El Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino repudia las últimas operaciones del Estado de Israel, que plantean el riesgo de un reinicio de las operaciones criminales en la Franja de Gaza, donde ya fueron asesinadas más de 45 mil personas. También el execrable video elaborado con inteligencia artificial, difundido en redes sociales por el presidente Donald Trump, en que se contrapone la actual Gaza reducida a cenizas con una futura Gaza opulenta en que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu (quien tiene pedido de captura de la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad) y el multimillonario Elon Musk se divierten en el mega-hotel de lujo del presidente de EEUU.
A lo largo de la tregua establecida en enero, Israel no se ha privado de entorpecer las negociaciones y desconocer varios de los puntos acordados, suspendiendo el acceso de ayuda humanitaria al enclave, y más recientemente suspendiendo la entrega de 600 prisioneros palestinos. Además, en una violación flagrante de los acuerdos, siguió llevando a cabo operaciones, tales como el asesinato de tres policías palestinos en Rafah. Paralelamente, hemos visto a Trump y Netanyahu amenazar con desatar “el infierno” (¡otra vez!) sobre Gaza.
Por si fuera poco, en los últimos días el ejército israelí envió tanques de guerra a Jenín y otras áreas de Cisjordania, por primera vez en más de dos décadas, después de reducir a escombros el campamento de refugiados de esa localidad y provocar el desplazamiento masivo de su población. En Cisjordania, las Fuerzas de Ocupación Israelíes y las bandas de colonos armados asesinaron a cerca de 700 personas desde octubre de 2023.
Como parte de esta campaña beligerante, denunciamos la instrumentalización –por parte del sionismo y los medios hegemónicos de comunicación- de la cuestión de los israelíes retenidos en Gaza en función de una nueva ofensiva contra el pueblo palestino. En esta línea se inscriben los repudiables proyectos presentados en la Legislatura porteña y el Concejo Deliberante de Rosario para renombrar las calles que llevan por denominación “Estado de Palestina” y “Palestina”, respectivamente. Esta tentativa de supresión traduce al plano simbólico la eliminación física que los genocidas llevan a cabo en la Palestina.
Denunciamos que el gobierno de Benjamin Netanyahu no tiene ningún interés por el regreso de sus ciudadanos sino que su propósito consiste en la recolonización de Gaza y la anexión de Cisjordania. A tal punto, que las propias familias de los israelíes que estaban en Gaza se han cansado de reclamarle un intercambio por presos políticos palestinos, que el gobierno israelí dinamitó en reiteradas oportunidades, algo que ahora amenaza con repetir.
La campaña que el Estado sionista ha montado en torno a la muerte de integrantes de la familia Bibas, que el gobierno israelí atribuye a las organizaciones palestinas pero que éstas aseguran (desde noviembre de 2023) que fue consecuencia de los bombardeos israelíes, contrasta con el ocultamiento del asesinato de miles de niños palestinos (cerca de 18.000, según fuentes), que algunos funcionarios llegaron a plantear como justificadas. Entre ellos el exvicepresidente de la DAIA, Sergio Pikholtz, quien en enero de 2024 declaró desde su cuenta en X que “no hay inocentes civiles en Gaza, tal vez los niños de menos de cuatro años”, no es más que una legitimación del genocidio y de la limpieza étnica.
Por último, rechazamos la persecución política y judicial y el hostigamiento mediático creciente en nuestro país contra referentes de la política que se pronuncian en solidaridad con Palestina.
No al genocidio.
Fuera las tropas israelíes de Gaza, Cisjordania, Líbano y Siria.
Viva la resistencia del pueblo palestino.
No al alineamiento de Milei con Estados Unidos e Israel.
¡Fuera Mekorot!
¡Palestina libre!
¡Denunciar un genocidio no es delito!
COMITÉ ARGENTINO DE SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO PALESTINO
Escribe Adolfo Santos, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
En la noche de entrega de premios Óscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, los palestinos desfilaron por la alfombra roja. “No Other Land” (Ninguna Otra Tierra), recibió la estatuilla a la mejor película documental. No fue pequeña la hazaña si consideramos que, en Estados Unidos, esta obra aún no ha conseguido quien la distribuya, en un repugnante boicot por parte de la gran industria cinematográfica que se niegan a revelar la verdadera situación de Medio Oriente.
