Nov 27, 2024 Last Updated 1:00 PM, Nov 27, 2024

Editorial: De la "crisis" del tomate a las estampillas K

Publicado en EL SOCIALISTA N° 260

De la "crisis" del tomate a las estampillas KEl gobierno Kirchnerista, después de su derrota electoral de octubre, pretendió cambiar su imagen para remontar la caída en su apoyo popular. Para eso sacaron a Guillermo Moreno y pusieron a Capitanich como jefe de gabinete, con la orden de que saliera a "hablar" con el periodismo y la oposición. Pero como se trata de tapar el sol con la mano, desde entonces no embocan una. Todo les sale al revés. Porque justamente es un maquillaje para mantener la misma política contra el pueblo que los llevó al desastre electoral. Con el agravante que el gobierno vive una crisis política profunda de la que no puede salir.

La presidenta reapareció a fin de año para bailar en Plaza de Mayo, en medio de los saqueos, y luego tuvo un silencio de 34 días. Abriendo todo tipo de especulaciones sobre la falta de conducción clara del gobierno. Hasta este miércoles 22 que, aprovechando el lanzamiento de un plan de subsidios para jóvenes, habló de todo (en especial de la "década ganada") menos de los cortes de luz, la inflación, la disparada del dólar y el salario real.
Para confirmar el desorden político del gobierno desde diciembre se fueron sumando idas y venidas y medidas alocadas, como la de poner en el centro de la vida nacional "la crisis del tomate", anunciando un día su "libre importación" para "bajar los precios" y cubrir un supuesto faltante, y al otro día salir a desdecirse porque no "era tal el problema". Insólitamente los "astutos" Capitanich y Kicillof no se habían enterado que sobraba tomate en el mercado, que su precio había bajado hacía rato y que el problema ahora pasaba por los altos precios de las frutas. Otra mañana de enero salieron Echegaray de la AFIP y Capitanich a anunciar que se iba aumentar el impuesto a los bienes personales como gran medida económica. Al otro día, sin aclarar nada, Kicillof dijo que nunca se había barajado, luego de haber hablado, se dice, con Cristina. A fin de diciembre ya Capitanich había salido un día a decir que iba a haber cortes de luz “programados” y al otro día se tuvo que desdecir. Mientras la gente cortaba las calles reclamando luz con 40 grados de temperatura.

Como si esto fuera poco, mientras siguen los cortes de luz, crece la inflación y la inseguridad, no se les ocurre mejor idea que editar unas estampillas para conmemorar la década ganada. Con éstas puede pasar lo que se dice ocurrió en Irán cuando anunciaron una idea similar con la imagen del presidente Ahmadineyad (el que negaba el Holocausto). Se comenta, irónicamente entre los opositores, que tuvieron que retirarla por que la gente no sabía “de qué lado de la estampilla escupir la saliva”.

Todo esto no hace más que poner de relieve que el gobierno K sufre una grave crisis política. La causa de fondo es la derrota política-electoral sufrida en octubre. El gobierno y la presidenta pasaron del 54% de apoyo a la pérdida de cerca de 4 millones de votos. La derrota ha sido un terremoto político. Y no tiene salida porque no hubo “década ganada” sino un engaño político a millones de trabajadores y jóvenes que rompen con este gobierno y sus políticas antipopulares, abandonando al gobierno cansados de su doble discurso. Se puso en evidencia que gobierna para los de arriba, paga la deuda externa, facilita las ganancias de las multinacionales y los banqueros, que los empresarios amigos como Cristóbal López se llenan los bolsillos, que crece la corrupción y enriquecimiento de sus funcionarios mientras los salarios caen en picada y se hace más difícil llegar a fin de mes.

Todo indica que la crisis política se va a profundizar a lo largo de 2014, unida a la crisis económica, porque el gobierno pretende seguir con su política de ajuste y de pago de la deuda externa. Mientras, por otro lado, seguirá creciendo el malestar social y las movilizaciones sindicales y populares. Solo la pasividad y claudicación de toda la burocracia sindical ha impedido que no haya un paro general en el país.

La oposición patronal no puede aparecer como una alternativa para el pueblo trabajador, porque no levanta ninguna salida distinta de fondo. La mayor parte de sus políticos hacen “eventos” en Pinamar u otros centros turísticos para anunciar “mesas de trabajo”, planes electorales para el 2015 o para un presunto cambio político abrupto antes de esa fecha. Giustozzi, número dos de Massa, ya hace campaña en la costa como candidato a gobernador de 2015. Cobos y Pino Solanas se reúnen para anunciar que lo más interesante para “enamorar” a los votantes en las PASO de 2015 es que se repita la experiencia de UNEN en todo el país. Mientras el FAP y la UCR insinúan la fórmula Binner-Sanz. Nada más alejado de los millones que reclaman por luz o salario.

Mientras la “oposición sindical” de Moyano-Barrionuevo se reúnen en Mardel, no para convocar a un plan de lucha, sino para insistir con unirse con la CGT Caló y lamentarse por la ausencia de Scioli, Massa y De la Sota al evento. Más a contra mano de las necesidades de los trabajadores, imposible.
La realidad del pueblo trabajador está pasando por otro lado. Pasa por los desesperados pedidos de luz en barrios de la Capital, por el repudio al aumento de las tarifas del transporte en el Gran Buenos Aires, por los despidos en algunos sectores, contra la inflación y por el salario.

En febrero y marzo crecerá la lucha salarial y el reclamo de paritarias libres sin techo, por un sustancial aumento salarial que supere la inflación y que arranque de un salario básico de 8.500 pesos. La tarea de los luchadores es seguir impulsando los reclamos salariales y populares. Exigiendo a los dirigentes sindicales que abandonen su pasividad y convoquen de una vez a un paro nacional y a un plan de lucha contra la política del gobierno nacional, los gobernadores y por un aumento de emergencia para todos los trabajadores y jubilados.

Ante la crisis política que sufre el país, la otra gran tarea es seguir convocando a los trabajadores y a la juventud a sumarse al Frente de Izquierda (FIT) y a Izquierda Socialista, para fortalecer una nueva alternativa política de los trabajadores y la izquierda. El FIT es el único sector que propone, con sus propuestas y programa, una salida de fondo a la actual crisis en que se debate el país y la clase trabajadora.

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