinadamente desde el parlamento o encabezaban gremios subsidiados o directamente intervenidos por el gobierno. Cipriano Reyes no lo aceptó. Llegaron a ofrecerle la presidencia de la Cámara de Diputados, y la rechazó, gritando “yo no sirvo para tocar la campanilla”. En enero de 1947 Perón ordenó desplazar a Gay de la conducción de la CGT. Por esos días se le cambió la denominación al partido gobernante: se llamaría Peronista. En las vísperas de las elecciones generales de 1948, en agosto, la justicia desconoció a Reyes como autoridad partidaria. En octubre, por una supuesta “conspiración” descubierta por Perón, Cipriano Reyes fue detenido y pasó siete años preso. Ya había sufrido un atentado en el cual murió su chofer y él perdió una pierna. Las pelea por la independencia de clase sigue en pie La consolidación del aparato totalitario del peronismo frenó el desarrollo incial que había ganado el Partido Laborista, ya que masivamente los obreros se volcaron al apoyo a Perón. Fue una experiencia breve pero extraordinaria, con la contradicción de ser un partido obrero que apoyó a un líder y un proyecto burgués, aunque fuese nacionalista. Por su parte, Perón fue consecuente con su carácter de clase. Por eso liquidó, en su surgimiento mismo, ese gran intento de organización política independiente de la clase obrera. Pasados sesenta años, ha sido reiteradas veces demostrado que no es posible la liberación nacional y social de la mano del peronismo y los patrones. |
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