Jul 16, 2024 Last Updated 9:12 PM, Jul 15, 2024

Escribe Prensa UIT-CI

11/7/2024. El 11 de julio se cumplieron tres años de las grandes movilizaciones de 2021 con las que el pueblo cubano demostró el descontento contra la política hambreadora que impone la dictadura del Partido Comunista a través del gobierno de Díaz Canel. 

Entonces miles salieron a las calles a protestar contra un plan de ajuste del gobierno que se llamó “Tareas de Ordenamiento”. Las consecuencias fue el aumento de la escasez que llevó a que el pueblo cubano hiciera colas interminables para conseguir comida o medicamentos, mostrando el deterioro del servicio de salud, que antes era de primer nivel.

El gobierno de Díaz Canel y el Partido Comunista de Cuba (PCC) dijo que las protestas eran “orquestadas y financiadas desde los Estados Unidos”. Esto no era cierto. Desde ya que el imperialismo quiere utilizar las protestas a su favor. Pero las causas de fondo de las protestas estaban en la política ajustadora aplicada en enero 2021, por el gobierno cubano que profundizó la desigualdad social. Las protestas populares del 11J fueron totalmente genuinas. La gente salió a las calles porque ya no aguanta más la pobreza, el grave deterioro de su nivel de vida. Desde ya que el imperialismo tiene su cuota de responsabilidad en la crisis social cubana por su histórico bloqueo. Pero el bloqueo, que siempre repudiamos y combatimos, es solo un elemento, pero no la causa fundamental de la grave situación social que padece el pueblo cubano. 

El bloqueo, instaurado en los años ’60, fracasó por la resistencia del pueblo cubano y el apoyo en el mundo a la revolución cubana. Hoy en día es muy limitado y parcial. Desde hace décadas Cuba tiene relaciones comerciales y políticas con casi todos los países del mundo. Tal es así que desde los años ’90, de la mano de Fidel y Raúl Castro, se fue facilitando la inversión privada extranjera a través de empresas mixtas con las multinacionales, en especial de la Unión Europea y Canadá. El PCC, siguiendo el camino marcado por China, restauró el capitalismo en la isla(1). Esta es la triste verdad. Ese es el verdadero marco económico social que explica el inédito estallido social del 11 de julio de 2021.

Lo que hizo prender la mecha no fue una “conspiración imperialista” sino el brutal ajuste que aplicó el gobierno cubano en enero de ese año. El salario mínimo mensual pasó de 500 pesos (20 dólares) a 2.100 (87 dólares), pero los precios de los alimentos, el gas, la luz y el transporte se incrementaron muy por arriba del aumento salarial. En esos meses se desató una mayor inflación y comenzó la especulación capitalista con el dólar, lo que derivó en una devaluación de hecho que terminó de licuar el salario, ya de por sí miserable. Lo cual produjo una mayor escasez. 

Todo esto terminó estallando el domingo 11 de julio en el pueblo de San Antonio de los Baños, a 38 kilómetros de La Habana, y se extendió rápidamente a otras ciudades y a la misma capital. Miles salieron a las calles a reclamar por comida, medicamentos y a repudiar al gobierno y su ajuste 

Desde el 11 de julio de 2021, miles de personas fueron arrestadas y otras tantas judicializadas. Al día de hoy 297 personas están privadas de la libertad, con condenas de varios años de prisión(2). La persecución y el amedrentamiento es una moneda corriente, como sucede con las intelectuales Alina Bárbara López y Hernández y Jenny Pantoja, quienes son encarceladas cuando se movilizan pacíficamente en Matanzas(3)

A pesar de la creciente criminalización, que aún sostiene presos y judicializados a decenas de activistas, intelectuales y artistas; la movilización continúa. El descontento se manifestó en las movilizaciones contra los apagones y la falta de energía eléctrica como sucedió en septiembre y octubre de 2022, luego de cortes de luz de más de 30 horas producto de la falta de inversión y mantenimiento en el sistema eléctrico. En marzo de 2024, y al grito de “corriente y comida”, cientos de mujeres y niños se movilizaron contra la falta de energía y contra los planes hambreadores en Santiago de Cuba y otras localidades como Granma y Bayamo. 

Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) apoyamos la movilización del pueblo trabajador de Cuba y rechazamos la represión de la dictadura. Exigimos la inmediata libertad de todas las presas y presos y la inmediata anulación de los juicios. Llamamos de la más amplia solidaridad internacional con las movilizaciones que, lejos de “ser organizadas por el imperialismo” –como afirma el gobierno para desplegar la represión-, son legítimas expresiones del hartazgo del pueblo cubano que no se está dispuesto a pagar la crisis. 

