Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
Nuestro país avanza aceleradamente a profundizar su condición semicolonial con los Estados Unidos. El acuerdo comercial dado a conocer por los Estados Unidos es un nuevo salto en calidad en esta dirección. Aumenta los privilegios yanquis para el saqueo de nuestras riquezas y ni siquiera disimula ofrecer algo a cambio.
Arturo Jauretche denominó “estatuto legal del coloniaje” al Pacto Roca-Runciman firmado en 1933 entre Argentina y Gran Bretaña, que prácticamente entregaba todas nuestras riquezas al arbitrio del saqueo inglés. Fue, en su momento, un salto en la semicolonización de nuestro país. El vicepresidente de entonces Julio Argentino Roca (hijo del genocida de la “conquista del desierto) afirmó en el brindis posterior a la firma del acuerdo: “Argentina es una joya más de la Corona de Su Majestad británica”.
¿Por qué traemos esta referencia histórica? Porque el acuerdo marco de comercio e inversiones entre Estados Unidos y la Argentina que se ha dado a conocer, supera en muchos grados a aquel de hace casi un siglo. Ya no seremos una joya de su Majestad británica, sino una estrellita menor de la bandera yanqui.
La “cocina” del acuerdo
El llamado “acuerdo marco de comercio e inversión bilateral” fue escrito por la United States Trade Representative (USTR) y estaba listo hace tres meses, en los que permaneció congelado a la firma de Trump. Milei aspiraba a que sería firmado con toda pompa por ambos presidentes, de igual a igual, en ceremonia en la Casa Blanca, cuando realizó su famosa visita a principios de octubre, que se limitó a un almuerzo (donde Trump respondía preguntas a periodistas que empujaban, para acomodarse, las sillas donde estaba sentada, dando la espalda, la delegación argentina). Nada se anunció ni firmó en esa oportunidad.
Hace un par de semanas, el vocero presidencial Manuel Adorni, ante una pregunta específica, dijo que “se seguía negociando” y que no podía informar nada porque había un acuerdo de confidencialidad. Todo falso: ni se negociaba ni había acuerdo de confidencialidad alguno.
Finalmente ayer, por su cuenta, la Casa Blanca decidió dar a conocer que el acuerdo había sido “firmado” e informar al respecto. El gobierno argentino, como todo cipayo semicolonial, se enteró por los medios.
Inmediatamente Milei, Sturzenegger y Caputo salieron a festejar y vender que se trataba de un acuerdo “preferencial” con Argentina. ¡Mentira! El comunicado del gobierno yanqui anuncia acuerdos marcos bilaterales similares, en el mismo comunicado, con El Salvador, Guatemala y Ecuador.
El contenido
El texto dado a conocer es 100% favorable a los intereses estadounidenses. Ni siquiera lo disimula. Una simple lectura lo demuestra. Casi todos los párrafos comienzan con “Estados Unidos podrá….” a lo que sigue un privilegio para las empresas y sectores yanquis. No hay una sola mención que indique específicamente alguna ventaja para nuestro país.
El acuerdo es amplísimo. Abarca aranceles, eliminación de barreras no arancelarias, normas y evaluación de la conformidad, propiedad intelectual, acceso a los mercados agrícolas, trabajo, medio ambiente, alineación en materia de seguridad económica, oportunidades comerciales, empresas estatales y subvenciones y comercio digital. Todo, absolutamente todo, al servicio de otorgar privilegios al capitalismo imperialista yanqui a costa de nuestras riquezas.
Detengámonos en algunos de los párrafos más importantes. Argentina otorgará acceso preferencial al mercado para exportaciones desde los Estados Unidos de medicamentos, productos químicos, máquinas, productos de tecnología informática, dispositivos médicos, vehículos automotores y una “amplia gama de productos agrícolas”. ¡Se habilita hasta la entrada de ganado vivo, en pie, aves de corral y cerdos!
Se plantean modificaciones en las leyes y disposiciones de propiedad intelectual y patentes a la medida de los laboratorios y empresas químicas y farmacéuticas yanquis, dando una certificación de defunción a la industria similar en nuestro país (algo que no se había animado a hacer ni siquiera el peronismo menemista). Del mismo modo, los productos norteamericanos entrarán a nuestro país sin ningún control de seguridad, higiene ni bromatológico, con la sola presentación del certificado emitido por las oficinas yanquis como la Food and Drugs Administration (FDA).
