May 18, 2024 Last Updated 12:25 PM, May 18, 2024


Escribe Mercedes Trimarchi, candidata a legisladora porteña por Izquierda Socialista/FIT Unidad

Los resultados electorales, abrieron un importante debate en el gobierno del Frente de Todos: ¿el problema es Alberto Fernández? ¿La salida es que haya “más kirchnerismo”? O, a la inversa, ¿el problema es el kirchnerismo? Nuestra respuesta es contundente: el peronismo no es salida para el pueblo trabajador.

Se trata de una discusión importante que fraternalmente queremos  llevar adelante con miles de compañeras y compañeros que hasta no hace mucho tenían expectativas en el gobierno del Frente de Todos. Hace dos años lo votaron para “terminar con el ajuste de Macri” y ahora, con bronca y frustración lo castigaron en las PASO. Lo hicieron de distintas maneras: no yendo a votar, votando al Frente de Izquierda, o algunos incluso, equivocadamente, dándole su voto a opciones patronales como Juntos por el Cambio, Milei o Espert.

Nuestra opinión es que el problema no es exclusivamente Alberto Fernández, o sus ministros “que no funcionan” (por tomar la expresión de la vicepresidenta Cristina). El responsable, y la debacle, es el peronismo de conjunto. Acá perdió Alberto Fernández, pero también el kirchnerismo (Cristina, Máximo, Kicillof). Retrocedieron en millones de votos en lo que consideraban su propio bastión, el conurbano bonaerense. Tampoco se salvó la tercera pata del Frente de Todos, Sergio Massa; perdió estrepitosamente en Tigre, y lo mismo le pasó al gobernador de su espacio, Mariano Arcioni, el “campeón” de la megaminería en Chubut. También salieron derrotados la mayoría de los gobernadores, desde Alicia Kirchner en Santa Cruz, hasta aquellos que buscaron colocarse más “alejados” del gobierno nacional, como Schiaretti en Córdoba o Perotti en Santa Fe. Hasta Florencio Randazzo, que intentó armar una opción peronista “por fuera” en la provincia de Buenos Aires, hizo una muy mala elección, quedando por debajo del Frente de Izquierda Unidad y de Espert.

Es que, más allá de las internas, del forcejeo por ministerios o secretarías, o incluso de las peleas por el armado de las listas, todo el peronismo acordó en lo que fue el eje principal del gobierno del Frente de Todos: priorizar el acuerdo con los pulpos acreedores de la deuda externa y el FMI. En plena pandemia, ya llevarán pagados hasta fin de año casi 12.000 millones de dólares, más que todo el dinero que se puso para atender la emergencia sanitaria y social. El peronismo de conjunto está apoyando las negociaciones con el Fondo y votará el acuerdo que se haga, que, sin ninguna duda, traerá más ajuste, miseria y saqueo de nuestras riquezas. Fue la propia Cristina la que dijo, en el lanzamiento de campaña, que el dinero que el FMI había enviado supuestamente para atender la pandemia se utilice para pagar los vencimientos al propio Fondo. Todo el peronismo está alineado en promover la megaminería contaminante, el acuerdo porcino y el saqueo del gas y el petróleo al estilo Vaca Muerta. Alberto Fernández defiende a Martín Guzmán, su gran “negociador” con el FMI; Cristina dice una y mil veces que es “pagadora serial” y que nunca dejará de abonar las deudas (como por otra parte sucedió durante los doce años de kirchnerismo, que asumió con 190.000 millones de deuda externa, pagó en efectivo 200.000 y terminó con una deuda mayor de 240.000 millones); Sergio Massa se ofrece como “mediador” con sus amigos del establishment norteamericano. ¡Todo esto está infinitamente lejos, en las antípodas de las históricas “tres banderas” del peronismo! Así seguro que no habrá nunca ni justicia social, ni independencia económica ni soberanía política.

Por eso el peronismo no va más. No van más los gobernadores, que ajustan en sus provincias, mientras las regalan a las multinacionales para el saqueo de las riquezas agrícolas, mineras o petroleras. No van más los intendentes del conurbano, donde en muchos lugares el PJ viene gobernando ininterrumpidamente desde 1983 y los barrios siguen sumidos en la miseria, sin salud, transporte, cloacas ni los servicios más elementales. No van más los burócratas sindicales peronistas cómplices del ajuste contra los trabajadores. El peronismo nos gobernó la mayor parte de los últimos 38 años. Siempre pagando deuda externa, implementado ajustes, y en definitiva, aumentando la pobreza y el saqueo. Pasó con Menem, con Duhalde, con Néstor y Cristina Kirchner y ahora con Alberto Fernández. Es hora de animarse a dar el salto y apoyar a los que hoy defienden los reclamos obreros y populares, los únicos que decimos que hay que priorizar al pueblo trabajador y no al FMI: el Frente de Izquierda Unidad. Los que peleamos de verdad por una Segunda Independencia, rompiendo los lazos políticos y económicos que nos atan al Fondo y a los buitres acreedores y los que de verdad postulamos un programa alternativo, obrero y popular, para que haya trabajo, salarios y jubilaciones dignas, viviendas populares, salud y educación pública de calidad y para todas y todos.  