Los socialistas revolucionarios apoyamos el derecho a la movilización y rechazamos la criminalización y represión de la protesta impuesta por el gobierno. Las luchas deben continuar hasta derrotar a la dictadura que, en nombre de un falso socialismo, aplica un ajuste capitalista contra el pueblo trabajador. ¡Libertad ya a los presos políticos!

Como aporte a las enormes tareas de lucha y solidaridad anunciamos la próxima publicación de una segunda edición digital del libro «Cuba 11J. Perspectivas. contrahegemónicas de las protestas sociales», coordinado por el joven historiador Alexander Hall Lujardo(4). Esta nueva publicación será editada de manera conjunta por la red Marx21 (Corriente Socialismo Internacional-IST) y la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI), sumando un artículo sobre el ayer, hoy y mañana de Cuba, de Miguel Sorans y Pablo Almeida, dirigentes de Izquierda Socialista, de Argentina, y de la UIT-CI(5).

Esta y otras iniciativas son un aporte para la difusión de las luchas sociales en la isla, como así también un aporte al debate para la organización y la construcción de una alternativa política de la izquierda anticapitalista y socialista revolucionaria de quienes hoy buscan derrotar al ajuste capitalista y la represión de la dictadura del partido comunista cubano. Para que la crisis no la paguen los trabajadores, ¡Por el camino del Che Guevara, retomemos la pelea por una Cuba verdaderamente socialista con plena libertades democráticas para el pueblo trabajador!

Referencias: 

1 – Ver artículos de Mercedes Petit referidos al tema en Correspondencia Internacional Nº 30 y 31
2 – «Argentina: El FIT-U se reunió con el embajador de Cuba por los presos políticos»
3 – ¡Libertad ya a las intelectuales cubanas Alina Bárbara López Hernández y Jenny Pantoja!
4 – Ver entrevista al autor en “En Cuba existe un colapso energético y una crisis sistémica multidimensional”
5 – Miguel Sorans. Dirigente de Izquierda Socialista, de Argentina, y de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI). En 1979, integró la Brigada Simón Bolívar, que combatió en Nicaragua, junto a los sandinistas contra la dictadura de Somoza. Encabezó la toma de la ciudad-puerto de Bluefields en la Costa Atlántica. Escribió, junto a Simón Rodríguez Porras, el libro “¿Por qué fracaso el chavismo?”, editorial Cehus. Escribe en El Socialista (www.izquierdasocialista.org.ar) y en Correspondencia Internacional (www.uit-ci.org). Pablo Almeida. Dirigente de Izquierda Socialista, de Argentina. integrante de la UIT-CI, y Legislador electo en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad (FIT-U) en la Ciudad de Buenos Aires. Es delegado General de las y los trabajadores del Ministerio de Economía, nucleados en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Como integrante de la UIT-CI formó parte de una delegación en la caravana internacional qué en julio de 2022, desde Costa Rica, intentó ingresar a Nicaragua exigiendo la libertad de las personas detenidas por enfrentar a la dictadura de Daniel Ortega. Siendo legislador en 2021 viajó a Cuba para fortalecer los vínculos con distintos sectores de la Izquierda Crítica.

Escribe Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista, de Argentina, y de la UIT-CI

En la segunda vuelta de las legislativas del 7 de julio, se produjo la gran sorpresa, la ultraderecha de Marine Le Pen que esperaba ganar las elecciones y pretendía lograr la mayoría absoluta para llegar al gobierno, sufrió una inesperada y contundente derrota electoral. El golpe recibido fue muy grande. En boxeo se diría “cayó a la lona”. Pasó de un primer puesto, de la primera vuelta, a quedar en tercer lugar.

El primer lugar, lo obtuvo la izquierda del Nuevo Frente Popular (NFP), que, según los resultados oficiales definitivos hasta ahora, ha logrado 182 diputados en la nueva Asamblea Nacional, donde tenía 153. En segunda posición quedó la oficialista Ensemble (Juntos) de Emmanuel Macron con 168, muchos menos que los 250 que tenían. Y tercero, el Reagrupamiento Nacional (RN) de Le Pen, que ya se creían ganadores, con 143 diputados.

De esta forma se les atragantó el festejo a la ultraderecha francesa y mundial. Se le atragantó no solo a Marine Le Pen y su candidato Jordan Bardella, a quien ya veía como primer ministro, sino también a la Meloni de Italia, a los Bolsonaro, Milei, a los fachos de Vox del estado Español, a los de Chega de Portugal y al mismo facho, racista y misógino de Trump.

