May 10, 2024 Last Updated 10:23 PM, May 9, 2024

El pasado viernes 23, en el marco de una jornada internacional, cientos de activistas se concentraron en la embajada brasileña, convocatoria que se replicó en Berlín, Barcelona, Zurich, Londres, París, Amsterdam y Bombay, entre otras ciudades. “No es fuego, es capitalismo” fue la consigna que aglutinó a los manifestantes contra el avance del incendio en el Amazonia producto de los negocios capitalistas que encabeza Jair Bolsonaro en Brasil, y su par boliviano, Evo Morales.

El masivo incendio en el pulmón del mundo, las comunidades de pueblos originarios afectadas, el centenar de especies animales y vegetales carbonizadas, son la consecuencia de un avance de los agronegocios, la actividad ganadera y la minería de las grandes empresas saqueadoras que se instalaron en Latinoamérica, como Chevron, Barrick Gold, Monsanto, etcétera.

En la Argentina la convocatoria reunió a decenas de activistas jóvenes ambientalistas, organizaciones de pueblos originarios y organizaciones de izquierda. Participaron Laura Marrone y Mónica Schlotthauer, legisladora y diputada nacional, respectivamente de Izquierda Socialista/FIT, denunciando las responsabilidades de Bolsonaro y Evo Morales, pero también a los gobiernos capitalistas del país, que le abrieron las puertas a las multinacionales extractivistas y de agronegocios que contaminan los suelos y ríos, y fumigan los pueblos para amasar sus ganancias. Desde Izquierda Socialista denunciamos las responsabilidades de los gobiernos capitalistas por abrir las puertas y dejar avanzar en el saqueo y explotación de los recursos naturales a costa de la destrucción de la naturaleza. Exigimos un plan regional de emergencia para parar la quema de la Amazonia y remediar los daños causados.

Reproducimos extracto de declaración de C-CURA ( Corriente, Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma).*

Por redes sociales y otras vías, ha circulado la amenaza de despido de José Bodas de Pdvsa (petrolera estatal). Bodas es trabajador de la refinería Puerto La Cruz, en el estado Anzoátegui, con 31 años de servicio, operador de planta y actualmente secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros (Futpv), elegido por las trabajadoras y trabajadores petroleros en la plancha de C-CURA.

Junto a los trabajadores de la refinería fue quien derrotó al paro sabotaje petrolero de 2002, orquestado por directivos de Pdvsa, ligada a los partidos patronales y al imperialismo norteamericano. La refinería se mantuvo en producción con dirección obrera.

José Bodas se ha puesto al frente de la defensa de los derechos de los trabajadores petroleros, exigiendo salarios dignos, luchando por el cumplimiento del contrato colectivo y denunciando la situación de desastre operativo en la que se encuentra Pdvsa. Ha denunciado a la dirigencia burocrática de la Futpv, quien ha entregado nuestros contratos colectivos y todos nuestros derechos, sumiendo a las trabajadoras y trabajadores de Pdvsa en la más absoluta miseria salarial (el salario menor del mundo para los petroleros, que llegó a ser de 7 dólares mensuales).

Su posición política ha sido clara y transparente, por la independencia sindical de los trabajadores ante cualquier variante patronal. Sin ningún vínculo con Juan Guaidó, Bodas repudió la injerencia imperialista y extranjera, pero también ha enfrentado la política del gobierno nacional.
A Bodas se le quiere sacar de la Futpv porque si hay elecciones limpias en dicha federación, la actual dirigencia está consciente de que muy probablemente perdería con Bodas y la plancha de C-CURA.

El gobierno nacional persigue a la dirigencia sindical y a los trabajadores que luchan en la defensa de sus derechos con despidos, jubilaciones forzosas, criminalizan y reprimen a los campesinos, jóvenes y sectores populares que luchan por comida y servicios públicos. No obstante, la disposición de lucha de todos los trabajadores y trabajadoras sigue intacta, y con la movilización derrotaremos la pretensión del gobierno de acallar nuestros reclamos.

Seguimos con el compromiso de lucha con la clase trabajadora, más allá de las amenazas.
Llamamos a los trabajadores petroleros y a todos los trabajadores del país, incluso internacionalmente, a los dirigentes sindicales y dirigentes sociales democráticos, a rechazar estas amenazas de despido contra José Bodas.

* Ver declaración completa en www.uit-ci.org

Responsabilizamos por los incendios que están devorando el Amazonas al derechista presidente brasilero, Jair Bolsonaro, con el apoyo de Donald Trump. También se están quemando casi 10.000 km cuadrados en el bosque seco chiquitano de Bolivia, bajo el gobierno de Evo Morales. Ambientalistas han calculado que recuperar el bosque puede llevar entre 100 y 200 años. Llamamos a parar este desastre con la movilización.

