Hace pocas semanas, en Estados Unidos, miles de mujeres salieron a las calles a enfrentar la política misógina, racista y capitalista que encarna el nuevo gobierno de Donald Trump. Ese movimiento empalma con las grandes movilizaciones que se vienen dando en el mundo en los últimos años. Desde el #NiUnaMenos de Argentina contra los femicidios, hasta las marchas de Turquía contra un proyecto de ley que reducía las penas a la violencia sobre las mujeres, que consiguieron hacer retirar el proyecto, pasando por la movilización en México exigiendo #VivasNosQueremos, las marchas en Brasil e India contra las violaciones, los reclamos en Chile por el derecho al aborto, el paro de mujeres en Francia por igual trabajo, igual salario; las protestas de mujeres en Rusia; las movilizaciones en el Estado español contra las violencias machistas o en Italia y Polonia por mantener el derecho al aborto legal.
Por eso, hoy frente a la crisis capitalista que nos golpea mundialmente con planes de ajuste y miseria, el movimiento de mujeres tiene un desafío muy importante que se apoya en la fuerza de todas esas mujeres en las calles. En el paro mundial de mujeres no solo tiene que quedar claro que luchamos contra la opresión patriarcal que nos condena al trabajo doméstico y nos disciplina con las múltiples violencias. Sino que, en nuestra mayoría, las mujeres también somos trabajadoras y superexplotadas por esa condición de oprimidas, lo que nos lleva a ser la mayoría de las personas migrantes en el mundo, las más precarizadas y peores pagas. Por lo tanto, este paro también tiene que servir para enfrentar a todos los gobiernos capitalistas del mundo, para que no seamos nosotras las que paguemos la crisis.
Este 8 de marzo, no puede ser el día de las Ángela Merkel, las Hillary Clinton, las Dilma Rousseff o las Michelle Bachelet. Todas ellas son empresarias que gobiernan o gobernaron contra la mayoría de las mujeres. En cambio, las trabajadoras peleamos por un 8 de marzo que reivindique la histórica lucha de las obreras textiles que en 1908 marcharon en New York reclamando sus derechos como mujeres y trabajadoras y, también, de las trabajadoras rusas que, en 1917, llamaron a la huelga, dando el puntapié inicial a la histórica Revolución Rusa. Que denuncie la complicidad fundamental del Vaticano contra los derechos de las mujeres, como el derecho al aborto, a la educación sexual sin dogmas, a la diversidad sexual, mientras cobija y protege horrendas prácticas de abuso sexual infantil.
También queremos hacer un gran paro y movilización en todo el mundo en apoyo a las refugiadas del pueblo sirio martirizado por el genocida Bashar Al Assad y de todas las mujeres que huyen del hambre y la guerra imperialista. Queremos que sea el 8 de marzo de las trabajadoras migrantes que hacen el trabajo peor calificado y de todas las trabajadoras que salen a pelear por aumento de salarios, contra la discriminación laboral y el acoso en el trabajo. Por todas las que luchan por terminar con las redes de trata para la explotación sexual, contra los femicidios y por el derecho al aborto legal.
Por eso, desde la Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional, llamamos a organizarnos de manera independiente de los gobiernos patronales, para impulsar una gran jornada de lucha antipatriarcal y anticapitalista.
Las mujeres no vamos a pagar la crisis. Los gobiernos son responsables.
• ¡Abajo las leyes discriminatorias, misóginas y represivas impulsadas por Trump!
• Basta de planes de ajuste en todo el mundo
• Igual trabajo, igual salario
• Separación de la iglesia y el Estado
• Basta de femicidios, violencia y redes de trata ¡Ni Una menos, vivas nos queremos!
• ¡Aborto legal, seguro y gratuito!
• ¡Viva el día internacional de las mujeres trabajadoras! ¡Vivan nuestras luchas en todo el mundo!
En más de 40 países se prepara esta inédita jornada de lucha de las mujeres trabajadoras. Los principales reclamos denuncian la discriminación laboral, los femicidios, la criminalización del aborto y la trata para la explotación sexual.