La alegría se trasladó a miles y miles de trabajadoras y trabajadores y jóvenes que festejaban en las calles de Francia, en especial en la Plaza Stalingrado de Paris, que rememora la gran batalla de la Segunda Guerra Mundial donde empezó a ser derrotado Hitler y el Tercer Reich. Allí estaban la juventud con las banderas palestinas y carteles de repudio al genocidio del estado sionista de Israel. Allí estaban miles de las y los que habían protagonizado las huelgas y marchas masivas, en 2023, contra la reaccionaria reforma previsional de Macron.

Justamente fue su vuelco masivo a votar, lo que dio por tierra el posible triunfo electoral de la ultraderecha. La segunda vuelta tuvo una participación récord de 67,1%.

En las elecciones para el parlamento de la Unión Europea (UE) del 9 de junio, se había expresado un voto castigo a los gobiernos capitalistas, tanto de centro derecha (Macron) como de centro izquierda (la socialdemocracia del estado español o Alemania). Se expresó con una gran abstención y un alto voto equivocado a sectores de derecha liberal (Alemania) y de la ultraderecha (Francia e Italia). En Francia ya se daba como un hecho que la ultraderecha iba a consolidar esa tendencia con lo que se vaticinaba como “triunfo histórico” de Marine Le Pen. Su fracaso dio por tierra con ese pronóstico y mostró que la clase obrera francesa y su juventud combativa y pro palestina, no están derrotadas.

También frenó o relativizó la tendencia electoral hacia la ultraderecha, la elección del Reino Unido del 4 de julio. Allí el Partido Laborista (PL), la centroizquierda inglesa, barrió con 14 años de gobierno de los conservadores herederos de Margaret Thatcher. Fue la derrota electoral más dura del Partido Conservador en su larga historia de gobiernos imperialistas. Sabemos que el Partido Laborista es parte de una centroizquierda que ya ha gobernado al servicio de la burguesía imperialista británica, con Tony Blair, entre otros. Pero lo importantes es que millones de trabajadoras y trabajadores ingleses castigaron a la derecha conservadora con un voto castigo, en este caso al PL, no a una variante de ultraderecha, reflejando en forma distorsionada las grandes huelgas que fueron protagonizando entre 2022 y 2023. En enero del 2024, por ejemplo, se produjo una histórica huelga de médicos.

En Francia el otro gran perdedor, además de la ultraderecha de Le Pen, es Macron y su gobierno de centro derecha, por más que logró salir en segundo lugar. Ya en las europeas y en la primera vuelta, no pasó del 20 por ciento. Pagando así la política antiobrera, antipopular y represiva de su gobierno como la reforma de las pensiones, violencia policial, persecución a los migrantes y apoyo al genocidio de Israel al pueblo palestino.

Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) también sabemos que muchas y muchos votantes al NFP lo hicieron con la nariz tapada, para parar a Le Pen y a la ultraderecha, Esa coalición de centroizquierda, de izquierda reformista, no es parte de la solución sino del problema, algunos de los miembros que hoy figuran en sus listas han estado en el gobierno o incluso han sido presidentes como François Hollande, del Partido Socialista (PS) gobernó para las multinacionales y los grandes empresarios contra la clase trabajadora. Tal cual lo hacen otros supuestos gobiernos de izquierda como en el estado español el de Pedro Sánchez (PSOE) o el alemán de Olaf Scholz (PS). Por otro lado, los demás integrantes del NFP, junto al PS, como la Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Melenchon, el Partido Comunista (PC) y las direcciones de las centrales obreras, no fueron hasta el final en 2023 en la lucha por derrotar a Macron y su reforma previsional. Se negaron, por ejemplo, a convocar a una huelga general.

Ahora quieren utilizar su triunfo electoral para pactar con Macron ir a un gobierno compartido, reclamando tener el primer ministro. O sea, integrarse a un gobierno capitalista (“cohabitar”). La historia ya ha demostrado, en la misma Francia (con François Mitterrand-PS, presidente de la República Francesa desde 1981 hasta 1995), que los gobiernos de conciliación de clases terminan aplicando los mismos planes de recorte y ajustes contra el pueblo trabajador.

Desde la UIT-CI, como corriente internacional de izquierda trotskista, creemos que la única salida para las y los trabajadores de Francia, es preparase para continuar la lucha y sus movilizaciones.  Tanto para derrotar definitivamente el peligro de la ultraderecha como para enfrentar al gobierno de Macron y sus futuros aliados, que seguirán intentando aplicar nuevos ataques al nivel de vida de las masas y la juventud.

Las elecciones no cerrarán la grave crisis política burguesa que existe en Francia. Será imprescindible volver a las movilizaciones en defensa de salarios y de las pensiones, contra las leyes de migración, en defensa de los sectores públicos como la salud y la educación y en defensa del pueblo palestino.