La película del palestino Basel Adra y el israelí Yuval Abraham, que ya obtuvo el premio al mejor documental en el Festival de Berlín de 2024, retrata la destrucción de la ciudad palestina de Masafer Yatta por soldados del ejército sionista en Cisjordania y los crímenes perpetrados en la región bajo el manto protector del imperialismo yanqui e internacional. Por eso quieren ocultar la cruda realidad retratada en el film. Como buen documental, los autores realizaron grabaciones en directo de asesinatos y otras atrocidades por parte de militares israelíes y colonos invasores a palestinos indefensos.
“No Other Land”, muestra quienes son las verdaderas víctimas y quienes sus victimarios. Son escenas de una crueldad emparentada con las acciones del nazismo contra los propios judíos durante el holocausto. Enormes hormigoneras cargadas con cemento tapan e inutilizan los pozos de agua en una región desértica para matar de sed a un pueblo que no acepta rendirse; excavadoras arremeten contra humildes casas, postes de luz y el edificio precario de una pequeña escuela, en medio del llanto de niños y niñas que no consiguen entender semejante odio por parte del invasor sionista. “Ninguna Otra Tierra”, no es más que un pedacito de la verdadera historia de una colonización sangrienta.
“Espero que mi hija no tenga que vivir la misma vida que estoy viviendo yo, siempre bajo vigilancia, con invasiones, desplazamientos y una ocupación. Esta película refleja la realidad tan cruda en la que llevamos viviendo décadas. Pedimos acciones para acabar con esta injusticia y la limpieza étnica del pueblo palestino”, dijo Basel Adra, al recibir el premio. Por su parte, Yuval Abraham, judío y coautor, que está amenazado de muerte, expresó: “Hicimos esta película juntos, palestinos e israelíes, para que nuestra voz sea más fuerte. Necesitamos una solución política sin supremacía étnica. Esta situación de apartheid […], tiene que terminar. La destrucción de Gaza es horrible […] Vivo libremente en un régimen civil, pero Adra vive bajo un régimen militar que destruye su vida”.
Sin dudas este film será un punto de apoyo más para apalancar las “acciones” que pidió Adra contra este genocidio encabezado por Benjamín Netanyahu. Ya consiguió un primer triunfo: transformar la ceremonia de los Óscar, uno de los escenarios más vistos del mundo, en una crítica a la política imperialista y a la acción de limpieza étnica ejecutada por el sionismo en su afán de construir un Gran Israel controlando Gaza y Cisjordania. Aunque sea por un pequeño momento, los palestinos deben sentir un pequeño alivio al saber que, a cada momento, en todo el mundo es condenada la política imperialista y el genocidio perpetrado por el ejército de ocupación sionista. Como expresó Yuval, las voces unidas se escucharán más fuerte en un grito que se agiganta: Palestina libre, del río al mar.
Enlaces para ver el documental 'No Other Land'
Parte 1: https://vimeo.com/1053952657/6152ede89b
Parte 2: https://vimeo.com/1056204527/593cece872
Escribe Miguel Angel Hernández, dirigente del PSL de Venezuela y de la UIT-CI
3/3/2025. El pasado 28 de febrero el mundo vio con estupor la escandalosa confrontación entre el presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski y Donald Trump en el salón oval de la Casa Blanca.
Ocurrió algo inédito en el contexto mundial. Un ultraderechista y fascista como Trump, desaforado como un “sheriff”, dando el aval a otro ultraderechista como Putin. Mostrando descaradamente que buscan que Ucrania y su pueblo se rindan y entreguen el 20% de su territorio a Rusia, y sus recursos mineros y energéticos.
La emboscada contra Zelenski la inició el vicepresidente norteamericano J.D. Vance que le dijo a éste que estaba siendo “irrespetuoso” hacia los estadounidenses, y que más bien debería agradecerle a Trump.
Zelenski había visitado Estados Unidos supuestamente con el objetivo de firmar con el ultraderechista Trump un acuerdo para explotar las llamadas “tierras raras”, y otros recursos mineros y energéticos en Ucrania. La rueda de prensa que ofrecían, sin embargo, tuvo un final tenso, en el cual llegaron a los gritos y Trump incluso mandó a callar a Zelenski. Este finalmente no tuvo otra salida que levantarse e irse de los Estados Unidos sin firmar el acuerdo que pretendía Trump.
