El Socialista

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Mercedes Petit

16 de febrero de 1936

A sesenta años del triunfo del Frente Popular en España

En 1935 en España resurgió con fuerza el ascenso obrero y campesino que había provocado a comienzos de la década la caída de la monarquía y el inicio de los gobiernos republicanos. A comienzos de 1936 triunfó en las elecciones el Frente Popular, la alianza de los partidos Socialista y Comunista con un sector burgués republicano. Fue una trampa colosal que dio lugar a que la revolución obrera y campesina se desangrara en una cruenta guerra civil y fuese derrotada.

Marcha del POUM en 1936

Marcha del POUM en 1936

Para los partidos comunistas dirigidos desde Moscú por Stalin, la política del frente popular se inició en el Séptimo Congreso de la Tercera Internacional, en 1935. En España el PC era muy pequeño. Obreros y campesinos seguían masivamente a socialistas y anarquistas.

La alianza electoral

El arrollador triunfo electoral de las listas republicanas en 1931 no sólo marcó el fin del reinado de Alfonso XIII. Había comenzado una revolución obrera y campesina. En 1934 se dio una insurrección en Asturias, que fue derrotada, con un saldo de 3.000 trabajadores asesinados, 7.000 heridos y 40.000 detenidos. La masacre no logró cortar de cuajo la revolución, que se fue recuperando. En 1935 el gobierno de la derecha, muy debilitado, se vio obligado a disolver las Cortes (parlamento) y convocar a elecciones.

El mayoritario Partido Socialista (que dominaba la UGT, una de las centrales obreras) y el Partido Comunista, pequeño pero que contaba con el prestigio que le daba el apoyo de la Unión Soviética, firmaron un acuerdo con un sector de la burguesía y formaron el Frente Popular. Tenía un programa liberal burgués. Pero incluía una exigencia que detonó el entusiasmo y la movilización popular: la amnistía total de los insurrectos del ’34 y la reintegración, con indemnización, de todos los trabajadores despedidos.

Los anarquistas no se sumaron al FP, pero le dieron “luz verde” al no hacer su campaña abstencionista tradicional. Y el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), una organización de izquierda centrista con fuerza en Cataluña, firmó el programa y obtuvo un diputado, su secretario general, Maurín. El POUM había surgido a partir de que Andrés Nin, dirigente de la organización trotskista, se distanció de León Trotsky (que vivía clandestinamente en Francia) y se sumó a la unidad con la burguesía y al programa del Frente Popular.

Trotsky denunció como traidora la política del POUM y criticó implacablemente su abandono de la independencia de clase. Sus pocos seguidores impulsaron un voto crítico, alertando que la unidad con la burguesía republicana llevaría al fracaso.

Un triunfo de patas cortas

El 16 de febrero hubo una gran votación y ganó el Frente Popular con unos 4.800.000 votos, contra unos 3.900.000 de la coalición de derecha. Desde el día siguiente, la movilización de masas fue liberando a los obreros detenidos en 1934. Fue preso el principal represor, el general López Ochoa. Dio comienzo una oleada de huelgas que exigía la reincorporación de los despedidos y otras demandas postergadas de esos años “negros”, como aumentos de salarios y mejoramiento de condiciones de trabajo. En el campo se multiplicaron las ocupaciones de tierras. Los campesinos cultivaban por cuenta propia y hubo enfrentamientos con los guardias civiles.

Al mismo tiempo, la conspiración de la derecha y un sector de las fuerzas armadas se había puesto en marcha también desde el triunfo electoral. Era un secreto a voces, pero el gobierno no hacía nada. En junio, el dirigente del ala izquierda del PS, Largo Caballero, pidió al presidente Azaña que armara a los trabajadores y campesinos para aplastar a los conspiradores. Azaña, por supuesto, dijo que no. Los enfrentamientos callejeros entre trabajadores y bandas fascistas, los atentados y las bombas pasaron a ser cotidianos.

El apoyo de los nazis desde Alemania, y de Mussolini en Italia , envalentonaba a la contrarrevolución clerical- oligárquica en España. Mientras tanto, los dirigentes del Frente Popular engañaban a los obreros y campesinos con falsas promesas, frenaban la toma de tierras y permitían que avanzara la conspiración. Cinco meses después de las elecciones comenzó la sublevación armada encabezada por el general Francisco Franco.


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