Acosado por protestas masivas en todo el país, y en medio de una salvaje represión que lleva más de treinta muertos y más de mil heridos, Nicolás Maduro, convoca a una Asamblea Constituyente fraudulenta. Pretende perpetuarse en el poder para seguir ajustando al pueblo. Mientras siguen pagando la deuda externa crece el hambre. No hay pan. Los salarios están entre 30 y 50 dólares. El gobierno de Maduro no es de izquierda, es antiobrero. Tampoco es salida la oposición patronal de la MUD. Hay que seguir movilizados hasta derribar a Maduro y preparar una alternativa política de independencia de clase.
Escribe Miguel Sorans, desde Caracas, Venezuela • Dirigente de Izquierda Socialista y la UIT-CI
El Partido Socialismo y Libertad (PSL) recibió una carta firmada por el ministro de Educación y presidente de la Comisión Presidencial Promotora de la Asamblea Constituyente, Elías Jaua, invitando a nuestro partido, en nombre del presidente Nicolás Maduro, a una reunión el lunes 8 a las 11 a.m., a realizarse en el Palacio de Miraflores a los efectos de iniciar el proceso de convocatoria de la Asamblea Constituyente, resuelta por el gobierno nacional.
Escribe Martín Fú
El hospital funcionó como centro de detención durante la dictadura. De manera temprana y con un trabajo sistemático, las patotas operaron contra la organización de los trabajadores y torturaron pacientes, vecinos y militantes de su periferia.
Desde el año pasado, coincidiendo con el cambio de gobierno, la Iglesia se ha lanzado con todas sus fuerzas a una campaña de reconciliación con los genocidas. Por más que lo prediquen, no existe ningún margen de reconciliación con asesinos, torturadores y apropiadores de bebés.
Escribe Martín Fú
El repugnante fallo de la Corte Suprema pone luz sobre el funcionamiento de este organismo, punta de la pirámide del sistema judicial. Muchos analistas ponen énfasis en los cambios que se dieron con la entrada de los dos nuevos jueces, que habrían cambiado los criterios de la “mayoría anterior” de la Corte. Para nosotros el problema es mucho más profundo. El sistema jurídico de conjunto es oligárquico y antipopular. Los jueces de primera y de segunda instancia (Cámara de Casación) son elegidos por un mecanismo absolutamente antidemocrático en un organismo que da para todo tipo de negociaciones: el Consejo de la Magistratura. En la cúspide, los jueces de la Corte son directamente nombrados por el presidente con acuerdo del Senado de la Nación.