May 18, 2024 Last Updated 12:25 PM, May 18, 2024

Escribe Felipe García

Los cambios establecidos por el gobierno en relación con la cuarentena no redundan en mejoras para la situación de la pandemia. Pasar del Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (Aspo) al Distanciamiento Social Preventivo Obligatorio (Dispo) es seguir creyendo que las medidas de aislamiento o distanciamiento por sí mismas pueden frenar la pandemia. No son un par de siglas las que van a resolver el grave problema de la salud si no van acompañadas por una serie de medidas complementarias. Prueba de ello es que el mismo día que el presidente anunciaba estos cambios, la Argentina batía el récord de muertos por cada millón de habitantes.

Después de casi nueve meses de cuarentena tenemos 1.250.486 contagios y 33.907 muertes. Son cifras altísimas. Una clara demostración del fracaso de las políticas del gobierno, que intenta colocar la responsabilidad en la población exigiendo el aislamiento social, pero no toma medidas de fondo. Desde el inicio hemos denunciado que la cuarentena sola no resuelve nada y, junto a los trabajadores de la salud y sus gremios combativos como Cicop, entre otros, hemos exigido medidas complementarias que requieren inversión, algo que el gobierno, en medio de las negociaciones con el FMI, se niega a hacer.

Dispo no es una medida concreta capaz de aliviar la situación. Es un nombre pomposo para flexibilizar la cuarentena abriendo nuevos sectores de la economía, algo que el gobierno viene haciendo desde hace tiempo en complicidad con los grandes empresarios. Por eso, aun bajo el protocolo del Aspo, mucha gente, cansada de una cuarentena que no ofrece resultados y sin contar con ayuda del gobierno, empezó a flexibilizarla por su propia cuenta, sobre todo pequeños comerciantes y trabajadores autónomos.

Muchos anuncios, pocas medidas concretas

En esta cuarentena, el gobierno peronista de Alberto Fernández y los gobernadores peronistas, radicales y de PRO se ha caracterizado por hacer muchos anuncios pero pocas medidas concretas capaces de resolver el problema. Ahora ha comenzado el período de promocionar las vacunas, cuyo principal objetivo es centrar la solución en una posibilidad futura para evitar tomar medidas concretas. Un reciente informe del New York Times sostiene que en todo el mundo existen 59 proyectos de vacunas en experimentación humana, 38 están en la fase 1, aplicada a pequeños grupos; cuatro en la fase 2, cuando se observa la reacción de los vacunados, y once están en la fase 3, pero todavía no hay ninguna aprobada para ser utilizada masivamente.

En este marco, los rusos y los chinos han aprobado para uso limitado vacunas que están en la fase 3. Es decir que no han completado su período de prueba. Una de ellas es la famosa Sputnik V, que el gobierno acaba de anunciar con bombos y platillos. Según informaron, han comprado diez millones de dosis. ¿Qué garantías le ofrecen a la población los diputados y senadores que votaron a favor una ley que otorga protección jurídica a los laboratorios ante cualquier daño colateral generado por la vacuna? Son muchas las preguntas sin respuestas.

La doble crisis, la económica y la provocada por la pandemia, está haciendo estragos entre la población trabajadora y los sectores populares. Mientras tanto, el centro de la preocupación del gobierno peronista es negociar con el FMI. De ahí solo saldrá más ajuste y sacrificios para el pueblo trabajador. Deben ser tomadas medidas urgentes para atacar estas dos crisis. Hay que establecer aislamientos selectivos y por tiempos determinados, dependiendo del grado de riesgo. Efectuar rastreos de contagiados y testeos masivos, además de medidas accesorias como la asistencia con alimentos y recursos económicos a las familias que sean aisladas y a los sectores vulnerables de la sociedad. Junto con esto, se deben centralizar en la salud pública todos los recursos destinados al sector, aumentar el salario de los trabajadores de la salud y efectuar las contrataciones necesarias para evitar el colapso humano. Para financiar ese gasto, proponemos   no pagar la deuda externa y aplicar un fuerte impuesto a la riqueza, a las grandes empresas y los sectores financieros, como lo plantea el FIT Unidad.