Desde la UIT-CI llamamos al voto crítico, en la segunda vuelta, a los candidatos del NFP para parar a la ultraderecha. Y en las circunscripciones en las que la elección era entre Macron y Le Pen propusimos el voto nulo o la abstención. Estuvimos codo con codo con esos compañeros y compañeras que han salido a las movilizaciones y al voto contra Le Pen y la ultraderecha. Ahora es necesario avanzar hacia la conformación de un reagrupamiento de fuerzas, en especial las que se reclaman del trotskismo, para construir una alternativa política anticapitalista y socialista, tomando la experiencia del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT-U) de Argentina. Una nueva alternativa unitaria, de independencia política de clase, al servicio de las luchas, que levante un plan económico obrero y popular de urgencia ante la crisis y que luche en la perspectiva de un gobierno de los y las trabajadoras.

08/07/2024

Escribe Josep Lluís del Alcázar, Dirigente de Lucha Internacionalista (LI), Estado Español e integrante de Secretariado de la UIT-CI

Segunda vuelta de las legislativas. Voto crítico al Nuevo Frente Popular

4/07/2024. Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen ganó la primera vuelta de las elecciones legislativas en Francia, con el 33% de los votos: más de 10 millones de votos, con una alta participación (67%). La extrema derecha canaliza gran parte del descontento popular por el deterioro de las condiciones de vida. La izquierda institucional del Nuevo Frente Popular (NFP) -con La Francia Insumisa, los Verdes, el Partido Socialista, el Partido Comunista y un sector del trotskismo- subió hasta el 28%. Mientras que la coalición del presidente Emmanuel Macron se hundía hasta el tercer lugar con el 20%, pagando así la política antiobrera, antipopular y represiva de sus gobiernos que fue ampliamente enfrentada (Chalecos Amarillos, reforma de las pensiones, violencia policial, movilizaciones del campo, apoyo a Israel). Los Republicanos, la derecha tradicional del expresidente Nicolas Sarzoky alcanzaban el 10%. 

Ante el ascenso de la extrema derecha la izquierda parlamentaria había levantado el Nuevo Frente Popular (NFP). Este Frente Popular no da respuesta a las reivindicaciones obreras y populares y al ascenso de la extrema derecha, pero no hubo un reagrupamiento a su izquierda. Se presentaron algunas candidaturas de organizaciones de la izquierda revolucionaria: Lutte Ouvrière obtuvo 350.000 votos, también hubo candidatos de Parti de Travailleurs y de Revolution Permanent.   

¿Macron un aliado frente a Le Pen?

El 7 de julio tendrá lugar la segunda vuelta. Para la segunda vuelta se ha planteado el llamado Frente Republicano, para “parar a la extrema derecha”, con los partidos de la coalición de Macron y el del Nuevo Frente Popular. Pretende justificarse como continuación del cordón sanitario para bloquear el paso a la extrema derecha, aunque el cordón ya se rompió con la crisis de Los Republicano, en el que un sector con su presidente Éric Cioitti a la cabeza ya se ha pasado al bloque con la extrema derecha.

Los partidos de Macron y el NFP se comprometieron en la segunda vuelta a retirar a sus candidatos que quedaron en tercer lugar en las circunscripciones en las que ganó RN, con el objetivo de concentrar el voto anti-Le Pen. El NFP retiró a 127 candidatos y la coalición de Macron a 82. Algunos candidatos presidenciales se han negado a retirarse para llamar a votar al frente popular si el candidato en su circunscripción era de La Francia Insumisa, porque dicen que no comparten los valores “republicanos”.

El Nuevo Frente Popular ya era un acuerdo de colaboración de clases que subordinaba los intereses de la clase obrera, pero el Frente Republicano da un paso más, es directamente la rehabilitación de Macron desde la izquierda parlamentaria, porque presenta a Macron como mal menor, como un aliado frente a la extrema derecha, cuando es quien le ha abierto la puerta con sus políticas. 

Hay ejemplos que hablan por sí solos. En Calvados el candidato de LFI/NFP se retira en favor Elisabeth Borne, ex primera ministra de Macron que impulsó la reforma de pensiones. Lo mismo ocurre en favor de Gérald Darmanin, Ministro del Interior desde el 2020. Es bajo este ministro que la policía asesinó a Nahel en junio del 2023 y después reprimió brutalmente las protestas. Darmarin también es quien presentó  la racista Ley de Inmigración aprobada en diciembre, que fue parcialmente recortada por el Tribunal Constitucional porque contenía medidas discriminatorias como negar prestaciones sociales a los migrantes. Esos son hoy responsables del ascenso de la extrema derecha. 