También se habilita la más absoluta liberalización de la transferencia de datos y firmas digitales hacia los Estados Unidos, en una pérdida absoluta de soberanía al respecto. Si ya, actualmente, nuestros datos personales, comerciales y perfiles eran utilizados, sin nuestra autorización, por las grandes multinacionales de tecnología y procesamiento de datos, esto pegará un salto astronómico: es el sueño cumplido no sólo de la CIA, el Departamento de Estado y el Pentágono, sino también de Elon Musk, Mark Zuckerberg y todos y cada uno de los megamillonarios de la industria de plataformas.
¿Queda algo a favor de la Argentina?
El gobierno de Milei y los medios de comunicación afines al establishment festejan el acuerdo afirmando que “abrirá un mercado de millones de dólares a nuestro país”. Falso.
Veamos los párrafos que pueden ser leídos, con mucho esfuerzo, como los “más favorables” para la Argentina: “De conformidad con el cumplimiento por parte de Argentina de los requisitos particulares de seguridad económica y de la cadena de suministros, Estados Unidos eliminará aranceles sobre recursos naturales no disponibles y artículos no patentados para su uso en aplicaciones farmacéuticas”. Clarísimo: nuestro país debe cumplir ciertos requisitos que los definirá el gobierno yanqui, con respecto a la “seguridad económica”. ¿Cuáles son? No lo sabemos y, lo peor, lo definirá Estados Unidos. Por ejemplo: los ganaderos yanquis dirán que se pone en riesgo su negocio y por lo tanto “la seguridad económica” para oponerse al ingreso de más carne argentina. O la industria del acero y el aluminio, o del limón o lo que fuera. Exactamente igual que como está ahora. Por si queda alguna duda el texto habla de la posibilidad de abrir el acceso a recursos naturales “no disponibles”. O sea, todo lo que compita con producción norteamericana quedará vedado. Lo mismo cuando dice “artículos sin patentes” donde quién definirá qué significa “sin patentes” será el propio gobierno yanqui. En síntesis, lo único que le interesa a los Estados Unidos que ingrese desde Argentina es lo que está siendo exportado ahora, como combustibles y minerales, que los yanquis necesitan. Se cuidará también que, en lo posible, las empresas que vendan al país del norte sean afines a los intereses yanquis.
Comentario especial merece el cínico párrafo donde nuestro país se compromete a “restringir importaciones de países con trabajo forzoso o donde no se respeten los derechos laborales”, un eufemismo para referirse a China. Oración totalmente hipócrita, porque mientras se usan estos argumentos para favorecer empresas yanquis por sobre las chinas, al mismo tiempo se promueve una reforma laboral esclavista en nuestro país.
En síntesis: este acuerdo lo único que hace es dar vía libre al ingreso de productos y empresas yanquis a todos y cada uno de los sectores de nuestra economía, creando a la vez una injerencia política y económica sin precedentes. Sin absolutamente ningún beneficio para el pueblo trabajador o la economía de nuestro país. Junto con el swap y la virtual intervención del ministerio de Economía, el Banco Central y la Cancillería por parte de Scott Bessent y el JP Morgan, crean “el combo perfecto” de lo que Milei llama “la alianza estratégica” (léase sometimiento total) con el imperialismo yanqui.
¡No al pacto semicolonial! ¡Por la segunda y definitiva independencia!
Hace décadas que venimos perdiendo la independencia conquistada por nuestros patriotas hace dos siglos. Primero quedamos sometidos a los británicos y luego, desde hace 70 años (después del golpe de la fusiladora de 1955) al imperialismo yanqui. Dependencia que se fue profundizando y pegó un salto descomunal con la dictadura genocida de Videla y Martínez de Hoz, que nos encadenó a la deuda externa, mecanismo que fue continuado por todos los gobiernos posteriores sin excepción. El ultraderechista Milei pretende dar un nuevo salto cualitativo, llevando la semicolonización del país a un extremo nunca visto. Hay que impedirlo, repudiando este acuerdo y todas las medidas de ajuste y saqueo impulsadas directamente por Milei, Trump y el FMI. Conquistar nuestra segunda y definitiva independencia exige otro programa económico, alternativo, obrero y popular, que comience por dejar de pagar la deuda y romper con todos estos pactos de coloniaje, políticos y económicos, que nos someten al FMI y al imperialismo yanqui. Para que así nuestras riquezas y recursos, sean dirigidos a resolver las necesidades más urgentes del pueblo trabajador: salarios y jubilaciones dignas, trabajo genuino, salud, educación y vivienda. Esto es lo que desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad proponemos y la pelea que venimos dando.