Desorientados por el golpe electoral al gobierno, los periodistas de C5N fueron el lunes, después de las elecciones, a Constitución para preguntar por quién habían votado y por qué. Consultado un trabajador les dijo: “Voté a Del Caño porque el gobierno me defraudó”. Explicó que “las medidas de la pandemia eran necesarias, pero dejaron a muchas personas sin ingresos y sin trabajo. La gente fue a votar de muy mal humor, muy disconforme”. “Juntos por el Cambio no va a modificar nada. Yo siempre fui peronista, sigo siendo peronista, pero no estoy conforme y voté a la izquierda. No le iba a dar a Macri ni a esa gente mi voto. No puedo llegar a fin de mes, no me alcanza la plata. Por eso voté a Del Caño”.


Escribe José Castillo, candidato a diputado nacional CABA por Izquierda Socialista/FIT Unidad

Javier Milei, con su lista La Libertad Avanza, acaba de obtener el 13% de los votos en la Ciudad de Buenos Aires. Si eso se mantiene en noviembre, ingresará como diputado al Congreso Nacional, al igual que la segunda de su lista, la defensora de genocidas Victoria Villarruel.

En su votación se mezcla la clásica derecha reaccionaria liberal porteña, que en otros tiempos le dio importantes votaciones a Alvaro Alsogaray y a la Ucede y que en los últimos años se había decantado casi totalmente por PRO, pero también una importante cantidad de nuevos votantes juveniles. Algunos de ellos, en general de clase alta o media alta, han sido ganados para su discurso reaccionario, “anticomunista” y “libertario” (así se definen), fuertemente misógino, antiderechos de las mujeres y homofóbico. Pero también el voto a Milei incluye a otros jóvenes que lo apoyan confundidos por su discurso “antisistema”, contra “la casta política”, simpatizando con que se opone tanto al Frente de Todos como a Juntos por el Cambio.

Javier Milei, en sus discursos, tiene siempre un insulto en la punta de los labios: “zurdos”, “comunistas”, “socialistas”. Está tan a la derecha que lo utiliza para etiquetar a todos, desde la propia izquierda, pasando por el Frente de Todos hasta, insólitamente, el propio Rodríguez Larreta.

El candidato de La Libertad Avanza crea un “frankenstein”, metiendo dentro de él todo lo que popularmente es repudiable, y a eso lo llama “socialismo”. Ahí va la corrupción, la burocracia, la defensa de regímenes dictatoriales como el de Maduro, las mentiras y el doble discurso kirchnerista, los crímenes de Stalin, todo en una mezcla absurda, al estilo “la biblia y el calefón”, junto con cualquier cosa que no sea “privada”.

Por eso tenemos que seguir insistiendo: el socialismo no tiene nada que ver con eso a lo que se refiere Milei. Ni Cristina es “socialista”, ni tienen nada de “socialistas” o “comunistas” dictaduras plenamente capitalistas como las de Maduro, o la Cuba actual. Todos gobiernos que, más allá de sus discursos, gobiernan en pleno acuerdo con las transnacionales. Las mismas que, por otra parte, defiende Milei.
Nuestro socialismo, el verdadero, el único, es el gobierno de los trabajadores, con democracia, donde, a partir de resolver y garantizar las necesidades más urgentes, se abra el camino para el libre desarrollo de cada persona. Un socialismo sin explotación, feminista, sin opresión para las mujeres ni para nadie. El único régimen que garantiza la auténtica libertad.

Porque Milei pregona la defensa de la libertad, lo que cae simpático, junto con su estilo de melena no peinada y campera negra. Pero no hay que confundirse: la única “libertad” que defiende Milei es la de los empresarios para despedir sin pagar indemnización y la de seguir con sus negocios sin pagar impuestos. Por algo, cuando se le pregunta por quién es su referente, suele citar a Carlos Menem (“el mejor gobierno de la historia”) y a Domingo Cavallo.

Milei lleva en sus listas a militantes “celestes”, opuestos al derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo (ahí se acabó el “liberalismo” de La Libertad Avanza), a carapintadas del partido de Gómez Centurión y hasta a candidatas a legisladoras como Delfina Ezeiza, que llegó a tuitear “Videla volvé”. Hasta niega la existencia del cambio climático.