Este acuerdo implícito de la izquierda parlamentaria con la derecha de Macron traiciona las movilizaciones obreras y populares y deja a la extrema derecha como único referente del rechazo popular a las políticas de los gobiernos Macron. Lamentamos que un sector que se reclama del trotskismo como el Nouveau Parti Anticapitaliste-L’A o el Parti Ouvriere Independant que ya integraron o apoyaron el NFP en la primera vuelta, ahora cedan ante el acuerdo republicano que les subordina a Macron. 

No hay posibilidad de abrir un camino para enfrentar un futuro gobierno de la extrema derecha si no cuestionamos la política de Macron. No puede haber ningún voto obrero o popular no sólo para la extrema derecha de Le Pen, tampoco para los candidatos macronistas. En las circunscripciones en las que la elección sea entre Macron y Le Pen estamos por el voto nulo o la abstención. 

Entendemos las esperanzas que muchos trabajadores/as y jóvenes han puesto en la unidad de la izquierda parlamentaria del NFP para detener la extrema derecha de Le Pen, que amenaza derechos y libertades. Ha habido importantes movilizaciones. Por eso, en esta segunda vuelta, desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI), damos apoyo a un voto crítico a los y las candidatas del NFP para debilitar la fuerza de la extrema derecha en el próximo parlamento. Hablamos de voto crítico, porque el NFP no es parte de la solución sino del problema, porque cuando miembros que hoy figuran en sus listas han estado en el Gobierno o incluso han sido presidentes como François Hollande, han aplicado políticas al servicio del capital, como hoy lo hacen otros supuestos gobiernos de izquierda como en el estado español de Pedro Sánchez o el alemán de Olaf Scholz. Por ello, a la vez que luchamos codo con codo con esos compañeros y compañeras que han salido a las movilizaciones contra la extrema derecha, se precisa un diálogo para convencerles que hay que construir una alternativa a la izquierda que cierre el paso a Le Pen. Una alternativa de ruptura, anticapitalista, que verdaderamente dé respuesta a las necesidades obreras y populares.

Tanto si la extrema derecha consigue la mayoría absoluta y hay un gobierno de cohabitación con Macron, como si obtiene sólo una mayoría que no le permita formar gobierno, estas elecciones no cerrarán la crisis en Francia. Será imprescindible volver a las movilizaciones en defensa de salarios y pensiones, contra las leyes de migración, en defensa de los sectores públicos, en defensa del pueblo palestino. Y –como señala la última declaración de los partidos europeos de la UIT-CI (Estado Español, Portugal, Italia y Turquía)-avanzar hacia la conformación de un reagrupamiento de fuerzas para “construir una alternativa anticapitalista al servicio de las luchas, comprometida con la construcción de un sindicalismo combativo, que levante un plan económico obrero de urgencia ante la crisis y por gobiernos de los y las trabajadoras”.   

 


Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT- CI

La ultraderecha de Marine Le Pen logró un triunfo electoral en la primera vuelta de las elecciones legislativas: es un resultado inédito para Francia. Por primera vez el partido de Marine Le Pen obtuvo el 33%, mostrando la confusión política de amplios sectores obreros y populares que repudian a los partidos tradicionales, como ocurrió en Argentina con Milei. Las urnas han castigado duramente al presidente centroderechista Macron, por su política contra el pueblo trabajador.

Reagrupamiento Nacional (RN), de Le Pen obtuvo el 33% de los votos. La izquierda reformista del Nuevo Frente Popular (NFP) logró el 28%, aumentando sus votos, capitalizando el rechazo de importantes sectores populares a la extrema derecha. El Partido Renacimiento del presidente Macron y su alianza Ensemble ha quedado en tercer lugar con el 20% de los votos y el Partido Republicano de derecha, el 10%. En la segunda vuelta, del domingo 7 de julio, se eligen diputados en la mayoría de los distritos que ninguno consiguió mayoría absoluta. La votación es un diputado por distrito electoral. Por eso, los porcentajes de diputados no coinciden con los porcentajes de votos. Posteriormente, el presidente Macron deberá designar un primer ministro en base a la mayoría legislativa.
Para la segunda vuelta, el presidente Emmanuel Macron y varios líderes de la izquierda reformista del recién formado Nuevo Frente Popular y del centro, hicieron llamamientos a la unidad para evitar que Le Pen consiga la mayoría absoluta. Es decir, aspiran a un gobierno de coalición entre ellos; lo que llaman un gobierno de “cohabitación”.

