|
|||
|
|||
Compartir esta nota en
|
|||
Panorama político: año 2005El protagonista central fue el movimiento obreroLa constante del 2005 fueron las luchas de los trabajadores por su salario. Tomando el período que se abrió en el 2001, con el Argentinazo, es un gran cambio. El gobierno se fortaleció con el triunfo electoral, pero termina el año con varios problemas en su haber. No pudo cortar las luchas sindicales y la inflación se convirtió en un factor de desgaste político y económico. El 2005 también estuvo cruzado por la masacre de Cromañón, que provocó la caída del jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra. A lo largo del año Kirchner tuvo otros traspiés políticos como los casos Borocotó y Bielsa. La entrada del movimiento obrero es clave hacia lo que viene en el 2006. En especial, se va a fortalecer el surgimiento de nuevos dirigentes sindicales combativos. En el plano del deporte o de la sociedad es factible que muchos califiquen al 2005 como el año de la recuperación física de Diego Armando Maradona y de su debut televisivo. En cierta forma podríamos compartirlo y hasta podríamos agregar su participación en la marcha contra Bush en Mar del Plata. Pero, desde el punto de vista de la situación política del país, consideramos que el protagonista del año fue el movimiento obrero con sus luchas. La propia prensa patronal ha tenido que reconocer que en el 2005 la “conflictividad gremial” creció y hasta batió récord en los meses de octubre y noviembre, comparando con los últimos 20 años. Un año de triunfos salariales El triunfo de los trabajadores del subte, en enero del 2005, logrando un 44% de aumento salarial, significó un salto en la oleada de luchas salariales que se había iniciado a fines del 2004 con telefónicos, docentes y otras luchas. El impacto fue muy grande sobre el conjunto de la clase trabajadora. El aumento logrado por el subte rompió el piso de lo que se venía logrando y mostró que se podía ganar. Esto significó un duro golpe para el gobierno y la patronal. También incentivó las luchas salariales la aparición de la inflación, otro factor de problemas para el gobierno. En marzo, se produce una primer oleada de luchas: docentes de Santa Fe y Salta; Finexcor (carne); salud de Provincia de Buenos Aires; Lafsa; contra la tercerización y el reencuadramiento sindical en Coto, limpieza de subtes, portuarios, petroleros privados, etc. A partir de allí, y durante todo el 2005, se sucedieron huelgas, paros y movilizaciones en casi todos los gremios. La lista es interminable; va de paros de estatales, docentes de varias provincias (la CTERA tiene que llamar a un paro nacional después de dos años), hasta mecánicos, Hospital Garrahan; bancarios, construcción, pescado, sanidad... Hasta hubo paros en las policía de Rosario y Córdoba, y otras vez en aeronáuticos, telefónicos, subtes, ferroviarios, entre otros. Varias son las características de este ascenso obrero: 1) se dio en casi todos los sectores del movimiento obrero. Lo nuevo es que entró el movimiento obrero industrial. En junio paran y cortan la Panamericana los obreros de la Ford; luego hubo paros en carne, petroleros privados, obreros del pescado (Chubut y Mar del Plata), construcción; 2) en general las luchas triunfan; 3) algunas son muy duras, paros por tiempo indeterminado y, a veces, desacatando la conciliación obligatoria; 4) pesan las asambleas de base y 5) fortalece el proceso de surgimiento de nuevos dirigentes por la base (comisiones internas y cuerpos de delegados), y de una amplia vanguardia sindical combativa. No hubo una huelga general por el rol conciliador con el gobierno de los dirigentes de la CGT y la CTA, así como también por la ausencia de una fuerte dirección alternativa que la pudiera convocar. Por ejemplo, ningún conflicto (subtes, ferroviarios) dio para generalizar una lucha a nivel provincial o nacional. Esta es una de las contradicciones o debilidades del ascenso: todavía no ha desbordado al punto de presionar para lograr una huelga general. Hasta el 2001 se daba el promedio de un paro general por año. Ya llevamos cuatro años sin paros generales. La burocracia sindical ha logrado evitar llamar a una huelga, pero se ha visto obligada a reacomodarse y canalizar la presión de sus bases saliendo por gremio en el marco de las paritarias (camioneros, sanidad, bancarios, Smata, petroleros). Otra característica del 2005 es que las luchas sindicales se combinaron con peleas importantes de los sectores populares y estudiantiles. Así lo mostró la movilización permanente que provocó la masacre de Cromañón que, sobre el fin de año, logró el éxito de volver a meter preso a Chabán y la caída de Ibarra. El estallido popular de Haedo contra la privatizadora TBA; las multitudinarias movilizaciones contra las papeleras en Entre