El Socialista

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Miguel Lamas

2005

El año negro de Bush

A comienzos del 2005, después de ganar las elecciones y en su segundo mandato, George Bush afirmaba que iba a aplastar la resistencia irakí, amenazó a Irán, Siria, Corea del Norte y Venezuela, anunciando además nuevos recortes en la seguridad social en su país. Pero hoy, a 12 meses, solo tiene un 36% de aprobación de su población, mientras la resistencia irakí y la rebelión de los pueblos del mundo es cada vez mayor.

La resistencia irakí derriba un helicoptero yanqui

La resistencia irakí derriba un helicoptero yanqui

“El futuro de nuestras fuerzas armadas está en peligro... y nuestras familias están al límite de su capacidad. Muchos dicen que el Ejército está quebrantado... los incidentes (ataques armados en Irak) han aumentado de 150 por semana a más de 700”. Estas palabras, pronunciadas por el senador demócrata John Murtha, en noviembre, cayeron como una bomba. El senador no es un pacifista. Apoyó la invasión a Irak y es un ex marine veterano de Vietnam, considerado “el vocero” de los generales del Pentágono. Murtha pidió el retiro inmediato de las tropas. En diciembre insistió: “las Fuerzas Armadas están deshechas, agotadas y en la precariedad” (Alexander Cockburn, www.rebelion.org).

El Partido Demócrata no apoyó la propuesta de retirada de Murtha. Prefirio mantener su posición de apoyar la invasión, que mantiene desde el comienzo.

¡700 ataques militares por semana a las fuerzas de ocupación! Este es el efecto extraordinario que está produciendo la heroica resistencia irakí. Hasta en la Faluya mártir - “pacificada” en el 2004 con bombas de fósforo blanco - la semana pasada la guerrilla mató a 10 soldados yanquis. ¿Cuántos son los que resisten? Los imperialistas ingleses encargaron una encuesta y descubrieron con terror que en las provincias irakíes que ellos ocupan, un 65% de la población se declara partidaria de la resistencia armada.

Esta situación y el movimiento antiguerra mundial, desintegró en la práctica la coalición de apoyo a los yanquis. España se retiró en el 2004. Holanda lo hizo este año (tenía 1400 soldados). Ucrania y Bulgaria se van en diciembre (1250 soldados). Sólo quedan los ingleses con una presencia importante (8.000 soldados) y ya anunciaron que quieren irse. Los yanquis mantienen 160.000. Bush dice ahora que las tropas del régimen títere de Bagdad se van a ir haciendo cargo, cuando todos saben que no se sostendría ni una semana sin los yanquis. Sus soldados fueron reclutados por la alta desocupación y gran parte de ellos simpatizan con la resistencia.

El derrumbe interno de Bush

La guerra se combinó con los problemas internos de Estados Unidos, que produjeron un derrumbe de la popularidad de Bush. Encuestas recientes le dan solo el 36% de aprobación (revista Newsweek).

Hasta los conservadores jueces yanquis, que antes no veían ningún problema, despertaron y están a punto de mandar a la cárcel a varios políticos íntimos de Bush, por escándalos y fraudes varios. Entre ellos Karl Rove, el ideólogo de Bush, y su cómplice Lewis “Scooter” Libby.

Este derrumbe vino de la mano, en primer lugar, del movimiento contra la guerra. “El movimiento antiguerra ha revivido substancialmente coincidiendo con la vigilia de Cindy Sheehan frente al rancho de Bush en Texas y floreció en las manifestaciones de septiembre y en el renovado movimiento estudiantil en contra de los reclutadores militares” impidiendo “la presencia militar en las escuelas y haciendo bajar los niveles de alistamiento en las fuerzas armadas... Las encuestas más recientes muestran que el 59 % de la gente cree que la invasión fue un error, y una cantidad más numerosa quiere que las tropas regresen a casa...” (El Obrero Socialista, www.socialistworker.org).

El segundo hecho fue el desastre del huracán Katrina, que mostró tanto la indiferencia y racismo de Bush hacia la población negra, como la pobreza masiva que existe en Estados Unidos. Los diques de Nueva Orleans se cayeron porque antes no quiso poner un dólar en arreglarlos y centenares de personas murieron porque Bush no puso transportes gratuitos para evacuarlos. Desde allí millones empezaron a repudiar a Bush.

También empezaron a surgir movimientos sociales. El caso más importante fue el de la Asociación de Enfermeras de California que logró un espectacular triunfo sindical y político al derrotar al gobernador bushista “Terminator” Schwarzeneger, en un plebiscito, imponiendo un número mínimo de enfermeras por paciente en clínicas y hospitales.

Crece la lucha antiimperialista y anticapitalista

Lo que derrumba a Bush es consecuencia de un proceso mundial, cuya vanguardia es Irak y abarca desde las huelgas generales en Europa, la rebelión juvenil en los barrios pobres de Francia, hasta las insurrecciones obreras y populares en América Latina. La ofensiva imperialista para afirmar su dominación mundial, lanzada por Bush desde el 11 de septiembre, está fracasando. La resistencia irakí, si se combina con una gran movilización antiguerra en Estados Unidos y el mundo, puede obligar a una retirada yanqui de Irak, lo que sería una derrota con consecuencias históricas. Todos los trabajadores y oprimidos del mundo tenemos mucho que ganar si los yanquis son derrotados.


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