En el caso Maldonado, los ochenta días que el cuerpo permaneció desaparecido fueron aprovechados para desviar la investigación por medio de alteración y ocultamiento de pruebas, demora en el cambio de carátula de la causa, dilación de pericias, difusión de hipótesis falsas, más la “demonización” de los mapuches y la supuesta aparición de un grupo radicalizado, la RAM, con presunto financiamiento de grupos terroristas extranjeros. Todas falsas hipótesis que cayeron mientras crecían la indignación, la solidaridad y la movilización popular.
Cuando se halló el cuerpo sumergido en el río Chubut (“sin evidencia de lesiones”, se apresuraron a aclarar) y las pericias confirmaron que murió a los pocos minutos de ingresar con vida a las aguas heladas del río, el gobierno y sus medios adeptos jugaron su última carta: “Santiago murió ahogado”, afirmaron desestimando la brutal represión de Gendarmería. Desde entonces hay una fuerte campaña por “un cambio cultural con las fuerzas de seguridad”, para volver a lograr la valoración social de las fuerzas armadas. En esa dirección apuntan todas las declaraciones de funcionarios de primera línea a partir del asesinato de Nahuel.
Desde Izquierda Socialista vamos a seguir reclamando justicia por Santiago Maldonado, exigiendo que se conforme una comisión investigadora independiente que pueda llegar a la verdad y el castigo de los culpables. ¡A más de 4 meses de la muerte de Santiago no hay gendarmes ni funcionarios procesados! Denunciamos la responsabilidad de Bullrich-Noceti y del gobierno en la represión de la comunidad mapuche que terminó con la muerte de Santiago, así como su posterior encubrimiento.