Jul 17, 2024 Last Updated 6:38 PM, Jul 16, 2024

Izquierda Socialista

Este viernes se conocerá el número oficial de inflación de abril. Viene tan mal que el propio director del Indec, Marcos Lavagna, amagó con retrasar su difusión hasta el lunes siguiente, para que la noticia no repercuta negativamente en las elecciones provinciales del fin de semana. Fue peor, el repudio resultó tan grande que se desdijo y así será que tendremos el dato el día que corresponde. Estará alrededor del 8%, cerrando un primer cuatrimestre del año con casi el 30% de inflación. Una auténtica barbaridad. Que es mucho peor si tomamos en cuenta que la suba de precios fue superior aún en los artículos de la canasta familiar. Con estos números, resulta obvio el porqué del aumento de la pobreza y la indigencia, incluso en los trabajadores en blanco (y mucho más, por supuesto, entre quienes están en negro o tercerizados).

Frente a esta realidad, la principal tarea del gobierno peronista del Frente de Todos pasa por rendir pleitesía como sea al FMI (y en particular al gobierno yanqui) para ver si el Fondo le adelanta 10.000 millones de dólares y así “llegar”, sin que se les escape demasiado el dólar, a las PASO de agosto. Todo después de que miles de millones de dólares se fueron por el barril sin fondo de los pagos de deuda externa y otros tantos se despilfarraron regalándoselos a los especuladores y fugadores de capitales. Dólares que, anticipamos, aún en el caso de llegar no se aplicarán a resolver ninguna urgente necesidad popular, sino a tapar los agujeros para seguir con los nuevos pagos de deuda de acá en adelante. Encima, el “apoyo” para que el FMI adelante esas divisas por parte del gobierno yanqui no es gratis. A cambio se les cede más espacio para seguir saqueando nuestras riquezas y contaminando nuestro ambiente, aumentando cada vez más la semicolonización de nuestro país por parte del imperialismo norteamericano.

¿Qué ofrece el Frente de Todos para las próximas elecciones? Más de lo mismo, con un kirchnerismo que retóricamente dice estar “contra el acuerdo con el Fondo”, mientras Cristina sigue apoyando a Massa, el principal ejecutor del actual ajuste.

La oposición patronal de Juntos por el Cambio, mientras se debate en sus internas sin fin, sólo ofrece una cosa con claridad, postularse para ejecutar un mayor ajuste al actual, de la mano de las reformas estructurales (flexibilización laboral, reforma jubilatoria) que exigirá un nuevo acuerdo luego de diciembre con el FMI. La otra oposición patronal, la de los liberfachos de Milei, cada semana se supera a sí misma, en una especie de autocompetencia por hacer un planteo que lleve más a la derecha aún su programa. Así, pasó de la dolarización (que implica llevar el salario y las jubilaciones mínimas a 10 dólares) a proponer la vuelta de las AFJP, de ahí a oponerse a la educación obligatoria y ahora volvió con la legalización de la venta de órganos.
La burocracia sindical de la CGT patéticamente sigue atada a su pacto con el gobierno, dejando pasar el feroz ajuste al que nos somete la inflación y el acuerdo con el Fondo. Pero, por las dudas, ya tiende lazos con la oposición patronal de Juntos por el Cambio, por medio de una reunión con Horacio Rodríguez Larreta. Traidores de hoy al dejar pasar el ajuste, y ya perfilándose como traidores del mañana. Las y los trabajadores que luchan por sus salarios o contra los despidos ven como la dirigencia burocrática los deja aislados, sin plantear el más mínimo plan de lucha para coordinar los distintos conflictos.

Mientras aumenta la bronca y la desilusión de millones con el gobierno del Frente de Todos; mientras Juntos por el Cambio promete “más ajuste y más rápido que lo que hizo durante el macrismo”; mientras Milei profundiza y da detalles cada vez más reaccionarios de su programa ultraderechista; el pueblo trabajador se pregunta a dónde vamos y si hay alguna salida.

La respuesta es que sí, que hay una alternativa, el programa de emergencia obrero y popular que proponemos desde el Frente de Izquierda Unidad. La gran elección de Jujuy así lo ratifica. Porque somos los únicos que planteamos que lo primero que hay que hacer es suspender inmediatamente los pagos de deuda externa y romper el acuerdo con el FMI. Los que sostenemos que hay que cortar de raíz con la especulación financiera y cambiaria, nacionalizando la banca y el comercio exterior. Los que decimos que hay que imponer nuevos y fuertes impuestos a los ricos y a las grandes empresas, y a la vez eliminar el IVA a los productos de la canasta familiar. Los que exigimos un verdadero congelamiento y control de precios para los productos de la canasta familiar, con sanciones severas y reales contra los empresarios que lo violen. Todo esto para tener los recursos necesarios y así resolver las más urgentes necesidades populares: aumentar salarios y jubilaciones, para que nadie gane menos que la canasta familiar; crear trabajo genuino a través de un plan de construcción de viviendas populares, que a la vez resuelva en parte el acuciante déficit habitacional y aumentar los presupuestos de salud y educación. Se trata, en suma, de plantear que deben gobernar los que nunca lo hicieron, quiénes no tienen responsabilidades ni culpa del desastre actual, la izquierda y las y los trabajadores, en el camino a la construcción de una Argentina socialista.

