Después de cinco meses de pedaleo, la burocracia de Fernández acordó un 37% muy por debajo de la inflación, estimada en 45/50%, además de ser un 37% mentiroso, ya que al no haber retroactivo a enero ese porcentaje baja mucho más. Otra vez los choferes perdemos con nuestro salario. No alcanza con que desde el primer día de la pandemia seamos esenciales , enfrentando día a día el peligro de contagiarse en uno de los focos que es el transporte público, sin vacunas y sin salario digno.
El aumento además es en cómodas cuotas, la totalidad se terminará de cobrar en septiembre, mientras nos dan un bono en negro mes por mes insuficiente, cuando la canasta básica, según ATE Indec, debería ser de 96.800 pesos. No llegamos siquiera a un salario básico.
¿Por qué se destrabó el acuerdo salarial?
El aumento llegó después de la tercera jornada de lucha que choferes autoconvocados de distintas líneas venían coordinando desde las zonas norte, oeste y sur del Gran Buenos Aires. Una verdadera rebelión que la mayoría de los choferes vio con simpatía. Está presión por abajo aceleró el acuerdo y demuestra que, cuando se sale a pelear, la plata aparece.
Debemos consolidar y extender este espacio de coordinación que no responde a ninguno de los dos sectores burocráticos (Fernández y Bustinduik-Dota), sumar a los choferes de Plusmar y de larga distancia que están en lucha, y también a los del interior, donde las patronales están amenazando con no pagar el aumento. Debemos recuperar los cuerpos de delegados que se planten ante el avance de las distintas patronales. Recuperemos UTA para los trabajadores, por 100.000 pesos de aumento y vacunación urgente para todos los choferes.
Corresponsal