Antes de su enfermedad, el kirchnerismo ya había decidido que la presidenta le suelte la mano a Insaurralde para no quedar como la gran perdedora. Dejando su rol para hacer campaña en vistas a llegar "bien" a 2015, como viene pidiendo, llamando a votar ahora por otra "década", esta vez por una "década de desarrollo", machacando en que "no hay que perder lo conquistado". Pero las razones profundas de los sinsabores en la Casa Rosada obedecen a que 4 millones de voluntades le dieron la espalda en las PASO. Honestos trabajadores y jóvenes que venían apostando por el gobierno han dicho "hasta acá llegué". Esto, después de ver que no hay década ganada con un genocida como Milani al mando del ejército, el pacto secreto con Chevron, la reapertura del canje a los fondos buitre y la mentira del "desendeudamiento", la corrupción, la continuidad del saqueo con la megaminería y la pobreza social, donde la mayoría de los salarios y jubilaciones siguen por detrás de la inflación y cada vez alcanzan menos para llegar a fin de mes. La bronca es tan grande que incluso gran parte de los beneficiarios de planes sociales no votaron por el kirchnerismo.
El lamentable spot de campaña de Insaurralde -pidiendo disculpas y mostrando a su madre, padre, hermanos e hijos- es otra muestra de esta debacle. Busca sacar del anonimato a un candidato elegido de apuro luego de la baja de Alicia Kirchner y el ahora ministro Randazzo, ambos repudiados, la primera por los vecinos de La Plata ante los muertos por las inundaciones, y el segundo, por mentir con su famosa "revolución ferroviaria" que llevó a dos masacres evitables. Como si fuera un mal chiste, Insaurralde acaba de sacarse la foto haciendo campaña con el actual intendente de La Plata, Bruera, a quien los vecinos le pidieron masivamente la renuncia en la gran marcha del pasado 2 de octubre a seis meses de la tragedia. Esto a pocos días del revuelo que causó su propuesta de bajar la edad de imputabilidad -"la agenda de la centroderecha"- y de que el ejército desaloje a vecinos que exigían tierras para sus viviendas en Santa Cruz. El "progresismo" que defiende los derechos humanos ¿dónde quedó?
A esto hay que agregar el festejo de Filmus por aquellos que no trabajan ni estudian (los "ni-ni"). Un cachetazo a esa nueva generación de jóvenes, -varones y mujeres-, que no tienen cabida en este "modelo" al servicio de las multinacionales. O si la tienen, es con precarización laboral, salarios miserables o sin derechos elementales reconocidos en otros países, como el del aborto seguro y gratuito.
El eslogan "estamos combatiendo a la derecha" ya no entra más. Lo sufren los propios seguidores del kirchnerismo. Así fue tildado permanentemente por Néstor Kirchner y luego por Cristina y su séquito, el actual gobernador Daniel Scioli. Pero ahora parece que fue rescatado como el vocero del "proyecto transformador". El que conduce el PJ de la provincia y el que se postula como posible sucesor K para 2015 si no aparece otro mejor. "Un nuevo sapo que nos tenemos que tragar", dicen en las filas K. Gestos que pretenden ser vendidos, aunque sin resultado, obvio, con frases tipo Aníbal Fernández, diciendo que la derrota oficial se debe a "los costos que hay que pagar por enfrentar a los poderosos". Mejor dicho, por "gobernar para los poderosos". Conclusión que millones ya empezaron a sacar, hartos de la mentira del doble discurso que el senador intenta tapar.
Lo que se viene después de las elecciones será un mayor ajuste que recaerá sobre las espaldas del pueblo trabajador. Por eso llamamos a los votantes que creen aún en el gobierno a que se animen y voten por un verdadero cambio. Que las banderas para enfrentar de verdad a las "corporaciones" y multinacionales; a la derecha; a los responsables del genocidio y para que haya una verdadera redistribución de la riqueza no vendrán de la mano de un gobierno que ya probó seguir "profundizando el modelo" al servicio de grandes empresarios. Tampoco son salida ninguna de las variantes de la oposición patronal (Massa, De la Sota, Macri, Alfonsín, Binner), ni de la centroizquierda, como nos hemos cansado de señalar en todos esos años y seguimos desenmascarando (ver páginas 4 y 5).
Un millón de trabajadores, jóvenes y demás sectores populares votaron en agosto por el Frente de Izquierda. Quiere decir que no hay solo descontento y repudio hacia los partidos tradicionales, sino que empezó a crecer una búsqueda de cambio verdadero, una esperanza con la unidad de la izquierda representada en el FIT, que levanta propuestas de fondo (ver contratapa), empezando a concitar la atención de miles y miles de desencantados que buscan una salida por izquierda.
Por eso llamamos a apoyar al Frente de Izquierda. Como dijera con mucha razón un joven: "lo único distinto en estas elecciones será si la izquierda ingresa al Congreso, todo lo demás ya lo vimos".
La excelente elección del Partido Obrero y el FIT en Salta en las elecciones del pasado domingo superando el 20% de los votos augura que el Frente de Izquierda puede seguir creciendo para octubre en pos de lograr bancas de izquierda que estén al servicio de las luchas y de fortalecer una alternativa política de los trabajadores. Llamamos a nuestros militantes, simpatizantes y amigos a redoblar el esfuerzo en todo el país para llegar a más lugares con las propuestas y candidatos del Frente. Si la izquierda logra meter diputados al Congreso nacional y en las legislaturas será para fortalecer las peleas que los trabajadores y sectores populares tenemos por delante. Manos a la obra.