Tomando el índice de precios al consumidor elaborado por el instituto de estadísticas porteño, algunos fármacos treparon hasta un 200%, siendo 59% el promedio general del “tarifazo” en los remedios, según un estudio de la Universidad de Avellaneda (Página12, 12/10). En la denominada “canasta” de los 20 productos más consumidos por los jubilados, los laboratorios y distribuidoras hacen sus mejores negocios, ya que es un mercado cautivo donde la demanda no decrece aún en contextos económicamente recesivos. Entre los que más aumentaron se encuentran los productos para el control del colesterol, diabetes, antidepresivos, antibióticos y de tratamiento de tiroides, entre otros medicamentos que usa gran parte de la población.
Nadie discute que para muchos trabajadores, jubilados, madres y niños los medicamentos son de primera necesidad. Esto lo saben en primer lugar las farmacéuticas y las droguerías encargadas de la distribución. En un mercado minorista donde las grandes cadenas se van cargando las clásicas farmacias de barrio, resulta una concentración del mercado, tanto en la producción y distribución, como en la comercialización, llevando a una mecánica salvaje de precios mediante prácticas oligopólicas.
La formación de precios por parte de poderosos laboratorios farmacéuticos, muchos de ellos grandes empresas nacionales como Roemers, Bagó y Gramón, junto con las multinacionales extranjeras como Bayer, Glaxo y Pfizer, desnudan a un capitalismo que lucra de la manera más escandalosa con la salud. Esto no sería posible sin la complicidad del gobierno de Macri que, sin ningún tipo de control o políticas regulatorias, deja vía libre para lograr ganancias cada vez mayores.
La concentración del sector es brutal. El 80% del mercado se lo reparten 20 laboratorios que compiten por una torta que en el primer trimestre de 2016 fue de 17.500 millones de pesos. En la distribución apenas cuatro empresas de logística ocupan el 99% del mercado. Las empresas de distribución y logística Rofina, Disprofarma, Farmanet y Global Farm, cada una de ellas asociada a los laboratorios de manera directa, terminan un círculo que tiene a los consumidores como rehenes. Como verá el lector, a grandes negocios enormes ganancias.
Para garantizar el derecho a la salud y el acceso a los remedios, desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda planteamos que los precios de los medicamentos se retrotraigan al 10 de diciembre de 2015 y que el estado garantice el acceso a los medicamentos de manera gratuita a quienes lo necesiten. Es necesario nacionalizar los laboratorios farmacéuticos y que los medicamentos sean fabricados por el estado bajo el control de los trabajadores y profesionales, en coordinación con las facultades de farmacia y hospitales, para garantizar su acceso a toda la población.