Dec 24, 2024 Last Updated 5:12 PM, Dec 24, 2024

Escribe Nicolás Núñez, referente de Izquierda Socialista/FIT Unidad

El 9 de Julio, al presentar la firma del Pacto de Mayo, Javier Milei afirmó: “Dios bendijo a la Argentina con una riqueza enorme en recursos naturales”, pero hasta ahora los políticos “han escuchado más las demandas de minorías ruidosas de organizaciones ambientalistas financiadas por millonarios extranjeros, que la necesidad de prosperar que tienen los argentinos”. Definió como enemigo al movimiento socioambiental, a favor de los principales millonarios extranjeros que bancan con entusiasmo su aventura libertaria: las petroleras y mineras.

Con la Ley Bases y el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), Milei trazó un camino inspirado en el Código Minero menemista de los ‘90 y en el Pacto de Cristina Kirchner con Chevron para impulsar el fracking de Vaca Muerta. El impulso desembozado al extractivismo se hace ahora sin ningún doble discurso y con la complicidad de gobernadores e intendentes de Ushuaia a la Quiaca, sean peronistas, radicales, macristas o partidos locales.

Los partidos patronales que gobiernan Argentina definieron que el sacrificio de los territorios y la entrega de bienes comunes estratégicos (energéticos, minerales y hasta el agua) a las multinacionales, son el camino para juntar dólares para pagar la deuda externa. Además de sostener las ganancias empresariales y rapiñar una porción para sostener sus aparatos políticos.

El complemento de esta política de saqueo es el incremento de la criminalización. El 2024 estuvo plagado de juicios contra comunidades originarias y activistas socioambientales. Patricia Bullrich se ha propuesto llevar hasta el final la política muchas veces anunciada de crear un comando unificado de fuerzas represivas para defender las “unidades productivas”.

El movimiento socioambiental tuvo un año donde primaron los intentos de articulación ante los ataques, sin poder retomar el camino de las grandes movilizaciones. Así quedó plasmado en el conversatorio que realizamos desde Ambiente en Lucha junto a decenas de activistas de todo el país para balancear el año.

Desde nuestra agrupación, entre una inmensa cantidad de peleas, intervenimos, desde Tierra del Fuego hasta el Partido de La Costa, en la Red de Comunidades Costeras contra la ampliación de Vaca Muerta y sus polos de exportación en el Golfo San Matías (Río Negro) y la instalación de las off shore en el Mar Argentino. Somos parte destacada de la resistencia al RIGI en las grandes movilizaciones obreras de la provincia de Santa Cruz. Participamos de la lucha contra las autovías por medio de las sierras cordobesas y la criminalización a las y los asambleístas. Seguimos la pelea en Jujuy contra los procesamientos del régimen represor de la constitución de Gerardo Morales y acompañando a las comunidades que continúan enfrentando a la megaminería de litio. Nos organizamos con los espacios que rechazan la reprivatización del Río Paraná y el desarrollo de un Canal Magdalena al servicio de los capitales chinos. Impulsamos junto a la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones la Campaña Plurinacional “NO AL RIGI” que aglutinó a la casi totalidad de las Asambleas Socioambientales del país.
El 2025 nos tiene que encontrar buscando el camino de masificar cada uno de estos canales de articulación al servicio de construir un freno al extractivismo sin grieta entre quienes nos gobiernan.

El próximo jueves 28 de noviembre la legislatura provincial de Santa Cruz tratará el proyecto presentado por SER, el partido del gobernador peronista Claudio Vidal (secretario general en licencia del sindicato de Petroleros) de adherir al RIGI. Dice que generará inversiones en Santa Cruz, mayor trabajo de petroleros y mineros e ingreso de dinero para salarios, educación, salud. Además, Vidal está en plenas tratativas con China para abrirle los puertos y permitir que sus pesqueros, que roban nuestras riquezas marítimas fuera y dentro de las 200 millas, puedan abastecerse y repararse en Santa Cruz. Por otro lado, quiere esconder que el RIGI y los chinos sólo traerán mayor saqueo y extractivismo, destrucción ambiental, desocupación, flexibilización de los convenios colectivos y nada para mejorar salarios, educación y salud. Vidal, para frenar los reclamos, decreta ilegales las huelgas y pone multas a los sindicatos, como a Adosac y portuarios. El 28 un frente gremial de Adosac, portuarios, judiciales, viales, camioneros, ceramistas, agua, petroleros, estatales, partidos de izquierda (entre ellos Izquierda Socialista) llaman a movilizarse contra el RIGI, la mayoría acompañando con paro. ¡Todo nuestro apoyo al paro y la movilización! ¡No al RIGI!