Pero también puede lograr, en la segunda vuelta, mayoría absoluta el partido de la extrema derecha de Le Pen, que podría ir aliado al Partido Republicano. En ese caso, el primer ministro sería del partido de extrema derecha.  

En Francia se repite el fenómeno político del avance electoral de la ultraderecha, como ha pasado con Meloni y Milei. La bronca y la decepción de millones con los gobiernos liberales o de centroizquierda, que aplican planes de ajuste, y la falta de una alternativa socialista revolucionaria fuerte, deriva en estas confusiones de una franja de masas.  Le Pen capitaliza parte del descontento de sectores de clases medias empobrecidas, y un sector de la clase obrera que durante el 2023 protagonizó huelgas y movilizaciones masivas contra la reforma jubilatoria de Macron.

Antes, fueron las grandes movilizaciones de los chalecos amarillos,  y luego las movilizaciones del campo, hicieron caer la popularidad de Macron. Por otro lado, Le Pen se ha ido “aggiornando”, levantando un falso discurso de apoyo a los reclamos sociales y, a diferencia del caso Milei, reivindicando el rol del Estado.

Consecuencias del triunfo de la extrema derecha

Aunque todavía no se sabe si va a gobernar la extrema derecha con un primer ministro y la presidencia de Macron, o si se logrará imponer la alianza de Macron y el NFP Nuevo Frente Popular, este avance de la extrema derecha tendrá consecuencias contra el pueblo trabajador.

Aunque no vamos a estar ante una dictadura fascista como en los años ‘30, no hay que minimizar la amenaza que la extrema derecha supone contra salarios y pensiones, contra los y las trabajadoras migrantes, contra los derechos democráticos de la mujer o de colectivos LGBTI, contra la educación y la sanidad pública, contra las medidas obtenidas para frenar la destrucción ambiental capitalista; lo que estamos viendo en Argentina con Milei o en Italia con Meloni.

¿Es alternativa progresiva el NFP?

El Nuevo Frente Popular (NFP) está formado por: La France Insoumise, El Partido Comunista Francés, el Partido Socialista, Plaza Pública, Generación-s, Izquierda republicana y la Izquierda Ecosocialista. A ese acuerdo adhirió el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA-A), proveniente del trotskismo que fundara Ernest Mandel. Contaría con el apoyo de organizaciones sindicales y de ONGs.

La presencia entre los candidatos del NFP de François Hollande quien fuera presidente de Francia entre 2012 y 2017, es toda una declaración de intenciones. Las medidas que votaron esos supuestos gobiernos de izquierdas fueron antiobreras, y siempre supeditan los intereses obreros a los de la gran patronal. Han aplicado políticas racistas y represivas contra los y las trabajadoras migrantes y han abierto la puerta a la extrema derecha; a ese callejón sin salida al que conducen las políticas de los supuestos gobiernos progresistas de la Unión Europea, como el PSOE-Podemos en el Estado Español, el PS en Portugal o Syriza en Grecia.

Algunas agrupaciones trotskistas fueron críticas al NFP, pero la principal de ellas, Lutte Ouvrière, se negó a una unidad electoral con los otros grupos que no apoyaron al NFP, como primer paso para formar una alternativa unitaria anticapitalista y socialista independiente.

Cómo enfrentar lo que viene

Sea quien sea el futuro primer ministro francés, está claro que en acuerdo con el presidente Macron intentarán profundizar los planes económicos antiobreros y antipopulares, como lo que ocurre con Milei en Argentina.

Por eso, como lo señala la última declaración de los partidos europeos de la UIT-CI (Estado Español, Portugal, Italia y Turquía), anterior a las elecciones en Francia y ante el crecimiento de la extrema derecha en Europa: “Es precisa la unidad, pero para la movilización contra los gobiernos (sean del color que sean) que aplican la austeridad contra las y los trabajadores y pensionistas, las políticas contra la inmigración o que son cómplices con el genocidio palestino. Sólo abriendo una perspectiva para la solución efectiva de las justas demandas de la clase obrera y los sectores populares, bloquearemos la penetración de la extrema derecha en los barrios.”

“También es necesaria la unidad, pero para construir una alternativa anticapitalista al servicio de las luchas, comprometida con la construcción de un sindicalismo combativo, que levante un plan económico obrero de urgencia ante la crisis, por gobiernos de los y las trabajadoras”.

Escribe Miguel Lamas, dirigente de ARPT y la UIT-CI

28/06/2024. La frustrada asonada militar del miércoles 26 de junio se da en un contexto de grave crisis económica, ambiental y política, con el MAS dividido en dos fracciones entre Evo Morales y el presidente Arce, y sin claridad sobre una salida económica ni de las candidaturas en las elecciones del próximo año, mientras aumenta el descontento popular.

