Quedó en claro que ni Cristina, ni Sapag, ni los gobernadores petroleros se peleaban previamente al acuerdo por revertir el déficit energético que atraviesa el país. Por el contrario. La disputa radicaba en ver quién es más entreguista. Y llegaron a un empate. Cristina y Sapag siguen dejando el control de la gran torta que significa la renta petrolera en manos de los privados. Empresas saqueadoras que, en nuestro país, son las que miden y contabilizan la cantidad de metros cúbicos de gas y petróleo extraídos, y a partir de esos registros liquidan las regalías, siendo éstas las más bajas del mundo.
No habrá ninguna mejora para el pueblo argentino y el neuquino mientras las dos terceras partes del negocio de gas y petróleo sigan en manos de capitales privados. Para recuperar realmente los recursos naturales y el control de la renta del petróleo y el gas necesitamos la nacionalización total de la industria petrolera y gasífera, quitando todas las concesiones e integrando todos los pozos y refinerías en una nueva YPF cien por ciento estatal, gestionada y administrada bajo el control de trabajadores y técnicos, teniendo el monopolio en la contratación de servicios.