Lo que quedó claramente en evidencia es que Trump se coloca del lado de Putin y el imperialismo ruso, y con su actitud destemplada buscó humillar a Zelenski, pero especialmente al pueblo ucraniano que tiene tres años luchando, enfrenando la invasión del ejército ruso, y padeciendo las calamidades de una guerra donde ya han muerto miles de soldados y civiles.
Desde el 2022 cuando el ejército ruso cruzó la frontera con Ucrania, tanto la Unión Europea como Estados Unidos tuvieron una posición tibia frente a la agresión de Putin. Primero, Biden y Macron intentaron que Zelenski se fuera del país y se rindiera, ante su negativa se limitaron a proporcionar armamento defensivo a Ucrania; nunca quisieron proporcionarles aviones o tanques de última generación. El objetivo del imperialismo europeo y de Estados Unidos nunca fue la derrota de Rusia, sino llegar a una negociación favorable a los intereses del imperialismo norteamericano.
Ahora Trump da un giro de 180 grados, y avanza agresivamente hacia un acuerdo con Putin, sin tomar en cuenta a Europa. Lo que busca es controlar política y económicamente a Ucrania, repartiéndose el país con Rusia, que se quedaría en un eventual acuerdo de paz con el 20% del territorio que ya ocupa, así como con la península de Crimea bajo su poder desde 2014. Mientras que Estados Unidos se quedaría con las “tierras raras”, minerales de gran importancia para el desarrollo de las nuevas tecnologías, así como con el petróleo y el gas ucraniano. Un reparto imperialista a la usanza del siglo XIX, como muchos otros que se han producido en la historia a expensas de los pueblos.
En los últimos 3 años la política del gobierno capitalista de Zelenski fue confiar en el imperialismo, tanto europeo como norteamericano, y aplicar medidas favorables a la oligarquía corrupta de Ucrania, en detrimento del pueblo quien es el que hace pone los muertos, y hace el mayor esfuerzo en el enfrentamiento a la agresión imperialista de Putin. Con la humillación es como le responde el imperialismo norteamericano al pueblo ucraniano que con sus vidas a enfrentado la agresión de Rusia.
Desde un primer momento, la UIT-CI se colocó al lado de la nación agredida, en este caso Ucrania, y dimos todo nuestro apoyo a la resistencia del pueblo ucraniano que enfrentó la invasión de Putin, sin dar ningún apoyo político al gobierno de Zelenski y diciendo No a la OTAN.
Lamentablemente la izquierda reformista compuesta por el castrochavismo, el estalinismo y la centroizquierda mundial, se colocaron del lado de Putin, el agresor del pueblo ucraniano. Ahora resulta contradictorio que queden unidos al ultraderechista Trump en su giro de pactar con Putin.
Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional llamamos a mantener la solidaridad con la lucha del pueblo ucraniano contra la invasión rusa, desde una posición de independencia política frente al gobierno de Zelenski, así como contra los planes del imperialismo ruso y de Trump de repartirse el país.
Repudiamos al ultraderechista Trump que pretende darle la victoria en Ucrania al dictador Putin, mientras que simultáneamente ratifica su apoyo al genocidio que lleva adelante Israel contra el pueblo palestino en Gaza.
Trump se suma a Netanyahu y sus ministros fascistas impulsando la política de desplazar a la población palestina a países árabes, como Egipto y Jordania. Cínicamente dijo que convertirían a Gaza en la “Riviera del Medio Oriente”, en alusión a la Riviera francesa, balneario y sitio de veraneo de los millonarios del mundo. Trump llegó al colmo de difundir un aberrante vídeo con imágenes de él con Netanyahu en una supuesta playa de Gaza.
Ha sido el pueblo palestino de Gaza quien ya le respondió a Trump cuando centenares de miles de palestinas y palestinos volvieron al destruido norte de la franja, ratificando que no piensan irse de sus tierras.
Desde la UIT-CI llamamos a la más amplia unidad para movilizar en todo el mundo, en repudio a Trump y en apoyo al pueblo ucraniano y a la heroica resistencia del pueblo palestino.