Corresponsal
                                                         

Escribe: Nicolás Núñez, referente de Ambiente en Lucha (Izquierda Socialista + independientes)

Milei retira a Argentina de la COP29

El gobierno argentino se postula como el más terraplanista de todos: contra todo consenso científico alega que no existe un calentamiento global generado por accionar humano, y por tanto, entiende que no tiene sentido que Argentina participe de las cumbres de las Naciones Unidas de Cambio Climático. 

Para ser claros, ni las petroleras -industria de máxima responsabilidad en la generación de gases de efecto invernadero (GEI) que generan el calentamiento planetario- ni los países que más contaminaron a lo largo del último siglo a esta altura sostienen lo que sostiene Milei. 

Llevamos de hecho, desde principio de los 90’ hasta acá, décadas de consolidación del conocimiento científico respecto del grado de afectación planetaria alcanzado, que junto al avance de la movilización, terminaron por imponer una agenda de preocupaciones que empujaron a la generalización del “green washing” (el lavado de cara verde) de la industria fósil y los gobiernos. 

Las COP (Conferencia de Partes entre los países que adhieren a una serie de compromisos de reducción de emisiones de GEI) son de hecho el punto máximo de esa política de “gobernanza climática” donde el presidente de la ONU pronostica nuevas catástrofes, los presidentes ponen cara de preocupados, se firman nuevos acuerdos que luego nadie cumplirá ni nadie se encargará de que se cumplan, y así año a año mientras las catástrofes como la de Valencia siguen apilándose una tras otras.

A tal punto es así, que la activista sueca, Greta Thunberg ha tenido un posicionamiento claro de denuncia a esta nueva COP que tiene sede en Azerbaiyán, donde un régimen represor y pro-protelero está recibiendo una legitimación por parte de la ONU.

“Es hipocresía y doble vara. Azerbaiyán no sólo se las arregla para cometer todos estos crímenes y no asumir responsabilidad por ello, sino que también se le proporciona una plataforma para legitimarlos”

¿Entonces a qué responde lo de Milei?

Hasta el momento, desde su asunción Milei había dejado correr que la diplomacia argentina afirme que iban a sostenerse los compromisos climáticos asumidos por los gobiernos anteriores. Esto se debe, centralmente, a que los organismos de créditos como el FMI y el Banco Mundial vienen teniendo como requisito para sus préstamos el sostenimiento de esos lineamientos (full greenwashing).

Ahora el triunfo de otro negacionista en los Estados Unidos lo envalentona en la idea de que basta con su nexo directo ultraderechista para que Argentina obtenga los dólares que requieren la bicicleta financiera de Caputo y Milei y los pagos de la deuda externa. Recordemos, que Donald Trump había retirado en su primer mandato a los Estados Unidos de los compromisos del “Acuerdo de París”, y la semana pasada prometió volver a hacerlo tras su nueva asunción.

El negacionismo climático mata

A la COP29 se llegaba con las 220 muertes tras la catástrofe de las inundaciones en Valencia, y con montañas de papers científicos explicando las consecuencias de la actual elevación de la temperatura global y lo que vendría en las próximas décadas. Uno de esos informes, realizado por The Lancet, señala que en el caso argentino, la expansión del dengue y la creciente falta de agua potable que afecta a vastas regiones del país pueden atribuirse al calentamiento global. En 2024, los casos de dengue aumentaron un 214% respecto del año anterior, y este año se espera incluso un agravamiento. 

Y eso es sólo el comienzo. La generalización de las sequías y tormentas como la que sacudió Bahía Blanca el último diciembre, van a seguir en aumento. El financiamiento para la mitigación y adaptación ante esa realidad resulta una necesidad imperiosa, y una salida bloqueada para un país cuyo gobierno señala que la única prioridad es pagar la deuda externa. 

El gobierno de Milei se ha convertido en el campeón mundial del negacionismo climático. Y ante eso es necesario que el movimiento socioambiental argentino vuelva a ponerse de pie para ponerle un freno, y defender las conquistas obtenidas en las últimas décadas y que son reivindicadas en el mundo entero. 



 

Escribe Nicolás Núñez, referente de Ambiente en Lucha (Izquierda Socialista e independientes)

“Más de 220 personas han perdido su vida en mi país. Por ellas estoy aquí. El cambio climático mata”, así introdujo el martes 12 noviembre su presentación en la Conferencia sobre cambio climático de la ONU (COP29) el presidente del Estado Español, Pedro Sánchez. En efecto, las inundaciones y destrozos provocados por la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) de los últimos días de octubre, tuvieron ese enorme saldo de muertes. Pero se trata de una catástrofe que lejos está de ser un “fenómeno natural”. Veamos.