El 26 de junio fuerzas militares, con soldados encapuchados y con tanques, ocuparon durante casi 3 horas en la tarde la Plaza Murillo, plaza principal en La Paz frente al Palacio Quemado (la antigua casa de gobierno), encabezados por el comandante del ejército Juan José Zúñiga, acompañado del jefe de la Armada. Zúñiga había sido destituido recientemente como jefe del Ejército tras declaraciones en las que amenazó con encarcelar a Evo Morales si era candidato.

Después de derribar una puerta del Palacio Quemado y de un diálogo de 15 minutos con el presidente Luis Arce, Zúñiga se retiró a la plaza. Rato después fue detenido junto a otros 6 militares. Según informaciones estaba esperando a otras unidades militares que supuestamente se habían comprometido con él, pero nunca llegaron.

Mientras Zúñiga esperaba en la plaza, el presidente Luis Arce posesionó a nuevos comandantes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.

Zùñiga dijo a la prensa en la Plaza Murillo que se iba a cambiar “el gabinete de gobierno” para “establecer una verdadera democracia” y que se “liberará a los presos políticos, la ex presidente interina Jeanine Añez (del 2019-2020) y el gobernador cruceño Fernando Camacho”, que también fue parte de la toma del poder del 2019. Y dijo que “por ahora” reconocía como presidente a Luis Arce.

El gobierno calificó al hecho de “intento de golpe”. No tuvo evidentemente el apoyo del conjunto de las Fuerzas Armadas, ni de ningún sector político importante. Todos los sectores repudiaron el hecho. Pero fue interpretado por muchos sectores, incluyendo la corriente opositora del MAS que responde a Evo Morales como un “autogolpe” un show político de Luis Arce para victimizarse.

Zúñiga ya detenido y tratando de justificar lo sucedido dijo que fue Arce el que le dijo que llevara los tanques a la plaza principal, que quería un “autogolpe” para “levantar su popularidad”. Por supuesto que es indemostrable que hubiera un acuerdo con Arce para ocupar la Plaza.

La crisis política

El hecho sucedió en medio de una profunda crisis económica, ambiental y política que está afectando a Bolivia, al igual que a muchos países del mundo.

En medio de un caos político que para muchos parece no tener salida, el ahora encarcelado, y por ahora fracasado, Zúñiga intentó dar desde las Fuerzas Armadas una opción política encabezada por él, es decir una opción golpista de gobierno militar, aunque no fuera inmediata, y él hablara de “verdadera democracia”. Esto es una total falsedad reaccionaria y repudiamos cualquier alternativa militar golpista.

El MAS está profundamente dividido entre dos fracciones encabezadas por el presidente Arce y Evo Morales, ambos pretenden ser candidatos presidenciales en futuros comicios a realizarse entre agosto y octubre del 2025. Mientras que la derecha opositora, que tomó el poder en el 2019, está dividida en múltiples fracciones.

Hoy es imposible con la actual ley electoral legalizar nuevos partidos para lo que se exige más de 100.000 afiliados y múltiples condiciones. Pero, además, el propio MAS gobernante dividido no logra realizar su Congreso y el presidente Arce dijo que podría “perder la legalidad” (tratando de impedir la candidatura de Evo Morales que por ahora controla al MAS). También hay interpretaciones constitucionales que ilegalizan la candidatura de Evo Morales, que ya fue presidente por tres períodos.

Es decir, por ahora, aunque hay muchos que se proclaman candidatos a presidente, no se sabe quienes podrían serlo.

La crisis económica y ambiental

Toda esta pugna política ocurre en un momento económicamente muy complejo para Bolivia. Bolivia durante el primer gobierno del MAS, de Evo Morales desde el 2006, prosperó con importantes ingresos de la exportación de gas, que aunque nunca fue nacionalizado como se reclamó popularmente en la insurrección de octubre del 2003 (la llamada Agenda de Octubre), si se aumentaron los impuestos a las transnacionales que lo producen como Petrobrás, Repsol y otras. Pero estas transnacionales no invirtieron en nuevas exploraciones y bajó fuertemente la producción de gas a menos de la mitad, esto bajó mucho el nivel de dólares que ingresan al país.

Es decir, Evo Morales, con su ministro de economía que era el actual presidente Luis Arce, traicionaron la Agenda de octubre y terminaron acordando con las multinacionales y después también con la oligarquía terrateniente del oriente del país. Esto llevó a la crisis actual pues las riquezas naturales siguieron siendo saqueadas.

