Dilma y Lula han salido a denunciar que está en danza un “golpe de estado” contra la “democracia” en Brasil. Y llaman a sus seguidores a defender su gobierno saliendo a la calle contra “el golpe”. Esto es falso. Son argumentos parecidos a la “guerra económica del imperio” que daba Maduro para explicar su debacle electoral de diciembre pasado o de Evo Morales para justificar su derrota en el referendo de febrero por su reelección.
En Brasil no hay en camino ningún golpe de estado, que se supone deberia estar apoyado por un sector de las Fuerzas Armadas. Lo que ocurre en Brasil -como en Venezuela, Bolivia o Argentina con la derrota electoral del peronismo K- es que los trabajadores y los pueblos están hartos de gobiernos de “doble discurso”. Que hablan con discursos de “izquierda” y gobiernan durante décadas para las multinacionales, los grandes empresarios y banqueros contra el pueblo. La corrupción es parte de los negociados patronales.
Lo que prima en Brasil es el odio de millones de trabajadores y sectores populares contra el gobierno del PT que viene aplicando un ajuste tras otro. Por eso Dilma tiene un rechazo popular de más del 80%. La oposición burguesa lo quiere sacar porque ya no le garantiza una “estabilidad política”. Necesitan un recambio para evitar que la bronca de las masas no derive en una movilización revolucionaria.
Es lamentable que desde sectores de la izquierda como el grupo Movimiento Revolucionario de los Trabajadores (MRT), ligado al PTS de Argentina, apoyen el falso argumento del gobierno de Dilma del “golpe de estado”. En la Izquierda Diario de Brasil usan el término “Golpe institucional” que favorecería “a la derecha”. Y critican a los sectores de la izquierda, entre ellos a la CST (sección UIT-CI) que rechazan la maniobra del impeachmet pero que desde una postura de independencia de clase levantan el Fora Dilma, Fora Temer (vice), Cunha (oposición) y el Fora Todos y proponen organizar un “tercer campo” de la izquierda y los trabajadores para movilizar contra el gobierno y sus ajustes y preparar un poder alternativo.
Las posiciones del MRT tienen punto de contacto con el giro oportunista pro k del PTS en Argentina (ver El Socialista N° 311)
El MRT se niega a levantar Fora Dilma y Fora Todos porque la caída de Dilma “sería algo peor” y que iría “contra la voluntad popular expresada en millones de votos” (ver www.esquerdadiario.com.br). O sea que toman los mismos argu- mentos de los dirigentes del PT y de los reformistas en el mundo que con ese argumento defienden a sus gobiernos contra las movilizaciones populares que cuestionan sus ajustes. En otras palabras, el MRT dice Dilma es el “mal menor”. Llegan al colmo de comparar la situación de Brasil con la Alemania de los años 30 y el peligro de la llegada de Hitler (ver nota de Simone Ishibaschi ID Brasil).
La postura del MRT es tan claudicante al gobierno de Dilma-PT que se negaron a adherir a la movilización del 1 de abril de la izquierda y los sectores combativos sindicales que se presentaba como alternativa a las movilizaciones del gobierno y de la oposición patronal.