Cada año, centenares de afroamericanos y “latinos” (migrantes o hijos de mexicanos y otros latinoamericanos) son asesinados por la policía en Estados Unidos. Casi todos los asesinatos quedan impunes. Cuando los casos llegan a tribunales, los jueces siempre aceptan como válido el relato del policía, aunque sea totalmente absurdo. No solo asesinatos. Uno de cada tres varones negros estadísticamente irá alguna vez a la cárcel (7 veces más probable que un blanco).
Ferguson es un pueblo pobre de 21.000 habitantes, de mayoría negra. La zona fue militarizada contra las protestas. La policía soltó perros a los manifestantes, los gasearon, tiraron balas de goma, encarcelaron a periodistas y prohibieron el vuelo de helicópteros para que los medios de comunicación no puedan filmar la represión. En Dallas, una de las manifestaciones fue encabezada por 30 hombres y mujeres negros armados con fusiles, a cara descubierta. Dijeron a la prensa que era para defender a los manifestantes de la policía.
La brutalidad policial tiende a agravarse. En los últimos años la policía fue militarizada por el Pentágono, dotada de blindados, ametralladoras, aviones y helicópteros de guerra, con el argumento de la “lucha antiterrorista”.
Mantener en la opresión, discriminación y desocupación a negros y “marrones” (latinos) tiene una funcionalidad para el capital. Con eso puede dividir a los trabajadores, bajar los salarios de todos, también de los blancos y echarle la culpa de la crisis capitalista a los negros y latinos (que “nos quitan el trabajo”, “nos roban”).
El 4 de abril de 1968 fue asesinado Marthin Luther King, el gran líder pacifista negro. Cinco años antes de su asesinato, en 1963, pronunció su famoso discurso “Yo tengo un sueño”, en el que decía que soñaba que un día en Estados Unidos habría libertad, justicia e igualdad racial, y que negros y blancos vivirían como hermanos. Desde entonces los negros conquistaron derechos, cambiaron muchas leyes y hasta hay un presidente afroamericano, Obama. Pero se reveló que el racismo y la opresión racial derivan directamente del capitalismo. Incluso, con un presidente negro, los policías blancos siguen matando negros y Obama llama a la “paz”, mientras da armas a la policía para que siga matando negros. Igual que hace con los palestinos e Israel. El sueño de Luther King no podrá cumplirse en un país capitalista, imperialista y cada día más militarizado. Como ya lo dijera Malcolm X, el otro gran líder negro, que también murió asesinado, “No puedes tener capitalismo sin racismo”.
M.L.