Escribe Adolfo Santos, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
El gobierno ultraderechista de Javier Milei acaba de escribir un nuevo capítulo de su política de sumisión al jefe del imperialismo yanqui Donald Trump. En la reciente reunión de la Asamblea General de la ONU, se abstuvo ante una propuesta de resolución que califica a Rusia como país agresor y le exige que retire sus tropas del territorio de Ucrania. Una demostración de “panquequismo” total de quien hasta ahora venía expresando apoyo a Ucrania frente a la guerra con Rusia. Incluso fue invitado a la asunción de Milei como presidente. Esta voltereta en el aire es producto de la subordinación total a la política de Trump.
A tres años del inicio de la invasión rusa, Ucrania comienza a tener dificultades para detener la ofensiva de las tropas enemigas. La falta de un apoyo internacional decidido, con armamento y logística y la política de subordinación a la orientación de los países imperialistas por parte del gobierno de Volodymyr Zelensky, han generado dificultades a la heroica resistencia ucraniana. En este marco, Donald Trump, pretende establecer nuevas reglas y acuerdos negociando con el dictador Vladimir Putin, el reparto del control de Ucrania.
Nada está dicho aún y esta guerra desigual no está definida, pero el vuelco de Trump a favor de cederle a Putin el territorio invadido por Rusia, como parte de un botín entre imperios, del que Estados Unidos se quedaría en poder de las tierras raras (minerales para chips) y otras riquezas ucranianas, es gravísimo. Por eso es escandaloso que nuestro país sea cómplice de este proyecto que comienza a elucubrar Donald Trump aprovechándose de la crisis y decadencia de un imperialismo europeo que cada vez tiene menos cartas para intervenir en este juego de poder.
Una vez más, el gobierno ultraderechista de Milei demuestra su sumisión a la hora de posicionarse sobre temas internacionales. En septiembre de 2024 se había alineado con Joe Biden cuando la ONU resolvió exigirle a Israel que “ponga fin sin demora a su presencia ilegal en el Territorio Palestino Ocupado”. El gobierno de Milei, fue uno de los catorce votos que rechazó esa propuesta, apoyando el genocidio y extendiendo el sufrimiento del pueblo palestino invadido por Israel.
Ahora, por orden del imperialismo yanqui y su nuevo pacto con Putin, se abstiene de condenar la invasión y exigir el retiro de las tropas invasoras. El proyecto de resolución de la Asamblea General de la ONU, fue aprobado con 93 votos a favor, 18 en contra y 65 abstenciones. Estados Unidos, Israel y Rusia se unieron y votaron en contra. Argentina se abstuvo junto con China, Irán e India entre otros demostrando una obsecuencia obscena frente al imperialismo norteamericano.
Es con la misma obediencia que aplica un brutal plan de ajuste sobre las y los jubilados y sectores populares, que impide aumento de salarios aún las acordadas en paritarias, que paga puntualmente los intereses de la fraudulenta deuda externa a costa del presupuesto para la salud o la educación pública. Es el gobierno que aplica la motosierra contra los que menos tienen y manda al Congreso a votar leyes que favorecen a los grandes empresarios, a las multinacionales y al sistema financiero. Es el gobierno de la estafa con las criptomonedas, por eso no tiene ninguna credibilidad. Tampoco la tiene a la hora de votar resoluciones en la ONU que solo responden a los intereses de Trump y el imperialismo norteamericano.
Desde Izquierda Socialista, como parte de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores Cuarta Internacional (UIT-CI), repudiamos la postura del gobierno argentino y continuaremos apoyando la resistencia obrera y popular de los ucranianos, que enfrentan la invasión al mismo tiempo que luchan contra los planes proimperialistas de ajuste implementados por el gobierno de Zelensky. Nos unimos a la lucha de la resistencia como parte del enfrentamiento a los planes del imperialismo yanqui encabezado por Trump de adueñarse de Ucrania y de Palestina. Desde una posición de independencia, llamamos a manifestarnos contra la invasión del imperialismo ruso y contra los planes de Trump y de la OTAN, ahora apoyados por Milei.
Escribe Patrik König
24/02/25. Muchos artículos se han escrito y mucho se ha dicho sobre las elecciones adelantadas en Alemania. Estamos hablando de la cuarta economía mundial y el motor de la Unión Europea (UE) y sin duda, aunque no tenga la importancia de las elecciones en EE. UU., lo que pasa en Berlín tiene una gran repercusión en la arena internacional y sobre todo para Europa. Finalmente llegaron las elecciones a canciller y lo que nos toca ahora es intentar sacar las primeras conclusiones e ir vislumbrado las perspectivas sobre cómo va a seguir la situación tras las elecciones y las tareas de la izquierda revolucionaria.