Escribe Malena Zetnik
Organizaciones de mujeres de todo el mundo vienen impulsando la gran jornada del 8M. A la pelea contra las políticas de ajuste económico que se expresa en todos los países del mundo y que golpea con más fuerza a las trabajadoras por ser las más precarizadas, se suman el rechazo a las políticas xenófobas y racistas impulsadas por el gobierno de Trump y replicadas por muchos otros gobiernos del mundo. También se repudian con fuerza los intentos del Vaticano de avanzar sobre el derecho al aborto en el mundo, mientras encubre a curas pedófilos y se financia con fondos públicos. La falta de acciones concretas contra los femicidios y otras formas de violencia de género, incluyendo la homolesbotransfobia, también son parte de los reclamos en las acciones que se desarrollarán en Argentina, Chile, Estados Unidos, Italia, Francia, el Estado español, Turquía y muchos otros países de los cinco continentes.
Sin embargo, para lograr un gran paro que exprese con fuerza estos reclamos no solo bastará con que las mujeres hagamos huelga de todas nuestras tareas de trabajo invisibilizadas, como las de cuidado de los hijos, la limpieza o la cocina. Es necesario también que paremos en todos nuestros lugares de trabajo. Por eso, la exigencia de paro a todas las centrales sindicales es fundamental y así todas podremos manifestarnos por nuestros derechos.
En Argentina se preparan importantes acciones
Mientras comienzan a desarrollarse fuertes luchas, como las de las docentes, el gobierno de Macri y los gobernadores provinciales responden con intransigencia e incluso recortan el presupuesto destinado a las políticas públicas para las mujeres, como es el caso del achique de 67 millones de pesos en el presupuesto del Consejo Nacional de las Mujeres en el mismo momento en que los femicidios aumentan a uno cada 18 horas. Por eso, en todo el país, las reuniones y asambleas que preparan la jornada del 8M son muy importantes.
Aunque la gran mayoría de las trabajadoras quiere parar, es lamentable el rol de las conducciones burocráticas de las centrales sindicales (CGT y CTAs) que manifestaron “adherir” a la jornada sin llamar al paro efectivo. De esta manera, dejan desprotegidas frente a las patronales a miles de trabajadoras. En contraposición, sectores del sindicalismo combativo como los Sutebas multicolor, el gremio docente ATEN-Capital, Ademys y las ferroviarias del Sarmiento se vienen organizando en asambleas para garantizar acciones contundentes y marchar a las 17 horas a Plaza de Mayo y a todas las plazas del país. Para dejar en claro que: ¡Las trabajadoras no vamos a pagar la crisis! ¡Macri y los gobernadores provinciales son responsables de la situación de las mujeres!
Santiago del Estero: ¡Basta de femicidios!
Escribe Anisa Favoretti - Diputada provincial de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda
El lunes 20 de febrero, Nancy Lastra y sus cuatro hijos fueron asesinados por su ex pareja y padre de los niños, Rodolfo Ferreyra. Sucedió de la manera más cruel: encerró a toda la familia en la humilde vivienda y les prendió fuego.
Como ya ha sucedido en otros casos de femicidio, Nancy había realizado reiteradas denuncias y Ferreyra tenía medidas de restricción de acercamiento dictaminada por un juez. Pero una hora después de la última denuncia de la víctima el agresor volvió a la vivienda del Barrio Villa del Carmen.
Este hecho da cuenta, una vez más, de la hipocresía del gobierno provincial de los Zamora y del gobierno nacional de Macri. Mientras se llenan la boca apoyando el #NiUnaMenos, reducen los presupuestos para las políticas de apoyo a las mujeres, como la creación de refugios o asistencia psicológica y legal. Además, amparan a jueces y policías que no garantizan las medidas de protección a las mujeres. Por eso, las mujeres decimos basta y el próximo 8M en Santiago del Estero salimos a pelear por la declaración de emergencia en materia de violencia de género con presupuesto efectivo para las políticas de protección a las víctimas. También exigimos que se acabe la impunidad: cárcel a los femicidas, a los violentos y a todos los gobernantes y funcionarios que los amparan.