Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
La reforma laboral promovida por el gobierno ultraderechista de Milei no generará ningún beneficio para el pueblo trabajador. Ni más empleo, ni más registración laboral, ni más protección. Al contrario: sólo brindará nuevos privilegios y superganancias para las patronales, a costa de más superexplotación.
Hay mucho debate y confusión en los lugares de trabajo. Por eso es importante hacer algunas precisiones. Hay compañeras y compañeros, con puestos de trabajo registrados y bajo convenio que dicen, equivocadamente: “a nosotros no nos afectará, es para los nuevos”. Error. Rotundamente. El ministro Sturzenegger lo dijo explícitamente: la idea es que esta reforma laboral afecta a todos, los actuales puestos de trabajo y los futuros. Nadie se librará.
Otra confusión es la que escuchamos en los miles y miles de compañeras y compañeros no registrados, muchos de los cuáles trabajan super explotados, sin ningún derecho. Se preguntan si, al menos, esta nueva ley les garantizará algún derecho, o permitirá que se los “blanquee”. Otra vez. La respuesta es no. Este proyecto, explícitamente, deja afuera de todo derecho laboral a los trabajadores de las plataformas. No les reconoce absolutamente nada. Lo dice explícitamente el proyecto de ley. Pero, al menos, ¿las y los trabajadores de otros rubros, que hoy están no registrados o tercerizados, tienen alguna chance mayor de serlo con esta nueva ley? No. Hay una larga experiencia al respecto. Cuando, con las mismas excusas, en los años ‘90, se redujo el pago de los aportes patronales, se aumentó el período de prueba, o se achicó la protección a los accidentes de trabajo con las ART, no hubo aumento del empleo (ni registrado ni no registrado): al contrario, la desocupación llegó a niveles récord.
Plata para las patronales, a costa del bolsillo del trabajador
El objetivo explícito de la ley es abaratar el costo laboral. La consultora PxQ ha calculado que, una vez aplicada, cada trabajador o trabajadora le saldrá al patrón un 38% menos. Todo a costa del salario, las horas trabajadas, la salud e incluso la jubilación futura de millones de compañeras y compañeros. Veamos.
Habrá que decir adiós a las horas extras. Con el llamado “banco de horas”, el empleador podrá “compensar” horas trabajadas con “descansos”. No será, como cínicamente afirmó la ministra Bullrich, que el o la trabajadora podrá “elegir” trabajar más hoy para tener un día libre mañana: la absoluta y total decisión de cuándo y cómo se trabaja será decisión de la patronal. Para eso se habilita legalmente jornadas de hasta 12 horas. En síntesis: no sólo desaparecen las horas extras, sino que el o la trabajadora pasará a estar a disponibilidad de su patrón los días y en los horarios que éste disponga. ¡Adiós a la posibilidad de estudiar o planificar el tiempo libre, o los fines de semana!
Y, ya que hablamos de tiempo libre, la ley también le dice al pueblo trabajador que se vaya también despidiendo de las vacaciones en verano, o de tomarse los días que corresponde. La patronal podrá fraccionarlas y otorgarlas en otro momento del año.
Todas estas cosas, dice la ley, por supuesto serán “de mutuo acuerdo”. ¿De mutuo acuerdo entre quién? ¡Entre una patronal con todo el poder y el dinero y un trabajador o trabajadora aislado al que se le dirá “si no te gusta, andate”!
Esta asimetría de poder históricamente la emparejaba la organización gremial, el sindicato, o los organismos de base como cuerpos de delegados o comisiones internas. Por eso, este proyecto de ley es fuertemente anti-sindical, reduciendo hasta su casi desaparición el derecho a huelga (a través de la declaración de casi todos los rubros como “esenciales” o “trascendentales”), o incluso exigiendo la autorización expresa de la patronal para hacer algo tan básico como una asamblea.
Despedir resultará más barato
Otro de los objetivos explícitos de la ley es hacer más fácil y barato el despido de trabajadoras y trabajadores. De movida, cambia la base de cálculo de las indemnizaciones: ya no se tendrá en cuenta el aguinaldo, las vacaciones, la propinas o premios. Se podrá incluso, pagar la indemnización en cuotas.
Pero lo más escandaloso de todos es la creación de los “Fondo de Asistencia Laboral” (FAL). Consiste en que cada empresa dejará de pagar un 3% de lo que actualmente abona de aporte patronal para jubilaciones y este monto lo aportarán a estas FAL. Así se conformará un fondo para futuras indemnizaciones. En concreto, se desfinancia la Anses, lo que significa menos plata para las jubilaciones, para con eso cubrir lo que le sale a las empresas despedir.
Pero es más escandaloso aún. Ese dinero acumulado, que se calcula en 3.500 millones de dólares anuales, pasará a ser administrado por las FAL, que serán administradoras privadas creadas especialmente entre las “instituciones autorizadas por la Comisión Nacional de Valores”. ¡las agencias de Bolsa, los brokers, los bancos, o sea los pulpos especuladores pasarán a manejar estos fondos, cobrando por ello jugosas comisiones! Ya tenemos un antecedente de esto: las AFJP, con nombres fantasías (“Maxima”, “Orígenes”), que escondían detrás los bancos o financieras que se embolsaron super-ganancias.
Por si todo esto fuera poco, los depósitos de las patronales en esas FAL seguirán perteneciendo a las empresas, que, bajo determinadas condiciones (que el empleador demuestre que no tiene “contingencias”, o sea juicios por despidos en seis meses), podrán retirarlos para su utilización.
¡Todas y todos el 18 a Plaza de Mayo!
Como vemos, sobran las razones para oponerse y salir a pelear contra esta reforma laboral esclavista. El jueves 18 todas y todos tenemos que estar en la calle, marchando a Plaza de Mayo con la CGT y las CTA. Participaremos, con una columna independiente del sindicalismo combativo y la izquierda, exigiendo a la CGT y a la CTA un paro nacional y plan de lucha, hoy más urgente que nunca. Nadie puede faltar. Tenemos que decir ¡no! a esta reforma esclavista.
Concentramos a las 14hs en Carlos Pellegrini y Presidente Perón, a una cuadra del Obelisco.