Ríos, el conflicto universitario de docentes y estudiantes, o los reclamos de los secundarios. Las importantes movilizaciones contra la venida de Bush. Así como la continuidad de los reclamos del movimiento piquetero-desocupado. Las luchas, la inflación, Cromañón y el caso Borocotó desgastan al gobierno Aunque es evidente que el gobierno de Kirchner se ha fortalecido con el triunfo electoral, también es cierto que ese triunfo político no lo ha podido trasladar al terreno de las luchas. Tanto durante como después de las elecciones siguieron las huelgas y los reclamos. Esto es un factor de desgaste político del gobierno y de su plan económico. Pero hubo otros durante el 2005, como la aparición de la inflación en los artículos de primera necesidad; la masacre de Cromañón (Kirchner estuvo casi paralizado en los primeros 20 días, encerrado en Santa Cruz); el escándalo de las “narco” valijas de Ezeiza (que llevó a la caída de la cúpula de la Fuerza Aérea en marzo); el caso Borocotó y la idas y venidas con el ex canciller, Rafael Bielsa. Hay un desgaste, pero no se ha producido un cambio cualitativo, que ya lleve a que el conjunto del movimiento de masas lo vea como un Menem o De la Rúa. Kirchner le teme al movimiento obrero y popular, esa es su debilidad de fondo. Por eso, ante el avance de la inflación, tiene que salir a despotricar contra Coto, o golpes de efecto como atacar a la Iglesia, que caen bien. Se ve obligado a sacar a Lavagna y poner a alguien más subordinado a su política, como Felisa Miceli, para seguir haciendo jugadas como el “comité de seguimiento de precios” y tener las manos libres para aumentar el gasto social, con algunas medidas populistas, si las “papas queman” hacia su reelección en el 2007. Las causas de fondo del relativo desgaste del gobierno y del avance de cierta crisis por arriba (cambio de gabinete, crisis con Bielsa, caída de Ibarra -aliado de Kirchner-), están en que los problemas de fondo subsisten (inflación, aumenta la brecha entre pobres y ricos, no hay ruptura con el modelo pro FMI, multinacionales y privatizadas). Cromañón, el caso de las narco valijas, los subsidios a las concesionarias de los trenes, los acuerdos con el ex duhaldistas o el caso Borocotó ponen en evidencia que sigue la Argentina de la corrupción y de los negociados capitalistas. Los cortes de luz o el mal servicio de los trenes muestran a las masas que sigue el curro de las privatizadas. Por eso crecen las luchas, la bronca popular y se dan estallidos como el de Haedo. Las perspectivas y las tareas del 2006 Las luchas sindicales, la bronca popular y el desgaste del gobierno, de distintas formas y ritmos, van a continuar en el 2006. Todo esto abrirá nuevos espacios políticos y sindicales, grandes oportunidades para los luchadores, la izquierda y el MSTEl Socialista. Grandes oportunidades para enfrentar al gobierno y su plan patronal y pro FMI. Cada vez se abren más espacios para plantear la reestatización de los trenes, del agua o la luz. Para criticar las posturas de Kirchner sobre la compra de diputados o de amenazas al movimiento obrero. Todavía no hay un rompimiento de masas con Kirchner ni un giro a izquierda, pero se abre mayor espacio político entre una amplia vanguardia sindical, popular, juvenil y democrática, que ya no cree en Kirchner y su doble discurso. Esto ha tenido distintas manifestaciones durante el 2005. En la asamblea de Aerolíneas Argentinas los trabajadores cantaban: “Kirchner sos un botón, nos cagás como Menem, la p… madre que te parió”. En las elecciones, si bien la izquierda retrocedió, es un hecho de cerca de 800 mil personas votaron a distintas candidaturas de izquierda. Y ésta también tiene un lugar destacado en las nuevas direcciones sindicales o estudiantiles. Las tareas del 2006 son: 1) seguir impulsando las luchas por el salario y por las demás reivindicaciones de la clase trabajadora y de los sectores populares, exigiendo a las direcciones de la CGT y la CTA que rompan su acuerdo con el gobierno y que convoquen a un Plan de Lucha por un aumento salarial de emergencia que llegue a los 1800 pesos de la canasta familiar para todo el movimiento obrero; 2) seguir la pelea por la ruptura con el FMI y el no pago de la deuda externa, para que haya salario, trabajo, salud y educación, y por la reestatización del tren y demás privatizadas; 3) consolidar y desarrollar el proceso de surgimiento de nuevos dirigentes sindicales, nuevas comisiones internas y delegados combativos logrando nuevas formas de coordinación en cada gremio y siguiendo los pasos del plenario intersindical del 10 de diciembre y 4) bregar por la unidad de la izquierda para todas estas tareas, en el camino de lograr una nueva dirección política y sindical de los trabajadores. |
|||
|
|||
Izquierda Socialista en Internet: |
|||