Javier Milei cierra sus discursos con el slogan “No vengo a criar corderos, vengo a despertar leones”, que solía repetir el dirigente fascista Benito Mussolini. De hecho Milei incorporó al “león” como su símbolo partidario y lo utiliza en su campaña. A confesión de partes, relevo de pruebas: La Libertad Avanza es una expresión de ultraderecha, neofascista, admirador de Bolsonaro y Trump y asesorado por Vox, los admiradores españoles de Francisco Franco. A los jóvenes que lo votaron les decimos, fraternalmente, que es un voto equivocado. La rebeldía, el repudio al sistema, la verdadera oposición a todos los que ya gobernaron, no se expresa con los libertarios. Milei va a votar con el Frente de Todos y Juntos por el Cambio el acuerdo con el FMI. El verdadero cambio, la política distinta, la auténtica salida para la juventud y el pueblo trabajador viene de la mano del Frente de Izquierda Unidad.


Escribe Pablo Almeida, legislador porteño por Izquierda Socialista/FIT Unidad

Terminaron las PASO. Y, una vez asentada la polvareda del terremoto que ocasionó la debacle electoral del gobierno, se retomará la campaña de cara a la definitiva elección del 14 de noviembre.
Cada una de las fuerzas políticas patronales debatirán con sus millonarios equipos de campaña como “ajustar el discurso” (léase como mentirle mejor al pueblo trabajador) y se lanzarán a la nueva etapa. Otra vez veremos que se reaviva “la grieta”: el Frente de Todos explicando que todo es culpa del desastre que dejó Macri, que lo que están en juego son dos “modelos distintos”; Juntos por el Cambio planteando que hay que decir ¡basta! y ponerle un freno al kirchnerismo, votándolos a ellos. Y Milei (al igual que Espert en la provincia) buscando pescar en el río revuelto de aquellos que, con justa razón, ya están hartos de que todos les mientan.  

Pero hay un punto donde todos coinciden, demostrando que, por algo, son partidos patronales. Cuando todo termine, y los diputados y senadores electos estén sentados en sus bancas, tanto el Frente de Todos, como Juntos por el Cambio, y también Milei y Espert, votarán a dos manos a favor del acuerdo con el FMI. Seguramente con distintos argumentos, y echándose la culpa unos a otros, pero unánimente apoyarán el nuevo plan de ajuste que se suscribirá con el Fondo Monetario Internacional.

Sólo si el Frente de Izquierda Unidad logra defender su actual bancada  (o ampliarla, como dejan abierta como perspectiva las recientes elecciones) habrá voces que se opongan. No será la primera vez: a poco de asumir el gobierno de Alberto Fernández, antes de la pandemia, ya se juntaron peronistas y cambiemitas para votar juntos la apertura de negociaciones con los acreedores privados y el Fondo. Esa vez sucedió lo mismo que volverá a pasar ahora: sólo se escuchó en contra la voz solitaria de los diputados del FITU.

Por eso, insistimos, votar al Frente de Izquierda Unidad es hacerlo por los únicos que ya se opusieron, se oponen y se opondrán a un nuevo acuerdo con el FMI. Todos los demás están a favor, y por lo tanto van a avalar la profundización del ajuste, con más entrega y miseria. Solo el FITU plantea que no se pague la deuda externa, que se rompa con el Fondo y que se ponga todo ese dinero al servicio de resolver los más urgentes problemas del pueblo trabajador: salario, empleo, salud, educación y vivienda.

En el tramo final de la campaña los candidatos de los partidos patronales salen desesperados a la caza de votos. Vamos a unas PASO donde priman la apatía y la indiferencia frente a las elecciones.

Así aparecen expresiones que rozan lo ridículo. La ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic, ante una pregunta sobre los problemas de inseguridad, respondió, relativizando el tema, que “Suiza es un país más tranquilo, pero también más aburrido”. Obviamente, se la dejó picando al ministro bonaerense que ocupa la misma cartera, Sergio Berni, hombre de Kicillof y de Cristina, que salió a responderle para afianzar su clásico repertorio de mano dura al mejor estilo Patricia Bullrich. Pero que, de pasada, también aludió críticamente al Olivosgate, el escándalo causado por la foto del cumpleaños en la quinta presidencial. Mientras tanto, y en una patética puesta en escena para ganar el voto juvenil, la candidata a diputada del Frente de Todos Victoria Tolosa Paz salió a decir que “en el peronismo siempre se garcha”, como intentando dar un guiño a un discurso descontracturado. Por supuesto, las y los jóvenes no piden, ni les importan, estos supuestos “consejos”. Hacen lo que quieren con su vida sexual, pero sí le reclaman al gobierno trabajo y salarios dignos para poder estudiar o desarrollar un proyecto de vida, algo que el actual gobierno del Frente de Todos, con un escandaloso índice de pobreza superior a 50% en esa franja etaria, está lejos de garantizar. Y si de elecciones sexogenéricas hablamos, Alberto Fernández y Axel Kicillof tienen una deuda pendiente, se van a cumplir seis meses de la desaparición de Tehuel y nadie hizo nada.