Escribe Miguel Lamas

La Amazonia es la mayor selva tropical del mundo. Abarca 7 millones de kilómetros cuadrados, cubre casi el 40% de Brasil y se extiende por otros ocho países. El Amazonas provoca las lluvias para irrigar los suelos y amortigua el calentamiento global. Posee la mayor biodiversidad y cuenca hidrográfica del mundo, la reserva del 20% del agua dulce disponible en el planeta y en ella habitan diversos tipos de plantas, peces, mamíferos, aves e insectos. Posee 35 millones de habitantes, tres millones de ellos son indígenas. Esto es lo que se está destruyendo.

Bajo el gobierno Bolsonaro se ha incrementado un 50% la deforestación y un 85% los incendios forestales desde 2018. Los terratenientes -a quienes Bolsonaro defiende y representa-, deforestan indiscriminadamente y luego producen las quemas para usar esas tierras para el agro negocio, avasallando a los pueblos originarios, privando de oxígeno a la humanidad y liquidando las reservas de fauna y flora.

Bolsonaro, mientras culpa a las ONG de los incendios, “relajó” las reglas de preservación y protección del medio ambiente y las reservas indígenas, hizo recortes presupuestarios, persigue y despide a empleados y especialistas (como el presidente del INPE despedido a principios de este mes) y “reestructuró” importantes organismos como el ICMBio (con recortes presupuestarios en marzo de 5,4 millones de reales para la inspección y la lucha contra incendios) y la reducción del 50% del presupuesto del IBAMA para PrevFogo (prevención de incendios), según denuncia nuestro partido hermano de Brasil, la CST/PSOL.

Los incendios son parte de la expansión de la frontera agrícola en beneficio de los terratenientes, multinacionales y grandes empresarios. Los distintos gobiernos, como el de Bolsonaro, obedecen a los mandatos de las multinacionales de la alimentación y el “biocombustible” (gasolinas fabricadas con vegetales), muchas de ellas impulsando los monocultivos en el Cono Sur. En gran parte para la ganadería, también para la soja transgénica (resistente a la sequía y venenos) y el azúcar para producir biocombustibles.

El flagelo de la deforestación, que se vino dando también bajo los anteriores gobiernos de Lula-Dilma Rousseff y el PT, ahora se acrecentó.
En Bolivia, por su parte, el vicepresidente García Linera prometió públicamente el año pasado a los agroindustriales deforestar 10.000 km cuadrados anuales. En el mes de julio un decreto de Evo Morales autorizó la “quema controlada” (lo cual es imposible), desatando el incendio en gran escala. Y en el caso de Argentina, se está entre los diez países del mundo que más destruyen sus bosques. Con Mauricio Macri y los gobernadores peronistas, a pesar de la Ley de Bosques, en 2018 se deforestaron 112.766 hectáreas de las cuales el 40% pertenecen a bosques protegidos.

Hay que salvar al planeta
Los grandes negocios con el suelo, el aire y el agua están llevando a nuestro planeta a la destrucción. Los incendios no hacen más que agravar la situación climática mundial. Un reciente informe de la ONU elaborado por 250 científicos sobre el cambio climático pronosticó que en 2050 la tierra será inhabitable para la especie humana, culpa del calentamiento global. Esto a pesar de los acuerdos que firman los gobiernos imperialistas simulando combatir ese mal, mientras Estados Unidos y China son los dos países con mayores emisiones de dióxido de carbono (CO2) del mundo.

La última cumbre climática llevada a cabo en Polonia el año pasado no tiene compromisos concretos. Estados Unidos se retiró del Acuerdo de París en 2017 firmado por 195 naciones en 2015 que establece una “reducción voluntaria” de las emisiones de CO2 que producen los combustibles fósiles al quemarse. El presidente francés Emmanuel Macron ha sancionado a Brasil posando de ambientalista, cuando él mismo aplicó un aumentazo a los combustibles y reprimió a los chalecos amarillos, siendo el jefe de multinacionales depredadoras francesas.

Aunque el G7, que agrupa a los principales países imperialistas, resolvió una ayuda para combatir los incendios amazónicos, los principales beneficiarios de la destrucción del Amazonas son las multinacionales agroindustriales, como la norteamericana alemana Monsanto-Bayer, la suiza Syngenta, Dupont Pioneer, Dow y Basf, que son las que venden semillas transgénicas, fertilizantes y agrovenenos en todo el mundo.

Los socialistas luchamos para combatir de raíz a este sistema capitalista y reemplazarlo por el socialismo, que expropie a quienes nos llevan a la destrucción (terratenientes, megamineras, petroleras, multinacionales de las semillas, etcétera). En ese camino, ponemos toda nuestra fuerza para acompañar, impulsar y ser parte de las luchas juveniles, campesinas, obreras e indígenas por la defensa del medio ambiente y los recursos naturales, impulsando las movilizaciones que se dan hoy en Brasil y Bolivia, exigiendo medidas contra los incendios de la selva y la prohibición de la deforestación.

Crecen las protestas tras diez semanas de movilizaciones de cientos de miles en Hong Kong. Manifestaciones que comenzaron contra la ley de extradición pro Pekín, a principio de junio y terminaron en la lucha por reivindicaciones democráticas y la renuncia de la primera ministra de Hong Kong, Carrie Lam.