Para fortalecer esta perspectiva, esta alternativa para el pueblo trabajador, las mujeres, disidencias y la juventud, es más necesario que nunca que el Frente de Izquierda Unidad no vaya dividido a las PASO, postulando una fórmula única Bregman-Solano para enfrentar a todas las variantes de los partidos patronales. Esa es la tarea de la hora, desde Izquierda Socialista te invitamos a que te sumes.

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Escribe Mariano Barba

Multiplicidad de páginas periodísticas tratan de dilucidar el futuro electoral del peronismo. En todas, la protagonista principal es la vicepresidenta Cristina Kirchner. Mientras su silencio genera más incertidumbre en las filas oficialistas, el ministro Sergio Massa sigue aplicando un tremendo ajuste en acuerdo con el FMI. Su principal sostén es justamente Cristina.

Es tan grande la crisis del gobierno que a poco más de un mes del cierre de las listas de candidatos todavía el peronismo no sabe quién será su presidenciable. Todas las miradas se posan en la vicepresidenta, que se reserva el uso de la lapicera. Quizá quiera evitar una lucha en las PASO y designar a su delfín como lo hizo en el 2019 cuando ungió a Alberto. Pero le va tan mal al gobierno que el peronismo no tiene candidatos de peso y hasta incluso piensan cambiarle el nombre de Frente de Todos a la coalición para que no esté emparentado con el ajuste. Por eso Cristina también duda y se reaviva el “operativo clamor”, si se presenta a la máxima candidatura o como Senadora en la provincia de Buenos Aires, todo tipo de especulaciones para tratar de arrastrar votos y no perder las elecciones.

En lo que no duda Cristina es en el apoyo a la gestión de Massa en el Ministerio de Economía. Todas las semanas un nuevo cimbronazo genera más desorden en la economía de amplios sectores populares. Cada cimbronazo y cada índice inflacionario mensual manda a la pobreza a miles y miles de nuevas familias de trabajadores. De esta gravísima situación, que se descarga sobre el pueblo trabajador, ¿por qué Cristina no hace responsable a Massa ni a su propio gobierno? Porque sería reconocer que el peronismo es el culpable de esta catástrofe donde la pobreza supera el 40%. Siempre se pone por fuera de la gestión, aunque cada vez es menos creíble.

Sergio Massa viaja muy seguido a reunirse con autoridades del Fondo Monetario para rendir cuentas como buen alumno de ese organismo. Cristina, mientras respalda totalmente esa gestión de sometimiento al Fondo, señaló en su clase magistral de La Plata, que: “las políticas del FMI no han dado resultado en ninguna parte” y que “ningún argentino de bien puede ignorar el lastre que significa el retorno del Fondo Monetario”. Entonces le preguntamos a Cristina ¿en qué quedamos? Si el Fondo es malo para el país ¿por qué entonces el gobierno peronista del Frente de Todos reconoció el endeudamiento de Macri por 45.000 millones de dólares? No solo lo reconoció sino que lo está pagando con mayor miseria. Si esa plata fue a la bicicleta financiera, desconocerla debería haber sido el primer paso de un gobierno que se autodefine como “nacional y popular”. Al revés, y para que no queden dudas, Cristina vuelve a ratificar lo que ya ha dicho en otras oportunidades aclarando que “no estamos diciendo que no hay que pagar”, sino que propone seguir pagando al FMI, negociar un poco mejor y pagar a los usureros del mundo con el ahorro de los argentinos que diariamente aportan con su trabajo mientras la inflación le pulveriza sus sueldos.

Ni FMI ni dolarización

A esta altura del gobierno del Frente de Todos es indudable que el desmadre económico y el ajuste no pueden ser adjudicados al pasado macrista, que también había profundizado la miseria. Cristina no puede ocultar esa responsabilidad total del peronismo por eso empieza a elegir como opositor a Milei, con el argumento de que no comparte la dolarización. Con esa polémica también oculta que el gobierno peronista seguirá pagando la deuda externa y entregando a las multinacionales las riquezas del gas, el petróleo, el litio y la producción del campo.

