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Los 52 días del Soviet de Petrogrado
Al calor de la huelga de octubre, el 13 a la noche, en el Instituto Tecnológico, se juntaron unos 30 o 40 delegados de fábricas de la capital, que lanzaron un llamado a la huelga general y a la elección de delegados (1 cada 500 obreros, aunque no se cumplía estrictamente). Fue una decisión unánime y rápida. Surgía el Soviet (Consejo) de Delegados Obreros, una organización que llegó a representar a más de la mitad de los obreros de Petrogrado (unos 220.000), e inició la formación de soviets en otras ciudades (por ejemplo, Moscú). El Soviet orientó el último tramo revolucionario en todo el país. En él actuaban democrática y unitariamente los partidos obreros (el POSDR - Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia- y los socialrevolucionarios), los delegados sin partido, sindicatos y también algunos delegados de profesionales como ingenieros, médicos, abogados, entre otros. Adquirió una tremenda autoridad. Sus órdenes e instrucciones eran obedecidas por las masas revolucionarias. Se lo denominaba popularmente el “gobierno proletario”. Publicó una decena de números de un periódico, Noticias (Izvestia), cuya edición era garantizada por tipógrafos armados que ocupaban para eso las grandes imprentas. Un abogado, Jrustalev (Jorge Nosar), fue nombrado presidente. Pero el principal animador de la política del Soviet (primero como vice y luego como presidente) era un joven dirigente del POSDR, que no pertenecía a ninguna de sus dos fracciones (mencheviques y bolcheviques). Había llegado clandestinamente desde Finlandia y se hacía llamar Ianovka. Su nombre era León Trotsky. (Ver recuadro) |
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