Los resultados electorales
La participación fue la más alta desde la unificación de Alemania (84 %) y los resultados muestran lo que más o menos las encuestan preveían. Una subida de las alternativas más conservadoras y una bajada de los partidos integrantes del actual gobierno. De forma distorsionada, es la expresión de un sector que, ante la falta de alternativas por parte de la izquierda, castiga al gobierno encabezado por la vieja socialdemocracia (SPD) y aliado a los Verdes y un partido liberal menor, votando a la alianza conservadora la Unión Democristiana / Unión Socialcristiana bávara (CDU/CSU) de Federico Merz, logrando un 28,5% de votos, que ya gobernara durante años con Angela Merkel. O a la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) con un 20,6%, casi el doble que en las elecciones de 2021. Die Linke (La Izquierda), integrada por …ex integrantes del PC, maoistas, grupos trotskistas, e independientes, por su lado tuvo una subida importante confirmando la polarización y la búsqueda de opciones más radicales.
El Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz, quedó en tercer lugar con un 16%., haciendo la peor elección de su historia. Sus aliados los Verdes son cuartos con casi un 12%.
El previsto avance electoral de la ultraderecha, neonazi de AFD, expresa, como ha ocurrido con Trump, Meloni, Le Pen o Milei en Argentina, un equivocado voto castigo de un sector popular harto de los viejos partidos capitalistas tradicionales que ya han gobernado y llevado a la crisis social, a la caída del nivel de vida de millones.
En los días venideros veremos a través de los medios de comunicación esta “timba electoral” donde se negocian coaliciones y cargos como si fuera un mercado de ganado. Salga la coalición que salga ninguno traerá soluciones de fondo a los problemas actuales de vivienda, sanidad, educación, militarismo creciente, despidos en la industria, etc.
La campaña electoral
La campaña electoral estuvo marcada por un claro tinte xenófobo. Los partidos mayoritarios (SPD, CDU, Verdes y AFD) parecían competir por ver quién tenía una política más antimigratoria. El debate se centraba en demostrar que todos los males se deben a la gran cantidad de extranjeros y que, por eso, hay que “regularlos” dicen algunos, otros como la ultraderecha de AFD, expulsarlos directamente.
Pero cualquiera que haga un análisis mínimamente serio sabe que este ataque a la inmigración no tiene más que un uso meramente electoral y populista. Es un mero instrumento para distraer a la mayoría de la población de los problemas reales que aquejan al país y, así, evitar discutir las verdaderas soluciones. Está más que demostrado que Alemania no puede echar a los inmigrantes, sino que, por el contrario, necesita de la inmigración para cubrir cientos de miles de puestos de trabajo sin ocupar por falta de mano de obra, y que también necesita de la inmigración por los profundos problemas demográficos que tiene debido a su baja tasa de natalidad. Si se llevara a cabo una política de expulsión de inmigrantes, la producción capitalista alemana se vería paralizada prácticamente de inmediato.
La estructura capitalista alemana en crisis
El verdadero problema reside en la crisis estructural de su economía o lo que muchos economistas llaman el “fin del milagro alemán” o “fin de ciclo”. Esta situación de crisis profunda se debe a varias cuestiones. Algunas de carácter internacional y otras de carácter interno, que están entrelazadas. Veamos algunas de ellas.
Por un lado, está el agravamiento de la crisis capitalista mundial que ha generado una fuerte disputa inter imperialista, en la que Alemania quedó presa entre los dos principales contendientes, EE. UU. y China, y aunque sea la cuarta o tercera economía mundial, según las cifras que se tomen en cuenta, está muy por debajo de las dos principales potencias. Esta situación le obliga a pelear por un lugar en esa contienda con una mala relación de fuerzas. Además, es un país principalmente exportador y esta “guerra comercial” con aranceles, cuotas aduaneras y fuertes peleas por mercados, no le beneficia para nada.
