Escribe Guillermo Sánchez Porta
Las muertes de Sandra y Rubén en la primaria 49 de Moreno causadas por una explosión por pérdida de gas desnudaron el desastre de las escuelas públicas e hicieron estallar la bronca contra Vidal provocando movilizaciones de docentes, familias y alumnos. Hay que exigir que Macri, Vidal y los gobernadores declaren la emergencia educativa y pongan la plata necesaria para arreglar todos los colegios.
Vidal repitió lo que hicieron Cristina y el ministro Schiavi con la tragedia ferroviaria de Once. Primero mantuvo un estrepitoso y repudiable silencio: no se acercó a la escuela, ni llamó a los familiares de Sandra y Rubén, tampoco emitió un comunicado de condolencias ni se solidarizó con los docentes y estudiantes de la EP49. Dos días después apareció sonriente en un acto con Macri, ofreciéndoles créditos a jubilados “para que puedan arreglar esa pérdida de gas en casa de la vecina”, según dijo hipócritamente. Al día siguiente sostuvo que no había hablado “para no utilizar políticamente las muertes”. También afirmó que estaban investigando al gasista y si se habría tratado de un “sabotaje” adrede. Al igual que Cristina con el maquinista de Once, el gasista fue encarcelado.
Estalla la bronca de familiares y docentes
No sólo en Moreno hubo movilizaciones. Día a día se fueron sumando casi todos los distritos preocupados por lo sucedido en la 49, pudo haber ocurrido y puede acontecer en cualquier otra de las miles de escuelas bonaerenses y del país. La reacción fue tan masiva que en muchos lugares se impuso la suspensión de clases para la inspección de los establecimientos y el no inicio hasta que estén dadas las condiciones y garantías.
Esto fue contra la voluntad de Vidal, que dio instrucciones a los inspectores (y éstos a los directivos de escuelas) de que no se suspendieran las clases por ningún motivo, y que en caso de pérdidas de gas cerraran la llave de paso y siguieran las clases sin gas, dándole “alguna vianda” a los pibes que comen en la escuela. ¡Caradura! Pero son los mismos padres los que no sólo apoyan a los docentes cuando nos ponemos firmes y nos quieren “apretar” directivos y funcionarios, sino que en muchos casos son ellos mismos los que se ponen al frente y han tomado decenas de escuelas exigiendo que se arreglen ya. El gas, la luz, el agua, las paredes. Hoy hay unas dos mil escuelas sin clases en toda la provincia, aunque los medios casi no lo denuncian.
Plata para educación, no para el FMI
Este estallido bonaerense es la punta del iceberg de la crisis educativa en todo el país. Diariamente en cada provincia hay suspensiones de clases en escuelas por los mismos problemas. Y en cualquier momento se puede repetir una tragedia como en Moreno o mucho peor. Es consecuencia de la política educativa de los gobiernos de Menem, Kirchner y ahora Macri, que abandonaron el presupuesto nacional para salarios e infraestructura, dejando que cada provincia se haga cargo. ¡Macri no pone un solo peso para la escuela pública! Ahora los gobernadores pactan con Macri que, por el acuerdo con el FMI, recortan los “gastos” de obras públicas y la infraestructura escolar, ya desastrosa, queda abandonada. Por eso reclamamos que se declare la emergencia educativa nacional y provincial y se invierta el dinero necesario para arreglar las escuelas. Que esa plata salga de los pagos de la deuda externa y se le quiten los subsidios a las escuelas privadas y a la Iglesia. Llamamos a apoyar a los familiares, estudiantes y docentes en esta lucha. Ctera y el FUD bonaerense deben retomar ya el plan de lucha por salarios y por la declaración de la emergencia educativa.