Farré fue detenido y acusado de homicidio doblemente agravado por el vínculo y por femicidio. Llevado a juicio, terminó siendo condenado a cadena perpetua el pasado 6 de junio. En un país acostumbrado a la impunidad y donde la justicia patriarcal sistemáticamente tiende a proteger a los agresores, el fallo contra Farré se transformó en un auténtico ejemplo. Ello fue posible, sin duda, por la creciente movilización contra la violencia de género, pero también porque el fallo fue el resultado de la deliberación de un jurado popular.
Desde Izquierda Socialista venimos reclamando la implementación del juicio por jurado en todos los fueros. Junto con la elección popular de los jueces, es el mecanismo para terminar con los privilegios y maniobras de un Poder Judicial que, en todos los niveles, sistemáticamente falla contra los trabajadores, los sectores populares, las mujeres, los jóvenes, los pueblos originarios y las minorías de la diversidad sexual.
Que, ante un caso de violencia de género sean doce personas tomadas del común de la población las que, tras escuchar los argumentos, decidan sobre la culpabilidad o inocencia del acusado, fue efectivamente lo que garantizó la condena, superando cualquier sesgo patriarcal y patronal que pudiera haberse dado en los jueces del caso.
Imaginémonos si los genocidas de la dictadura fueran juzgados en juicios por jurados. O si los funcionarios y empresarios vinculados a casos de corrupción tuvieran que enfrentar a doce ciudadanos que van a definir su inocencia o culpabilidad. Ahí de nada servirían las maniobras, coimas o jueces comprados. Lamentablemente, el juicio por jurados es apenas una excepción, limitado a poquísimos casos agravados del fuero penal, y apenas vigente en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Neuquén.
El caso Farré conmocionó a todo el país. Su condena a perpetua fue una bocanada de aire fresco. Hay que exigir la implementación del juicio por jurados para todos los casos, comenzando por los referentes a violencia de género. Será un paso efectivo para luchar contra el carácter patronal y patriarcal de nuestro Poder Judicial.