La mamá vive frente de la escuela y en muchas ocasiones no retiraba a su hijo, por este motivo la maestra debía quedarse una o dos horas más hasta que viniera. Esta vez la madre dijo que no podía ir porque estaba tomando mate y mandó a una vecina. Como las maestras no pueden entregar un chico a otra persona que no sean sus padres sin una autorización escrita, el niño no pudo ser retirado de la escuela, por lo que la madre se presentó en el establecimiento e indignada insultó, maltrató y golpeó a la maestra. Aunque parece absurdo, la docente dijo que “afortunadamente” no la había lastimado. Pero lamentablemente no es absurdo.
Al día siguiente, en otro secundario de Tigre, un chico quiso ingresar a la escuela fuera de su turno y al no permitírsele ingresar, sacó una pistola, disparó cuatro veces y escapó. El mismo día, también en Tigre, una madre fue a la escuela a ver a su hija, la dejaron ingresar y golpeó a la nena, a una compañera, a la maestra y a la portera.
Esta situación se repite en todo el país. En una escuela de Corrientes, una mamá le dio una paliza a la maestra de su hija haciendo que perdiera el 90% de la visión. La lista cotidiana es interminable. A estas situaciones se ven enfrentados los docentes todos los días.
El gobierno culpa a los padres
El gobierno de Vidal rápidamente realizó una averiguación de antecedentes de la madre, encontrando que hace unos años había estado detenida y quiso aplicarle la nueva ley que pone presos a los padres que agreden a docentes. Esta mujer, madre sola de cinco hijos, quedaría detenida 60 días y sus hijos abandonados. ¿Esa es la solución? Por su parte, la mujer de Massa, ofreció un “botón de pánico” para las maestras. Nada de esto resuelve, ni va en camino de resolver el problema.
Los gobiernos son los responsables de esta situación. Primero y principal, por la crisis social a la que han llevado tantos años de planes de ajuste. Muchas familias del conurbano se encuentran viviendo en medio de la miseria y la marginación, con todas las consecuencias de violencia que ello provoca.
Pero también es cierto que hace años que los distintos gobiernos se dedican a difamar a los maestros y a culparnos por la crisis de la educación y los problemas escolares. Lo hizo Cristina Kirchner, cada vez que pudo, tratándonos de “burros” y diciendo que en su época los maestros sabían y ahora no. Lo hicieron y hacen Macri y Vidal, particularmente este año, en la provincia de Buenos Aires, cuando alegan que tenemos tres meses de vacaciones, que hacemos paro porque somos unos vagos y que no nos interesan los pibes. ¡Buscan poner a los padres en nuestra contra y después los quieren meter presos, cuando es el propio gobierno el que los incita a que nos falten el respeto! Si bien la gran mayoría reconoce nuestro esfuerzo y dedicación, todo esto genera que existan este tipo de agresiones.
El gobierno debe respetarnos e invertir en educación y trabajo
Como en tantas cuestiones de origen social, no es con represión y voluntarismo como se resolverá la violencia contra los docentes. Es necesario que el gobierno comience por reconocer nuestro esfuerzo y dedicación y respetarnos, dando el ejemplo. Que aumente el presupuesto educativo para que los maestros cobremos un salario digno, con un solo cargo, para poder dedicarnos a capacitarnos, estudiar y preparar nuestras clases en contra turno. Que las escuelas estén en condiciones edilicias, se construyan las nuevas necesarias, no haya más de 25 alumnos por grado y que se nombren los maestros, profesores, auxiliares y preceptores faltantes. Que en cada escuela funcionen los gabinetes psicopedagógicos, con especialistas en adicciones, atención y seguimiento social a las familias de nuestros alumnos. Que existan los planes sociales suficientes y con montos que garanticen el acceso a la canasta básica para aquellas familias desocupadas y pobres, mientras se crea trabajo para todos. Es con esas medidas como se podrá atacar el grave problema de la violencia en las escuelas.