Del lado de Juntos por el Cambio siguen las peleas internas, mientras Vidal, sin abandonar su sonrisa estudiada, radicaliza su discurso para no perder más votos por derecha. Y si queremos una imagen más patética de toda esta puesta en escena, tenemos los insultos de Milei a Rodríguez Larreta, acusándolo desopilantemente de “zurdo”.

Todo esto expresa una salida desesperada de los políticos patronales mientras millones manifiestan su hastío ante todos los que gobernaron, que generaron hambre, desempleo, inflación y corrupción mintiéndole al pueblo. Porque votaron a Alberto Fernández creyendo que se venía la “heladera llena”, como prometía el Frente de Todos en campaña. Y también porque sigue estando fresco el desastre del gobierno de Macri, que hambreó al pueblo trabajador para garantizarles los negocios a sus empresarios y banqueros amigos.

En estos días vimos otro debate que muestra la realidad de para quién han gobernado todos, peronistas, PRO y radicales. El gobierno se enfrascó en una discusión con la oposición patronal acerca de quién había endeudado más al país, si Cristina, Macri o ahora Alberto Fernández, si era lo mismo que fuera en pesos o en dólares, etcétera. La respuesta es muy sencilla, todos lo hicieron, todos pagaron millonadas, se sometieron a planes de ajuste y, a la vez, continuaron aumentando la bola de nieve de la deuda externa. Todos, hasta los que ahora quieren aparecer como lo nuevo, como Milei y Espert, que defienden al gobierno de Menem como “el mejor de la historia argentina”. Sí, el de Menem y su ministro Cavallo, el gran endeudador serial. En esto tampoco se salva Florencio Randazzo, hoy gran defensor de la flexibilización laboral.

“Todos somos responsables, porque todos ya gobernamos”, dijo hace unas semanas la vicepresidenta Cristina Férnández. Queremos desmentirla, la izquierda nunca gobernó.  
Por eso decimos que no hay que votar a los que nos hundieron. En estas elecciones tenemos que fortalecer a la única alternativa que plantea un programa de emergencia para resolver los más urgentes problemas del pueblo trabajador, el Frente de Izquierda Unidad. Los únicos que decimos que hay que suspender inmediatamente los pagos de deuda externa y romper el acuerdo con el FMI. Que hay que poner un impuesto de verdad a las grandes riquezas. Y que de ahí saldrá el dinero para que haya salario, trabajo, jubilaciones dignas, salud, educación y vivienda.

Por eso es importante que la izquierda siga teniendo diputadas y diputados en el Congreso nacional y en las Legislaturas. Y para eso es necesario ir a votar y hacerlo por el FIT Unidad. Porque si no nuestra bronca se pierde y le dejamos el camino servido a los partidos patronales. Porque si hacemos una buena elección y logramos defender nuestras bancas, estaremos más fuertes para que todas y todos podamos dar unidos las peleas que se vienen. Ya que, apenas terminen las elecciones, el gobierno se jugará a firmar el acuerdo con el FMI, que significará más ajuste, hambre y saqueo de nuestras riquezas. Un acuerdo que votarán todos a dos manos, el Frente de Todos, Juntos por el Cambio y Milei y Espert. Solo lo enfrentará, en el Congreso y en las calles, la izquierda junto al sindicalismo combativo. Como siempre.

Es que lo nuestro no es una promesa, como las que suelen hacer los políticos patronales. Es lo que hemos venido haciendo, lo que hacemos y lo que seguiremos haciendo después de las elecciones, estar en todas las luchas, apoyándolas incondicionalmente, denunciando las políticas de ajuste y postulando nuestro programa alternativo.

El FIT cumple en estas elecciones diez años de vida. Una década aportando a la exigencia más sentida de miles de luchadores, la unidad de la izquierda. Por eso en las PASO no te confundas con los que dividen al FIT, el MST. Votá a la lista de los fundadores del Frente de Izquierda, el PO, el PTS e Izquierda Socialista. Votá a la lista de Nicolás del Caño, Romina del Plá, Juan Carlos Giordano y Mónica Schlotthauer en la provincia de Buenos Aires. A Myriam Bregman, Gabriel Solano, Mercedes Trimarchi, Mercedes de Mendieta y Pablo Almeida en CABA. A Liliana Olivero y Laura Vilches en Córdoba. Y a todas las candidatas y candidatos del Frente de Izquierda Unidad, lista 1A, de todo el país.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

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