Por eso desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad decimos con claridad que no coincidimos con Cristina en que “el único sistema viable es el capitalismo”. Es el capitalismo es el que nos está hundiendo en la pobreza, el responsable de los tarifazos, la miseria y el saqueo de las riquezas del país. El peronismo no va más, y tampoco Juntos por el Cambio o Milei. La salida es el Frente de Izquierda Unidad, donde proponemos que para combatir este desastre total que se abate sobre el pueblo trabajador y sectores populares hay que tomar medidas de fondo. Solo un gobierno de la izquierda y de las y los trabajadores lo podrá garantizar, en el camino de una Argentina socialista.

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Escribe Nicolás Núñez

El líder del partido Patria Grande está haciendo un raid mediático lanzando su precandidatura presidencial para competir dentro de unas potenciales primarias del Frente de Todos. Al hacerlo, ha volcado a izquierda su discurso, y hasta llegado a insultar al superministro de Economía, Massa, del gobierno peronista del que es parte. ¿Qué esconde la candidatura del amigo del Papa?

Grabois centra su postulación nacional, y la de “el cadete”, el comediante Pedro Rosemblat como Jefe de Gobierno Porteño, como una reivindicación del “derecho a votar a un Cristinista”, rechazando un consenso que él ve armarse dentro del Frente de Todos para ir detrás de una candidatura de “centro” como la del propio Sergio Massa. Por eso dice que solo se baja si la vicepresidenta se presenta. Esto ha decantado en pasos de comedia cuando en las entrevistas le señalan que la propia Cristina Kirchner está avalando el ajustazo de Massa, e incluso La Cámpora acompañaría la postulación presidencial del líder del Frente Renovador. “Ella no lo va a decir, pero me va a votar a mí”, fabula Grabois (entrevista con Roberto Navarro, 9/5).

En realidad, Grabois y su grupo ven que hay un descontento enorme con el gobierno peronista del Frente de Todos, y buscan un discurso para evitar que sus sectores más interpelados por propuestas de izquierda y las críticas al rumbo del Frente de Todos, se vayan hacia el Frente de Izquierda Unidad. Pero en realidad, lejos está de una ruptura con lo hecho en estos cuatro años. De hecho, su propuesta de una potencial PASO contra un candidato como Massa, solo implicaría ir en agosto a internas, y en tal caso perder contra el aparato del peronismo, y en octubre el propio Grabois y su militancia ir a votar a Massa o quien sea el candidato del peronismo.

En sus intervenciones, Grabois, habla grandilocuentemente de desconocer el acuerdo con el FMI. Pero acto seguido, él se encarga de decir que está dispuesto a pagar la plata que el Fondo le dió a Mauricio Macri, yendo a una renegociación a diferencia del FIT Unidad que plantea romper de una vez con todas con el FMI y sus mandamientos, desconociendo esa deuda ilegítima y fraudulenta.

Grabois se regodea respecto de que su propuesta implica un “novedoso” recambio generacional y de representación al postular diputados provenientes de los sectores populares. Cuando en realidad esto ya viene haciéndolo hace tiempo el Frente de Izquierda con diputadas como nuestra compañera de Izquierda Socialista Mónica Schlotthauer, delegada de limpieza del Ferrocarril Sarmiento, o el barrendero jujeño Alejandro Vilca. La diferencia entre la bancada de Patria Grande y la del Frente de Izquierda, es que incluso les “diputades cartoneros” (tal como se presentan así mismos) y de los barrios humildes de Grabois votaron leyes como el presupuesto de ajuste 2023 pactado con el FMI, mientras que la izquierda lo rechazó dentro y fuera del congreso. Los movimientos sociales referenciados por Grabois y en los que interviene su fuerza política (como el Movimiento de Trabajadores Excluidos) han respetado a rajatabla la desmovilización y ausencia en la calle impulsada por el Frente de Todos.

Llamamos a no dejarse engañar por la venta de humo de una fuerza política que integra el gobierno peronista del Frente de Todos cuyo saldo no ha sido otro que el de profundizar la miseria dejada por el gobierno de Macri. Hay que organizar la ruptura política y el descontento hacia el FIT Unidad, y no a variantes que ahora suben el tono para las elecciones pero estos cuatro años han sido partícipes del ajuste del gobierno.

 

 

 

 

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Escribe Guido Poletti

Mientras las internas siguen a todo fragor en Juntos por el Cambio, se reunieron los economistas de todos los sectores y candidatos presidenciales de la coalición y la coincidencia fue absoluta: mayor y más rápido ajuste.

La oposición patronal de Juntos por el Cambio sigue sin poder ordenarse. La pelea por los cargos continúa , por ahora, sin soluciones a la vista. El hecho de que Mauricio Macri se haya bajado primero de la postulación presidencial y que a posteriori también lo haya hecho María Eugenia Vidal, no aclaró para nada el panorama. Continúa la pelea a muerte en el PRO entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, a lo que se le suman los candidatos a presidente radicales, Gerardo Morales y Facundo Manes. Deberíamos agregar que, para generar más confusión, la propia Elisa Carrió también dijo que podría presentarse.