En primer lugar, por los motores del evento extremo. La DANA es un fenómeno meteorológico que tiene una cierta regularidad a la salida del verano y llegada del otoño en la zona mediterránea, y que estalla con el choque de corrientes aire frío (corriente “en chorro” del frente polar o “Jet Stream”) con otras marítimas más cálidas. Pero la violencia del episodio de 2024 ha superado con creces los antecedentes de 1957 (desborde del río Turia) y 1982 (“pantanada de Tous”). Fruto del calentamiento global, y en particular de las elevadas temperaturas del Mediterráneo, las DANA han pasado a ser un 15% más húmedas que en el pasado, y eso se traduce en el volumen de las precipitaciones que desbordaron toda la infraestructura de la región.

Al caos climático generado por la destrucción ambiental del capitalismo a nivel global, hay que sumarle las definiciones políticas de los gobiernos patronales de todos los signos políticos. Por un lado las de largo aliento: la zona de Valencia llevaba veinte años sin que se realicen obras hidráulicas para hacer frente a la nueva realidad. A lo que se agregan políticas masivas de deforestación y de construcción de viviendas en zonas inundables. Y por otro, las criminales decisiones del gobierno derechista del Partido Popular, que conformó gobierno con la ultraderecha negacionista de VOX y al mejor estilo Milei había cerrado la unidad que hacía frente a emergencias de este calibre. A lo que se sumó que pese a contar con las debidas advertencias de todo el sistema meteorológico, el gobierno de Carlos Mazon, se negó a frenar la actividad laboral o si quiera suspender las clases. La inmensa mayoría de los fallecidos son trabajadoras y trabajadores que estaban en o huían de sus lugares de trabajo.

El sábado 9 una enorme movilización de la que participaron nuestros compañeros de Lucha Internacionalista (UIT-CI) exigió la dimisión de Mazón y los recursos económicos y materiales que el gobierno de Pedro Sánchez viene demorando. Lamentablemente, en estas horas el servicio meteorológico advierte la posibilidad de una nueva DANA en la región. La catástrofe de Valencia nos muestra a dónde nos lleva la acumulación de ganancias del capitalismo y lo peligroso que es tener gobiernos negacionistas del cambio climático.

 

Escribe Nicolás Núñez, referente de Ambiente en Lucha (Izquierda Socialista e independientes)

Imaginate que mirás el pronóstico antes de salir de tu casa para ir a laburar, y todos los canales dicen que te va a tocar apenas una garúa. Pero a la hora, cuando ya estás por bajar del tren, se transformó en el granizo más potente que viste en tu vida. Bueno, ahora pensá eso, pero con un huracán. Algo así pasó con “Miltón”, que azotó en los últimos días las costas de Estados Unidos provocando todo tipo de destrozos. En unas pocas horas, uno de los servicios meteorológicos mejor pertrechados del mundo pasó de registrar a Miltón como un fenómeno mar adentro de la escala más leve (1), para que en cuestión de minutos los mapas de intensidad se pintaran de rojo, escalando a nivel 5 (el máximo posible).

Múltiples ciudades fueron evacuadas frente a un nuevo fenómeno de una temporada de huracanes (aproximadamente entre junio y noviembre) que fue antecedido por “Helene”, otro huracán que causó más de doscientas muertes y decenas de miles de desplazados. Los científicos señalan que se espera contabilizar este año una cantidad de eventos de este tipo un 60% mayor que el promedio de los últimos treinta años. La World Weather Attribution, organismo dedicado al estudio de la incidencia del calentamiento global sobre los fenómenos extremos señala que se ha multiplicado por 2,5 la posibilidad de que registren huracanes de la violencia registrada por Milton, siendo que uno de sus principales motores es la temperatura de los océanos, que se ubicó en estos meses 2º por encima de la media de las décadas precedentes. La destrucción ambiental del capitalismo está transformando al Atlántico en una máquina de catástrofes constantes.

Mientras todo esto pasaba, se conoció un dato que también es todo un signo de época. Una de las principales petroleras del mundo, “Beyond Petroleum”, la ex “British Petroleum” cuyo nuevo nombre podría traducirse marketineramente como “Más allá del petróleo”, resolvió que en realidad tan lejos no quería ir, y desestimó su compromiso previo de reducir la producción de petróleo para 2030. Anunciaron, en cambio, profundizar su inversión off shore en México, y también en medio oriente. Más particularmente, son parte de quienes están detrás de los combustibles fósiles que se encuentran frente a las plazas de la bombardeada Gaza.

El capitalismo imperialista sólo nos depara más eventos climáticos extremos, guerras y hambre. Otra vez, toca decir frente a los negacionistas, y a quienes quieren hacer plata con la “transición energética”, que la única alternativa es socialismo o catástrofe.



 

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