Más de cien organizaciones socioambientales de todo el país tomamos la definición de constituir la coordinadora Basta de Falsas Soluciones (BFS). Después de actuar en común desde el 25A en adelante, y de señalar algunos puntos centrales de reivindicaciones como el rechazo al acuerdo porcino, el fracking, la megaminería, la depredación del agronegocio capitalista con sus quemas, desmontes y agrotóxicos y la denuncia de un modelo que es puesto al servicio del pago de la deuda externa. Forman la coordinadora nuevas organizaciones como XR (Rebelión o Extinción), Alianza por el Clima, Climate Save, Fridays For Future, Proyecto Timón Verde y otras que vienen interviniendo hace años como Conciencia Solidaria, las Multisectoriales y Asambleas contra la megaminería y el fracking, organizaciones antiespecistas como Voicot y otras como el Observatorio por el Derecho a la Ciudad, de CABA. Y, desde ya, las organizaciones del Frente de Izquierda Unidad y Ambiente en Lucha, la agrupación que impulsamos desde Izquierda Socialista junto con activistas independientes.

El primer gran desafío de la coordinadora BFS fue poner en pie una jornada de lucha en veinte provincias bajo el lema #911EmergenciaSocioAmbiental, con convocatorias de todo tipo, festivales, cortes de calles y rutas, intervenciones artísticas y, en CABA, una masiva movilización a Plaza de Mayo, donde también se realizó un festival y una vigilia. Desde Ambiente en Lucha fuimos parte de la preparación de esta jornada e impulsamos una política unitaria para salir a enfrentar como un solo puño la política del gobierno. La jornada dio un tremendo saldo positivo, no sólo de instalación de nuestros reclamos, sino por sobre todo de grandes avances en la coordinación e incorporación de organizaciones y activistas independientes.

Se trata de un paso adelante que potencia cada una de las luchas que tenemos contra la política del gobierno nacional y los gobiernos provinciales. Es una tarea urgente frenar los avances de la instalación de las megafábricas de cerdos chinas en provincias como Chaco y Santiago del Estero. Así como también seguir denunciando una política de subsidio a las multinacionales de Vaca Muerta y los intentos de volver a reimpulsar la megaminería como los que está llevando adelante el gobernador Arcioni en Chubut. En CABA, este mismo domingo 25, votamos realizar una caravana en bicicletas hasta la residencia de Olivos para llevarle a domicilio al presidente nuestros reclamos. Y se preparan nuevas jornadas de lucha para cada semana que tenemos por delante en lo que queda del año.

Ambiente en Lucha

 

 

Desde Ambiente en Lucha de La Matanza entrevistamos a Susana Aranda, referente del Grupo de Familias contra Klaukol, en el acampe que están realizando frente a la fábrica en Virrey del Pino.

AL–¿Qué es Sika- Klaukol?

SA–Es una multinacional suiza que elabora materiales para la construcción. La planta que se encuentra acá es la mayor productora para Latinoamérica. Antes esto era un tambo, pero desde que se instaló cambió el barrio, parece Londres, por la neblina, pero es el polvillo que sale de las chimeneas. Para nosotros es una minera a cielo abierto por lo que arrojan al aire y al agua.

 AL–¿Qué tiran?

SA–Sílice, que es vidrio molido, sale de las chimeneas sin tratamiento, contaminando el aire 10 kilómetros a la redonda, y metales pesados que van a parar al arroyo. No podemos beber el agua de acá, la compramos. Pero no podemos envasar el aire. Ellos lavan la arena con glifosato, ese mismo herbicida que mata de cáncer en el campo.

AL–¿Qué hicieron ustedes?

SA–De todo, fuimos a la Justicia, pedimos que nos atienda el gobierno provincial, el intendente, hicimos acampe en el municipio, ahora estamos acampando acá, en la puerta de la fábrica. Es muy costoso demostrar la contaminación, vendimos todo lo que teníamos para poder costear la demostración de todo este asesinato.

