Las "explicaciones" del gobierno de Cristina fueron girando increíblemente
desde "se trata de una situación excepcional por una ola de calor nunca vista" hasta, cuando la situación se iba empeorando, "le estamos exigiendo a las empresas que respondan y si no las multaremos".
En medio de todo, tuvieron el caradurismo de afirmar que "las inversiones entre 2003 y 2013 fueron de 92.500 millones de pesos" (De Vido, 4/1), "si no, estaríamos mucho peor". Por supuesto, no faltó en el oficialismo quienes acusaron a los medios de exagerar todo y de "desestabilizar". Y Macri propuso... ¡cambiar el huso horario! No se trató de ninguna "situación excepcional". Ahora, en enero, una nueva suba de temperatura de mucha menor duración que la de diciembre ya dio como resultado que automáticamente volvieran los cortes. Desde febrero de 1999 se vienen produciendo
sistemáticamente, en invierno y en verano. Siempre lo mismo: sube la temperatura un par de grados y colapsa por "alto consumo de refrigeradores";
baja otro par de grados y colapsa por "alto uso de artefactos para calefacción". Es una vergüenza culpar a los trabajadores que, con un enorme esfuerzo, se compraron un aire acondicionado para no morirse de calor.
¿Por qué pasa esto?
Los motivos de esta crisis energética están clarísimos: es la quiebra, final y definitiva, del modelo de saqueo instalado con las privatizaciones
menemistas de los 90, luego sostenidas a capa y espada con un mar de subsidios durante todo el kirchnerismo. Ahora muchos oficialistas y opositores dicen que el problema de "la calidad del servicio" se debe a que las tarifas son muy bajas, anticipando así argumentos justificatorios para un tarifazo. Mentira. Las empresas recibieron miles de millones de dólares en subsidios durante todos estos años que compensaron largamente el "congelamiento" de tarifas. Mientras tanto, el gobierno hizo la vista gorda ante el incumplimiento por parte de Edenor y Edesur de todos sus compromisos de inversión. Cuando se producían los cortes masivos en años anteriores se les terminaba imponiendo multas y compensaciones irrisorias a los usuarios. Las poquísimas obras "de emergencia" que se realizaban, ni siquiera las abonaban las empresas: eran con cargo a un "fideicomiso" que pagamos los usuarios con nuestras facturas.
Por una salida de fondo
Hay que exigir ante los cortes que el gobierno nacional, el de la ciudad y provincia de Buenos Aires provean gratuitamente generadores para que los vecinos vuelvan a tener luz. Fue una verdadera vergüenza ver el "negocio" que se produjo con la venta de dichos aparatos, donde terminó sucediendo que los comercios tenían luz y las casas particulares no. La adquisición masiva de generadores por parte del estado debe ser financiado con un impuesto a las grandes empresas, ya que ellas son en definitiva las verdaderas responsables del "alto uso energético", como también se verificó a fin de año, donde mientras los vecinos protestaban por la falta de luz, los shoppings hacían "la noche de las ofertas", manteniendo abiertos, con luz y plenamente refrigerados, todos sus establecimientos hasta la madrugada.
Al mismo tiempo reclamamos la compensación real y automática a todos los usuarios por las pérdidas sufridas durante los cortes. En 2010, ante un corte similar, se les ofreció a los damnificados un monto máximo de 450 pesos (que Edenor ni siquiera pagó). Es una burla. La propia ley regulatoria 24.240 habla de una compensación de hasta cinco "Canastas Básicas Totales Hogar 3", lo que hoy equivale a 9.516 pesos por usuario, independientemente de reclamos por roturas en instalaciones o artefactos. ¡Esto es lo que automáticamente se le debería reconocer a cada afectado!
Pero estas medidas de emergencia deben completarse con otra de fondo, también "urgente", que tanto el gobierno y la oposición patronal están en contra: la rescisión absoluta e inmediata de las concesiones a Edenor y Edesur sin indemnización alguna, la expropiación sin pago de todos sus bienes y la reestatización del servicio, poniéndole a funcionar bajo gestión de sus trabajadores y de las organizaciones de usuarios (no de La Cámpora como Aerolíneas o de funcionarios ineptos y corruptos). Todo en el marco de una reestatización general de todo el sistema energético, que nos permita salir del colapso en el que estamos y permita una planificación racional de los recursos al servicio de las reales necesidades de los trabajadores
y el pueblo.