Lo ejemplifica de esta manera: “Si hace 40 años una persona ganaba $ 100, ese dinero equivale, en términos de poder de compra, a $ 52,64 en marzo de este año” (Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales -CEICS-, IECO, Clarín, 18/5). Y agrega que el crecimiento económico de años atrás se debió a los bajos salarios y a un empleo precarizado y en negro. Esto en momentos que la presidente acaba de decir que se está en el fifty-fifty. Es decir, que habría un reparto de la torta 50 y 50% entre trabajadores y empresarios. Una mentira total.
Esta afirmación presidencial es refutada por otro informe que da por tierra con la famosa “distribución de la riqueza” para los que menos tienen. Según el Instituto Argentino de Mercado de Capitales (IAMC), los balances anuales de 2013 de las 89 firmas que cotizan en Bolsa, registran un “aumento del 80 por ciento respecto de 2012”. O sea, “más empresas ganaron más y menos perdieron menos”. Se refiere a los bancos Macro, Francés, Galicia, Patagonia; Siderar (Techint), YPF y petroleras extranjeras, Telecom, Aluar, Clarín, las eléctricas, gasíferas, Ledesma, Molinos, Minetti, entre otras. Balances que sumaron utilidades por 29.757 millones de pesos. (Página 12, Economía, 18/5). ¿Quiénes son los ganadores de esta década, señora presidente?
A los salarios a la baja y ganancias patronales siderales hay que agregar los despidos y suspensiones. Un flagelo que empieza a impactar nuevamente sobre miles. 15.000 trabajadores de terminales automotrices, autopartistas y talleres empiezan a tener problemas de empleo. Lo mismo pasa en la construcción y otras ramas. Según el propio Indec, en el primer trimestre del año la tasa de empleo fue la más baja en casi cinco años.
Se sabe que la mayoría de los automóviles producidos en Argentina tienen por destino Brasil. País donde la demanda de los concesionarios cayó un 12%. No se entiende por qué entonces, si esto es así, los planes de las empresas es echar o suspender a miles de trabajadores. Si en cinco años las ventas de autos subieron más del 85%, ¿por qué la crisis la tienen que pagar los trabajadores? ¡Que se hagan cargo las multinacionales de la merma, no los obreros! Las patronales siguen con el chantaje para que el gobierno les de créditos baratos como acaba de hacer De la Sota en Córdoba con la Fiat. O que sigan las exenciones impositivas como les ofreció Kicillof o la baja de los impuestos de exportación o importación, mientras quienes pagan el pato de la boda son los trabajadores con rebajas salariales por las suspensiones o directamente con despidos. Como ocurrió con los 1.500 en Tierra del Fuego. En los últimos años los trabajadores mecánicos han perdido muchas conquistas, los ritmos de producción son infernales, las empresas lesionan y enferman a sus trabajadores y no reconocen muchas enfermedades como profesionales. Los trabajadores no tenemos por qué ser víctimas de la fiesta patronal de todos estos años. Ellos se llenan de plata y quieren despedir o bajar los salarios (las suspensiones son al 75% del salario).
Es hora que el SMATA deje de colaborar con las empresas y el gobierno como hace la CGT Caló y reclame a las empresas que no despidan ni suspendan. Exigiendo que llame a una gran movilización nacional a Plaza de Mayo. Impulsando asambleas y plenarios de delegados para hacer oir ese reclamo a la conducción.
Por su parte, los que se dicen “opositores” como Moyano y Barrionuevo, no le dan continuidad al paro del pasado 10 de abril. Hace falta un nuevo paro de 36 horas para frenar los despidos y suspensiones, arrancar un aumento de salarios digno y terminar con el impuesto al salario (Ganancias), entre otras reivindicaciones. Sin embargo, estos dirigentes se limitaron a convocar a una marcha el pasado 14. Con el intento de quedar bien con la clase media e independientes -y no enfrentar decididamente al gobierno ni a sus techos salariales-, llamaron a esos sectores a concurrir. Fracasaron. No hubo columnas “espontáneas” en la marcha, participando esencialmente Camioneros. Ahora hablan de hacer otra al Anses para descomprimir y no hacer más nada hasta que pase el mundial. Coincidiendo de ese modo con el gobierno, que no quiere medidas contundentes en medio de las paritarias, y también con los Massa, Scioli, Binner y el resto de la oposición patronal, que nada tienen que ver con los trabajadores y solo están preocupados por las elecciones del año que viene.
Esto contrasta con lo que vinieron haciendo los ferroviarios del Sarmiento, que con su lucha y democracia sindical volvieron a demostrar que se puede avanzar. Ganándole la pulseada a Randazzo que los trató de “extorsionadores”, y ahora los tiene que convocar a negociar.
Que la CGT Moyano abandone su pasividad y de continuidad al paro del 10 con uno nuevo de 36 horas. Para ello impulsamos los encuentros regionales del Encuentro Sindical Combativo en zona oeste, norte y Capital, como mostramos en las páginas centrales. Exigencia que hay que impulsar desde abajo, en cada asamblea, conflicto y cuerpo de delegados, como parte de un plan de lucha nacional.