AL–¿Cuál fue la respuesta?

SA–Ninguna, hace más de diez años que nos tienen yendo de juzgado en juzgado. El gobierno provincial y el municipal no nos dan una solución. Hemos recibido amenazas y ataques para que paremos con el reclamo. Nos están matando, y nosotros tenemos que demostrar que nos están matando. En 2014 un estudio de la Acumar (Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo) dio como resultado que todos los investigados tenían metales pesados en el organismo. Ese estudio fue un gran avance, tanto que al que lo encabezó lo echaron de Acumar. Nosotros hicimos un censo y, de las nueve manzanas del barrio, hay más de cien muertos por cáncer y todas las casas utilizan paf, todos tenemos problemas respiratorios y de la piel. Además, los que trabajan en la empresa también se ven afectados. La empresa ve una manchita y te despiden.

 AL–¿Qué es lo que están reclamando?

SA–Esta fábrica no puede estar acá, la propia provincia dice que tiene una categoría 3, quiere decir que es una industria tóxica, nociva para el ser humano, y tiene que estar alejada a 8 kilómetros de cualquier centro urbano, esa es nuestra principal lucha, porque Klaukol nos mata.

Escribe Martín Fú

El hallazgo, en septiembre, de un libro con más de quinientas fichas con fotos de personas perseguidas por la dictadura en un armario de la Agencia Federal de Investigaciones, ex Side, muestra nuevamente la necesidad de seguir luchando y exigiendo la apertura de todos los archivos producidos entre 1976 y 1983. El libro, con el logo del estado mayor y su infame jefatura de inteligencia, de la que dependía el Batallón 601, es un fiel dossier de cómo se organizaba, a través de tareas de inteligencia e infiltración, la “cacería” de activistas políticos, sindicales y estudiantiles. 

“El presente álbum tiene como finalidad servir para la detección, identificación y posterior neutralización de personal y material utilizado con fines subversivos”, señala el libro en sus primeras páginas.

Pasaron treinta y siete años del final de aquellos años de plomo, todos y cada uno de los gobiernos “democráticos” que se alternaron en el poder han sido fieles y celosos custodios de estos documentos. Ninguno accedió a que esos archivos fueran entregados a organismos de derechos humanos. Y garantizaron, pese a quien le pese, la impunidad para miles de genocidas. A modo de ejemplo, el responsable de la elaboración de este álbum, el general Carlos Alberto Martínez, miembro de la Jefatura de Inteligencia II entre 1976 y 1978, fue nombrado durante la gestión de Raúl Alfonsín director de la Escuela de Inteligencia de la SIDE, cargo que ocupó durante casi tres décadas sin llegar a ser juzgado por crímenes de lesa humanidad.

Desde Izquierda Socialista siempre hemos exigido la apertura de todos y cada uno de los archivos en poder de las diversas reparticiones estatales bajo responsabilidad directa de cada uno de los gobiernos, sumándonos al pedido generalizado de quienes permanentemente nos encontramos movilizados y acompañando la lucha por la verdad y contra la impunidad. Lo hicimos durante el kirchnerismo y lo hacemos ahora. Los archivos de la dictadura militar constituyen un documento decisivo sobre el destino de las 30.000 personas detenidas desaparecidas, los nietos por recuperar y para saber quiénes han sido y son los responsables de los crímenes de lesa humanidad. Por eso nos sumamos a la campaña de “Apertura ya de los archivos de la dictadura”, iniciativa lanzada por el Encuentro Militante Cachito Fukman junto con otras organizaciones de derechos humanos, sindicales, estudiantiles y políticas. Una campaña de alcance internacional para que, de una vez por todas, se hagan públicos todos los archivos que aún ocultan los gobiernos.

Invitamos a los militantes y a nuestros amigos a sumarse, acercando su adhesión a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., preparando la jornada de lucha con movilización para el próximo 10 de diciembre.

