El gobierno sigue metiéndonos la mano en el bolsillo. Pero si logra hacerlo no es por su supuesta “fortaleza”. Fijémonos si no, lo que pasó cuando quisieron, con la complicidad de los jueces de la Corte Suprema, otorgar la impunidad a los genocidas con el 2x1: tuvieron que retroceder ante una movilización imponente, la más grande de los últimos años. Macri tampoco las tiene fácil con las denuncias de corrupción, que se siguen acumulando como lo muestra el caso Arribas-Odebrecht. ¿Por qué entonces sigue pasando el ajuste?
La respuesta es clarísima: por la traición de la burocracia sindical, que tras el paro del 6 de abril pactó una nueva tregua con el gobierno, yendo al diálogo y firmando convenios a la baja y con elementos de flexibilización laboral. Incluso ahora, cuando algunos gremios empiezan a plantear reclamos por arriba del techo salarial, la burocracia de UPCN tira todo para abajo firmando un acuerdo de apenas el 20% en tres cuotas y perdiendo conquistas, tratando de fijar un marco para el resto de los estatales. Ni que hablar de Suteba: Baradel ya hace un mes largo que levantó los paros, no haciendo nada incluso ante los descuentos.
Es que los burócratas sindicales son parte de las distintas vertientes de la oposición patronal peronista. Daer, del triunvirato de la CGT, está mucho más preocupado por explicar su “pase” desde el Frente Renovador de Massa hacia las filas de Randazzo que de dar pelea alguna por el salario. Lo mismo los que responden más directamente al kirchnerismo, como la burocracia de Ctera. No salen a pelear además, porque eso los obligaría a enfrentar a quienes también llevan adelante sus propios ajustes: los gobernadores peronistas. El caso más claro y dramático es la Santa Cruz de Alicia Kirchner: la Ctera no sólo no dice nada ante la represión, el hambreamiento y el no cobro de los salarios docentes, sino que encima lleva la famosa escuela itinerante a Formosa, en el otro extremo del país.
Es que se trata del mismo peronismo que, mientras está sumido en crisis y divisiones, en el ida y vuelta de distintas negociaciones electorales, o en el escándalo del “Scioli-gate”, le ha votado las leyes más importantes al gobierno para que pasara el ajuste, como el pago a los fondos buitres, o el mismísimo presupuesto de este año, donde se fijaron 16.000 millones de dólares para pagos de deuda externa, el doble de todo lo destinado a educación, y el triple de lo que correspondió a salud. Un peronismo que también le aprobó con su voto al gobierno los dos jueces nuevos de la Corte (Rosatti y Rosenkratz) que, junto con Highton de Nolasco, intentaron consagrar la impunidad a los genocidas.
Los trabajadores no podemos tener ninguna confianza en estos dirigentes. No nos sirven para pelear. Lo nuestro es enfrentar el ajuste desde cada lugar e ir apostando al surgimiento de nuevos dirigentes. En ese sentido, la consolidación y avance en la provincia de la oposición combativa en Suteba de la lista Multicolor, es un gran paso en el fortalecimiento del sindicalismo combativo.
Pero al mismo tiempo necesitamos una alternativa política. Esa es la tarea que nos planteamos desde el Frente de Izquierda. Para postular una salida de conjunto a la clase trabajadora, con un programa alternativo, a partir del no pago de la deuda externa y la utilización de ese dinero para resolver las urgentes necesidades populares de trabajo, educación, salud y vivienda. Y saliendo ya mismo a dar la disputa a los partidos patronales, presentando en las PASO una lista única, capaz de enfrentar tanto al macrismo como a las falsas opciones opositoras que nos presentará el peronismo, más allá de cómo se presente.