Otros elementos a tener en cuenta son que, desde la II Guerra Mundial, sigue siendo un país muy controlado por EE. UU.; su principal industria, la automotriz, está muy tocada por la crisis del sector; la guerra entre Rusia y Ucrania provocó que dejara de recibir gas y petróleo a bajo coste para hacer funcionar su industria; es un país muy atrasado en todo lo que se refiere a la digitalización; etc. A todos estos problemas se le sumó lo que fue el detonante para que se adelantaran las elecciones, que fue que la Constitución alemana le prohibiera al gobierno, encabezado por el socialdemócrata Scholz, poder aumentar el endeudamiento para reactivar la economía.
Ninguna alternativa real para las y los trabajadores
Lamentablemente no hubo ningún partido con un mínimo de representación que levantara un programa alternativo para la clase trabajadora y el pueblo.
Así CDU, AFD o BSD (el partido de Sara Wagenknecht, ex dirigente de Die Linke) centraron su campaña en la inmigración, ocultando de este modo su incapacidad de dar una propuesta económica que dé respuesta a la situación actual. El SPD y Los Verdes, por su parte, hicieron eje en la campaña del “cuidado que viene la derecha” para tratar de movilizar a su electorado y, de esa manera, obviar el desastre que está siendo su actual gobierno y esconder también que no tienen una propuesta alternativa para salir de la crisis.
Centrar el debate alrededor de la inmigración les sirvió a los partidos del régimen para evadirse de presentar propuestas concretas, y las pocas veces que se habló de soluciones económicas, algunos partidos plantearon la política del “déficit 0”, es decir recortes en todos los aspectos para equilibrar los números; y otros, propusieron el viejo modelo de endeudarse más para reactivar el mercado interno. Y como ya sabemos ninguno de estos dos proyectos trae beneficios para los/las trabajadores/as y el pueblo. Todos estos partidos, con sus matices, gobiernan y gobernarán para el gran capitalismo alemán.
Algunas conclusiones de las elecciones y las perspectivas
Es muy probable que surja una coalición de gobierno, encabezada por el conservador Merz, que no tenga una mayoría y una unidad clara para poder implementar el plan de recortes que necesitan para que las empresas alemanas recuperen confianza y mejoren sus tasas de ganancia. Los números muestran la falta de una clara mayoría y eso hará complicado conseguir un nuevo gobierno sólido. Pero más allá de cuan sólido sea el futuro gobierno o de si será capaz de terminar su mandato, lo que es seguro, es que, ya sea con el modelo de “déficit 0” o el modelo de aumento de la deuda, lo que le espera a la clase trabajadora son más recortes en cuestiones sociales como educación, sanidad y jubilaciones, más flexibilidad laboral “para que las empresas alemanas sean más competitivas”, aumento del presupuesto militar, apoyo al genocidio en Palestina, etc.
Como decíamos al principio las elecciones tuvieron que ser adelantadas y esto fue un acontecimiento que no es para nada normal en Alemania, sino un signo evidente de crisis política. La estabilidad que reinó durante décadas va llegando a su fin y va dando paso a una polarización social creciente. Está claro que la crisis ya no golpea sólo en la periferia, sino que ha entrado y ha venido para quedarse en el corazón de Europa. Hay un descontento social manifiesto y un aumento de los conflictos políticos y sindicales. En los últimos dos años hubo huelgas y protestas por aumento de salarios o mejores condiciones de trabajo en el metal, ferroviarios, portuarios, personal de tierra de Lufthansa, entre otros.
Ante esta situación la clase trabajadora tiene que dejar de ser mera espectador de este cine de terror capitalista y estar a la cabeza de las luchas, junto a la juventud y los sectores populares, que se van dando y las que vendrán. Habrá que enfrentar desde el minuto uno al nuevo gobierno. En los centros de trabajo y de estudio tenemos que elegir delegados/as combativos/as, tenemos que exigirles a las cúpulas sindicales que se pongan a la cabeza de las luchas y tenemos que levantar programas que representen nuestros intereses y den respuestas de fondo y de clase a los problemas presentes. En ese proceso es en el que programas y partidos se van poniendo a prueba. Esa es la base para que pueda desarrollarse una organización política alternativa y de clase, de una izquierda realmente independiente, que también sea una alternativa para enfrentar y derrotar el crecimiento de la ultraderecha. Es el momento en que se hace necesario, y también posible, construir un partido socialista y revolucionario. En esa perspectiva estamos trabajando las y los militantes de la UIT-CI en Alemania.