Él mismo había sido desaparecido y torturado durante la dictadura militar, a la cual sobrevivió, y gracias a su testimonio preciso y contundente sobre el funcionamiento del “Circuito Camps”, y en particular sobre el accionar de Etchecolatz en los centros de detención, el policía recibió seis condenas por delitos de lesa humanidad. Precisamente esto vinculaba fuertemente a Etchecolatz con un grupo de tareas sospechado de la desaparición de López.
Durante los gobiernos kirchneristas jamás se investigó la pista policial ni la “mano de obra desocupada” enquistada en la estructura de la policía bonaerense. Pese a su relato de “defensores de los derechos humanos”, Néstor y Cristina sepultaron la causa en el silencio y la impunidad. En primer lugar, se aseguró el desvío de la causa caratulándola por “averiguación de paradero”, no por desaparición forzada de persona como sostenían familiares y organismos de derechos humanos, lo que favoreció que se borraran pruebas y se plantaran pistas falsas. En segundo lugar, las declaraciones de funcionarios como Aníbal Fernández (asegurando que López “podría estar tomando el té con su tía”), el posicionamiento de los organismos de derechos humanos cercanos al kirchnerismo (con Hebe de Bonafini apelando hasta el día de hoy a argumentos reaccionarios para no considerar a López como desaparecido) y el silencio de la ex presidenta (que jamás habló de su desaparición en ocho años de gobierno) contribuyeron a cimentar la impunidad. Mientras tanto, el presidente Macri le otorgó al represor Etchecolatz la prisión domiciliaria en una causa, se intentó beneficiarlo con el 2x1 y la policía bonaerense lo exoneró de la fuerza recién el 8 de agosto de este año. Los ex gobernadores kirchneristas Felipe Solá y Daniel Scioli no advirtieron el detalle.
Frente a la inevitable comparación con el caso de Santiago Maldonado, queremos ser claros al señalar que en ambos se trata de desapariciones forzadas de personas en tanto que hubo accionar de fuerzas de seguridad estatales o paraestatales, más el posterior encubrimiento del gobierno (antes de Kirchner, hoy de Macri) para desviar la investigación. Seguimos sosteniendo que el aparato represivo que viene de la dictadura sigue impune, y que es allí donde se resguarda a los genocidas de ayer y a los represores de hoy. En la bonaerense se refugian los que hicieron desaparecer a López como en la Gendarmería están los responsables de desaparecer a Maldonado. Por eso seguimos en las calles y convocamos a la mayor unidad por la aparición con vida y castigo a los culpables de las desapariciones forzadas de López y Maldonado, así como por el desmantelamiento del aparato represivo.
Escribe Mariana Morena