Escribe Eduardo Ruarte

El Aeropuerto Internacional de Hong Kong es el 8vo aeropuerto más transitado en el mundo, el tercero en Asia y el primero en transportar mercancías. Fue el epicentro de protestas que lo bloquearon varios días consecutivos, a partir del viernes 9 de agosto. Es el principal nexo de conexión con China y el resto del continente. Hong Kong es uno de los centros financieros y económicos más importantes del mundo. Miles de manifestantes, con sus características remeras negras, llegaron al aeropuerto el pasado viernes para seguir exigiendo la retirada definitiva de la ley de extradición y por libertades democráticas. Tras cuatro días con el aeropuerto tomado, la represión policial dejo como saldo cientos de manifestantes detenidos, 45 heridos y una mujer perdió un ojo por el impacto de una bala de goma.

Desde la dictadura capitalista de China y el Partido Comunista chino (PCCh) recrudecen las denuncias contra las jornadas de protestas en Hong Kong. Abiertamente hablan de “terrorismo” y llama a la policía hongkonesa a reprimir sin piedad para frenar las movilizaciones, levantar los bloqueos y disciplinar a los manifestantes. El temor de la dictadura del PCCh a que las masivas manifestaciones se extiendan y repliquen en la China continental, donde millones y millones son superexplotados y sin libertades y derechos democráticos, hace crecer la idea de una posible intervención militar china. Incluso, el PCCh, comenzó a mandar tropas y convoyes militares a la localidad de Shenzen, a 30 km de la ex colonia británica. Una acción que pretende amedrentar y amenazar a los manifestantes.

Las manifestaciones iniciadas en junio, tiene un trasfondo de crisis y desigualdad en la ex colonia británica. Hong Kong no solo es uno de los centros financieros y económicos más importantes del mundo, si no que sirve de puente a la dictadura china para abrirse al mercado mundial en su restauración capitalista. En una ciudad con más de siete millones de habitantes, la desigualdad entre la oligarquía hongkonesa pro Pekín y la creciente pobreza, es abismal. Entre los más ricos de Hong Kong, se manejan ingresos mayores a los 30 mil millones de dólares, mientras que cada cinco ciudadanos uno vive completamente en la pobreza. Más del 20% de niños y niñas están por debajo de la línea de pobreza. Más de 200.000 personas viven en cubículos habitacionales ilegales de hasta dos metros cuadrados o incluso en camas cápsulas de dos metros de largo por uno de alto.

Crece la crisis social y política y el gobierno pro dictadura china, de Carrie Lam, se vuelve más vulnerable con cada semana que avanza y crecen las protestas. Las protestas no solo exigen la renuncia de la primera ministra y el llamado a elecciones democráticas, sino que comienzan a cuestionar a la dictadura del Partido Comunista chino en su intento de avanzar sobre la semi autonomía que tiene Hong Kong. Ante esto, miles y miles siguen movilizados, denunciando la represión y la intromisión del PCCh y exigiendo mayores libertades democráticas.

Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional, condenamos la represión policial de Carrie Lam y la amenaza de intervención militar de la dictadura capitalista china y el PCCh. Exigimos la liberación de todas y todos los detenidos por protestar. Llamamos a los trabajadores, las mujeres y la juventud del mundo a llenar de solidaridad a los trabajadores y la juventud hongkongnesa que encaran una gran rebelión popular y democrática contra el gobierno pro Pekín de Carrie Lam y la dictadura capitalista china.

El Partido Socialismo y Libertad (PSL) de Venezuela, repudió las sanciones del imperialismo. Reproducimos parte de su declaración.
“El 5 de agosto, voceros del gobierno de los Estados Unidos anunciaron una orden ejecutiva firmada por Donald Trump, que decreta nuevas sanciones económicas en contra del Estado venezolano, al embargar todos sus activos en territorio estadounidense y prohibir el establecimiento de negocios con las instituciones estatales y los funcionarios gubernamentales del país.

Las nuevas sanciones imperialistas de Donald Trump se enmarcan en la disputa que desarrollan la fracción de la burguesía tradicional representada en la oposición patronal e imperialista de Guaidó y los partidos de la AN y el gobierno cívico-militar de Maduro, por el control del aparato del Estado venezolano” […]

En ese sentido, el PSL, sin dar ningún apoyo político al gobierno de Nicolás Maduro, y enfrentando su paquete de ajuste antiobrero y antipopular, repudia categóricamente estas sanciones injerencistas del imperialismo norteamericano, y sigue reivindicando la conquista de libertades democráticas y mejores condiciones de vida, mediante la lucha del pueblo trabajador. En ese marco, reafirmamos que la salida de Nicolás Maduro, debe ser mediante la movilización obrera y popular independiente, y asumiendo demandas concretas que acaben con el gobierno autoritario, entreguista y antiobrero de los jerarcas chavistas”.

6 de agosto de 2019

*Ver texto completo en wwww.uit-ci.org

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