Escriben Rubén “Pollo” Sobrero y Edgardo Reynoso, comisión de reclamos, ferroviarios del Sarmiento

El viernes 6 de noviembre recibimos una noticia que nos entristeció. Murió Pino Solanas. Afectado por el coronavirus, estaba internado en París, Francia. Con Pino tuvimos muchas discusiones políticas. Pocas veces coincidimos, pero era uno de esos tipos con los que nos daba gusto charlar.

Lo conocimos entre 2006 y 2007 en Castelar. Fue así, de repente, cayó en una asamblea ferroviaria y ahí nomás comenzó a filmar. Terminada nuestra asamblea, y todavía un poco sorprendidos, nos reunimos en la sala de guardas y nos comenzó a contar su proyecto, la película que se iba a llamar La próxima estación. Nos dijo que le interesaba nuestra propuesta de reestatización y nuestra reivindicación de Scalabrini Ortiz en cuanto a los ferrocarriles. Le llamaba la atención que hiciéramos estos planteos desde adentro, desde nuestro lugar como delegados. Ahí lo sorprendimos nosotros, porque él siempre había creído que el tema ferroviario se debatía lejos de las vías, que no había quedado nadie que cuestionara la privatización y el desmonte desde adentro del ferrocarril.

Posiblemente, esa conversación hizo que él siempre nos haya respetado mucho. Más allá de la película seguimos manteniendo siempre un contacto afectuoso y nos visitó muchas veces en la seccional Haedo acercándonos sus textos. Escuchaba nuestro planteo de control obrero y de usuarios del ferrocarril y, aunque no lo compartía, no cambió su actitud hacia nosotros ni polemizó por ello.

La película nos hizo bastante visibles y ayudó mucho para poner en discusión el tema de los ferrocarriles y la salida, que es volver a reestatizarlos. No hay que olvidar el contexto, fue durante el gobierno peronista de Néstor Kirchner quien se negó a sacarles los trenes a las empresas privadas y les prorrogó indefinidamente las concesiones a ladrones y corruptos como Cirigliano, Romero, Urquía o Fortabat y tenía de funcionarios a Jaime, De Vido y Luna.

Él siempre decía que el argumento por el cual se había privatizado el ferrocarril era la pérdida económica, y enseguida se preguntaba ¿los servicios públicos están para dar ganancia? ¿Deben ser rentables las escuelas y los hospitales?

El día del estreno de la película tuvimos un problema en Castelar. Un tren se quedó parado y bloqueó el servicio, lo que provocó la ira de los pasajeros que apedrearon el edificio del ferrocarril y se produjeron destrozos. Esto era algo habitual por el pésimo estado de las formaciones y las vías –que desembocó en la masacre de Once–, pero como se dio justo en ese momento, al impresentable Aníbal Fernández, funcionario del gobierno peronista kirchnerista, no se le ocurrió mejor idea que decir que era una acción combinada entre Pino y nosotros, los ferroviarios del Sarmiento, para promocionar la película. ¡Un absurdo!

Un absurdo que marca una contradicción de Pino, entre otras, que tuvo en su vida política, como el de haber terminado sus días siendo embajador de un gobierno peronista que él tanto criticaba en relación con los ferrocarriles. 

Pero, como decía Marx, “nada de lo humano nos es ajeno”. Hoy ante su muerte, más allá de las diferencias políticas que tuvimos, preferimos recordarlo por esa relación de camaradería que conseguimos construir gracias a su proyecto cinematográfico y a las denuncias contra la privatización del ferrocarril. Y que está muy bien pintada en una anécdota. Durante la filmación hacía algunas tomas individuales donde le hacía preguntas a los compañeros. Cuando me toca a mí (Edgardo), la hace dentro de un coche comedor fuera de servicio. De repente, desde atrás de la cámara me pregunta quién había influido en mi formación y yo, naturalmente, le respondo Nahuel Moreno, y el entonces grita “corten” y, muerto de risa, dice a los gritos: “¡Quién me manda a meterme con los trotskistas! No te pregunté de tu vida política, te pregunté en el ferrocarril”. De esta forma, despedimos a Pino Solanas.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

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