Print this page

Sobre “el discurso del odio”


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

“La convivencia democrática se ha quebrado por el discurso del odio que se ha esparcido desde diferentes espacios políticos, judiciales y mediáticos”. Esto dijo el presidente de la Nación cuando decretó el feriado y convocó a la marcha a Plaza de Mayo. El ministro Wado De Pedro dijo: “No es un loco suelto: son tres toneladas de editoriales en diarios, televisión y radio”.

Victoria Donda (Inadi), la misma que tenía a su empleada doméstica de manera irregular, señaló que “a las armas de los odiadores las cargan los Macri, Bullrich, Milei”. Luis D´Elía dijo algo similar contra distintos periodistas. Hasta el historiador peronista Mempo Giardinelli propuso aplicar la Ley Antiterrorista a medios y periodistas no oficialistas.

Lo que cabría preguntarse en todo caso (siguiendo el hilo de Donda), es por qué la gente se dejaría llevar por esos personajes repudiables que ella menciona. Es que si el pueblo trabajador repudia al gobierno es por el ajuste, la pobreza y la inflación.

Una reciente encuesta habla de un récord de pesimismo sobre el presente y el futuro del país. El 56% dice que lo peor está por venir; la gente no ve que las elecciones puedan mejorar su situación y haya más entre quienes se perciben de clase baja que años atrás, entre otras consideraciones. ¿Culpa de la campaña del odio o de un gobierno que prometió combatir a la derecha y aplica el ajuste del FMI?

Desde ya estamos lejos de respaldar a periodistas sesgados o a políticos repudiables de la oposición patronal. Recordamos que a los cuatro años de ajuste bajo el gobierno macrista (2015/2019) los combatimos las y los luchadores, el sindicalismo combativo y la izquierda, no el peronismo que le votaba las leyes y la CGT le jugaba de cómplice. Sin embargo, hay que despejar la paja del trigo, como dice el dicho popular.

El “discurso de odio” como concepto fue pensado desde organismos de derechos humanos para proteger a las minorías vulneradas, para colectivos en riesgo como migrantes y refugiados, nunca para que sean usados por los gobiernos de turno contra quienes los critican.

Algunos parlamentarios oficialistas hasta promueven una ley “contra el odio”. Nicolás Maduro impuso en Venezuela una similar para perseguir a los que luchan contra su ajuste dictatorial.

El mote “de odio” (que ahora el gobierno emprende contra medios, periodistas y jueces), irá rápidamente contra los que reclaman a diario como las y los docentes, pasibles de ser acusados de “odiadores seriales”. Mote que le imputarán a las y los jubiladas y jubilados que repudian sus ingresos de indigencia, contra los movimientos sociales combativos y la izquierda, apuntando directamente contra el legítimo derecho a la protesta. Algo muy peligroso. Discurso y política que llamamos a rechazar.