Tampoco hay claridad acerca de cómo se ordenará la interna en CABA, donde Larreta promueve a Quirós, pero del otro lado aparece Jorge Macri también como candidato a jefe de gobierno, encabezando una confusa lista, aún no muy clara de candidatos del PRO a ese cargo (donde hasta sonó la propia María Eugenia Vidal, que dijo que sólo lo será si es “candidata de la unidad”). Enfrentarían del otro lado al radical Martín Lousteau. En provincia de Buenos Aires tampoco está definido cómo se resolverá la interna a gobernador, con Diego Santilli encabezando las posibilidades del PRO, pero donde también aparecen Cristian Ritondo y más atrás Javier Iguacel, Joaquín de la Torre y Néstor Grindetti. Por el radicalismo, por su parte, se postula Maximiliano Abad.

En varias elecciones provinciales Juntos por el Cambio aparece fragmentado (como en Mendoza) o con referentes del PRO o del radicalismo en otras listas (tal el caso de Córdoba). Por si todo esto fuera poco, Juntos por el Cambio acaba de incorporar al liberfacho José Luis Espert, pero los distintos integrantes de la coalición no se terminan de poner de acuerdo en cuál es el lugar donde ubicarlo.

“Unidad” en el programa de ajuste

Sin embargo, e independientemente de cómo se resuelva esta interna, donde hay plena unidad es en la propuesta económica. Ello quedó escenificado el martes pasado, en la reunión cumbre de sus economistas. Estuvieron presentes Eduardo Levy Yeyati (del equipo de Gerardo Morales) Marina Dal Poggetto (del equipo de Facundo Manes por la UCR), Hernán Lacunza (de Larreta y Vidal) y Luciano Laspina (de Bullrich), por el PRO; también Matías Surt (del equipo de Carrió); y Juan Carlos Sánchez Arnau, de Encuentro Republicano, el sector de Miguel Ángel Pichetto. Cada uno de ellos tuvo cinco minutos e hicieron un diagnóstico de la crisis y dieron precisiones sobre los principales puntos del programa económico de la oposición. Todos los referentes acordaron que se trató de una “muy buena reunión” con “muchísimas coincidencias”.

Es que en todos casos el programa es el mismo, ajustar más fuertemente que en la actualidad y hacerlo “más rápido” de lo que realizó el macrismo entre 2015 y 2019. En síntesis, bajar salarios, jubilaciones, liquidar lo más rápido posible los planes sociales, ajustar en salud, educación y vivienda. Y, por sobre todo, avanzar con las llamadas “reformas estructurales”: la flexibilización laboral (reventando toda los derechos laborales ganados por las y los trabajadores durante décadas), la reforma jubilatoria (aumentando la edad para jubilarse y eliminando los regímenes especiales, empezando por el docente) y la reforma fiscal (menos impuestos para los ricos, las grandes empresas y los monopolios agroexportadores).

Es tan descarado y transparente el plan de ajuste que propone Juntos por el Cambio, que llevó a Miguel Ángel Pichetto a plantear que “hay que dejar de ir a la televisión prometiendo ajuste y que no hay futuro”. En síntesis, dejar de anunciar lo que van a hacer, porque eso sería “piantavotos”.
El Frente de Todos sigue generando cada día más decepcionados, con una bronca creciente. Pero Juntos por el Cambio no ofrece alternativa alguna para las y los trabajadores. No sólo porque todavía está fresco el ajuste que realizaron hace cuatro años. Sino también, y por sobre todo, por el que anuncian que van a realizar si ganan. Una vez más, se demuestra que la única opción obrera y popular es el Frente de Izquierda Unidad.

 

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Escribe Mariano Barba

El precandidato Rodríguez Larreta, que se prepara para gobernar si gana las elecciones, presentó un proyecto con las condiciones a cumplir por los beneficiarios de los planes sociales. Si no las cumplen se les “caerá el plan”. Esto ya estaría en marcha en la ciudad de Buenos Aires. Afirmó que “los planes sociales tienen que ser directos, temporales y deben tener una contraprestación para quienes lo reciben”. Además deberán cumplir cursos y capacitaciones obligatorias y demostrar que sus hijos van a la escuela.

Lo que no dice es que estas condiciones no están unidas a ofrecer a los desocupados un trabajo genuino. “Esto es lo más importante: ir a las entrevistas y aceptar los trabajos también va a ser obligatorio”, agregó. Ataca los derechos laborales conquistados por décadas de luchas con la profundización de la precarización laboral. Repudiamos el proyecto de Larreta porque no resuelve el problema de fondo de la desocupación y apunta a quitar planes y ajustar el gasto social.

 

 

 

 

 

 

 

 



Mariano Barba

 

 

 

 

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