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Escribe:
Atilio Salusso
Hebe levantó las marchas de la resistencia
¿Kirchner defiende los derechos humanos?
“Kirchner es un aliado y un amigo, el enemigo no está en la Casa Rosada.” Con esa definición, las Asociación Madres de Plaza de Mayo, encabezada por su presidenta, Hebe de Bonafini, anunció en un acto -lleno de elogios al gobierno y con críticas infundadas a la izquierda- el fin de las marchas de la resistencia. Una polémica decisión que concluye con un ciclo iniciado en 1981. Respetuosamente, desde estas páginas, explicamos por qué no la compartimos.
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Hebe de Bonafini en la última marcha, la número 1.500 |
¿Quién no ha tenido respeto en estas décadas por Hebe y las Madres? Por su lucha contra la dictadura, por sus reclamos de justicia, contra la impunidad, por denunciar cada violación a los derechos humanos, a los gobiernos cómplices y tantas otras cosas más. Sin embargo, hoy han adoptado una determinación que ha llevado desconcierto incluso entre sus propios seguidores.
La pelea por cárcel a los genocidas sigue vigente
Hebe señaló con varios argumentos el fin de sus marchas: “Para mí es mucho más importante que un niño coma, que condenar a un militar. Los militares nunca van a ir a la cárcel. Eso lo tengo claro. Todavía hay cuatrocientos jueces de la dictadura”.
Esta afirmación lleva a desconocer la heroica lucha de millones en estos años por cárcel a los genocidas, los enormes pasos que se han dado en ese sentido, y desgraciadamente desalienta las movilizaciones futuras que tendremos que protagonizar para que todos vayan a la cárcel, como la del próximo 24 de marzo a treinta años del golpe.
Contra el “genocidio económico”
Esa lucha está indisolublemente ligada a la que hay que dar contra la pobreza y miseria para “que un chico pueda comer”. Porque fueron los militares quienes impusieron un plan económico criminal con la deuda externa y la desocupación. Y fueron los posteriores gobiernos “civiles y democráticos” los que siguieron con “el genocidio social”, delito que con Kirchner sigue siendo de lesa humanidad, porque se sigue cometiendo. Por eso, mientras la “economía crece”, la pobreza y desnutrición siguen entre nosotros.
Es equivocado decir entonces como Hebe que no hay que marchar más porque “el enemigo no está en la Casa Rosada como con los anteriores presidentes”. Con Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde hubo impunidad para los militares, y también para el FMI, las multinacionales y banqueros, para que siguiera el mismo modelo de la dictadura. Y eso sigue vigente con Kirchner, el PJ, y los viejos políticos ex menemistas o ex duhaldistas devenidos ahora en kirchneristas.
Por eso, en el acto Hebe destacó los niveles de pobreza, desocupación y desigualdad como la forma actual de genocidio, colocando como responsables a las grandes multinacionales y empresarios, pero ajeno a la responsabilidad de Kirchner. Un grave error, porque hoy es Kirchner y el gobierno quienes permiten a los poderosos que sigan haciendo en nuestro país sus grandes negocios.
“No pagar la deuda”
Hebe, en varias oportunidades, protagonizó marchas con la consigna “no pagar la deuda externa”. Hoy reivindica precisamente al gobierno que más pagó. Una grave contradicción. Esto ha llevado a que una periodista reflexionara en estos términos: “Si en un diálogo imaginario los hijos de Hebe hubieran hablado esta semana con ella, tal vez le hubieran reprochado su apoyo abierto al presidente Kirchner, porque su gobierno ‘está adentro del sistema’ y ‘los partidos burgueses nunca van a estar a favor de un verdadero cambio’” (Clarín, 28-01).
Efectivamente, con otro discurso y medidas parciales arrancadas incluso por el clamor popular (el Museo de la ESMA o descolgar el cuadro de Videla), Kirchner sigue sin anular los indultos; envió tropas a Haití; es el gobierno que después de Colombia adiestra más militares argentinos en la nefasta Escuela de las Américas de Estados Unidos y reprime las luchas populares, como hace su gobernador santacruceño con los desocupados que piden trabajo a las petroleras.
¿Resistir o acompañar?
Hebe finalizó diciendo que el nuevo momento político que vivimos reclama “acompañar al gobierno, no resistir”. Por las consideraciones expuestas, creemos que ese mensaje es equivocado.
Si fuera así, no se hubieran anulado la Obediencia Debida y el Punto Final ya que, contra lo que dice Hebe, ese logro no fue de Kirchner, sino de la lucha popular y un proyecto de ley de la ex diputada de Izquierda Unida Patricia Walsh, que lo llevó firmemente al Parlamento, logrando que se aprobara el mismo día en que miles estaban en la Plaza del Congreso.
Hay muchas tareas pendientes. Las mismas que tenemos que hacer valer nuevamente este 24 de marzo. Por eso, la máxima contradicción de Hebe es con la consigna que usó en estos años, la cual había calado hondo no sólo en la Argentina sino en el mundo: “La única lucha que se pierde es la que se abandona”.
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