“¿Cuál es tu idea de a qué tiene que dedicarse esa persona?”, interrogó uno de los periodistas. “Gradualmente van a ir sabiendo […] (es mejor que) la gente deje de buscar empleo y genere sus propios emprendimientos” respondió, Bullrich, ratificando la orientación del gobierno de legalizar los despidos masivos, con la complicidad de la burocracia sindical, para luego promover la falsa salida del cuentapropismo. El precandidato continuó: “Te doy un ejemplo de emprendimiento que está surgiendo en muchos lugares como La Matanza: cervecerías artesanales. Te parece que es algo que no crece, pero es un mercado que está creciendo muchísimo”, agregó.
No es casual la salida que plantea quien fue premiado con la primera candidatura de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires por eliminar la paritaria nacional docente y pretender ajustar al sector educativo: se trata de un rancio representante del gobierno de Macri, al servicio de los ricos y enemigo de los trabajadores.
Esta “salida” que propone el macrismo no es novedosa. Ya la vivimos en la década del ´90 en pleno gobierno de Menem: decenas de miles de despedidos fueron empujados a trabajar por cuenta propia en kioscos, remises, canchas de padel, locutorios, parripollos, videoclubes y otras opciones para huir de la miseria. Casi todos fracasaron estrepitosamente, se fundieron, perdieron los pocos pesos que habían recibido de indemnización y la crisis social se profundizó. La propuesta del candidato de Cambiemos para las grandes mayorías populares es un recicle del “sálvese quien pueda”. Las promesas de inversiones que darán trabajo son “pura espuma”