Pero además Bolivia fue aumentando sus importaciones de diesel y gasolina, que son subsidiadas por el Estado, en más del 50% de su valor, y que superan ampliamente en dólares al gas que se exporta. Además, otras exportaciones como las de soya y carne de la agroindustria casi no pagan impuestos y reciben un enorme subsidio estatal (se calcula en 1000 millones de dólares al año) en díesel para sus maquinarias, y además se llevan los dólares que ganan con la exportación. De igual forma ocurre con la minería, en especial con la minería del oro, supuestamente en manos de “cooperativas” que no pagan impuestos (exportan 3000 millones en oro y pagan impuestos por 60 millones) y son en realidad empresas privadas asociadas a transnacionales chinas y de otros países. Por otro lado, esta minería del oro está contaminando los ríos con mercurio.

Junto con esto hay un grave deterioro ambiental por los incendios de bosques que organiza la agroindustria del oriente y cada vez hay menos lluvias en todo el país. Las regiones agrícolas tradicionales con tierras que desde la revolución agraria de 1952 están cultivadas por campesinos indígenas, cada vez producen menos y muchos campesinos migran a las ciudades. Esto está produciendo un aumento de los precios de productos de alimentos básicos.

Hoy en Bolivia faltan dólares (ya hay precio de dólar oficial que es difícil o imposible conseguir y un dólar paralelo que vale 30% más), escasea la gasolina (se dice que mucha gasolina importada que se entrega con subsidio estatal a menos de 50 centavos de dólar el litro, sale de vuelta de contrabando para revenderse en más de un dólar en países vecinos).

Esto produjo inflación y una gran disminución de las reservas estatales en dólares. Según los informes del Banco Central, estas pasaron de US$15.122 millones en 2014 a US$1.796 millones en abril de 2024.

Por toda esta situación el gobierno está atacando conquistas obreras, como es el caso de las jubilaciones que se ven rebajadas y otras, y abandonando a su suerte a los campesinos pobres, sin obras de riego, con impuestos a los pequeños comerciantes, y sin resolver la escasez y aumento de alimentos y productos de primera necesidad.

La necesidad de una alternativa del pueblo trabajador

Ninguna de las corrientes políticas que se aprestan a una disputa electoral está planteando soluciones de fondo al servicio de las mayorías trabajadores urbanas y rurales, que más de un 70% viven de economía informal, pequeños campesinos, vendedores ambulantes o trabajos temporales sin derechos laborales.

Si se elimina el subsidio a la gasolina, que el Estado cada vez tiene menos para pagar, se triplicaría el precio interno y se dispararía la inflación. Esto hasta ahora no lo ha hecho el gobierno de Arce y trata de llegar hasta las elecciones sin hacerlo, porque causaría un estallido popular.

Por eso hacen falta soluciones de fondo a favor del pueblo trabajador, que ninguno de los bandos del MAS (de Arce o Evo Morales), ni menos la derecha opositora jamás llevarán a cabo, ni tampoco obviamente ningún golpista militar. Todos ellos al servicio de multinacionales y oligarcas.

Para eso se fundó el Partido de los Trabajadores en el 2013, impulsado por sectores de base mineros y de otros sindicatos, para romper con la traición del MAS y cumplir la Agenda de octubre expropiando a multinacionales y oligarcas. Pero la dirección de la COB lo traicionó y pactó burocráticamente con el MAS. Por eso el PT no pudo legalizarse.

Hoy la Central Obrera Boliviana está totalmente burocratizada y controlada por el gobierno, se niegan sus dirigentes desde hace muchos años a hacer ningún Congreso. Y por eso, pese al descontento de sus bases, no se toma ninguna medida de lucha.

Pero desde Alternativa Revolucionaria del Pueblo Trabajador (ARPT), de la UIT-CI, fuimos parte fundadora del PT y junto a otros grupos. Y hoy, con compañeros y compañeras dirigentes regionales, entre ellos Gualberto Arenas, electo en el II Congreso fundacional del 2013 como representante nacional campesino y Humberto Balderrama, también electo como representante nacional estudiantil, mantuvimos el PT y hoy planteamos su reconstrucción, como una gran necesidad popular, siendo parte de la unidad con grupos de trabajadores urbanos y campesinos, y de estudiantes, que están buscando una alternativa política independiente de las fracciones del MAS y de los grupos de derecha.

Esta alternativa tiene también que luchar por recuperar la COB y los sindicatos de manos de burócratas corruptos, para una lucha por un cambio de fondo en el país, por un verdadero socialismo que significa en primer lugar cumplir la Agenda de Otubre y por un gobierno del pueblo trabajador de la ciudad y el campo.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

Es una herramienta fundamental para fortalecer a Izquierda Socialista y al Frente de Izquierda.

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