El historiador Martín Mangiantini acaba de editar Itinerarios militantes. Del Partido Revolucionario de los Trabajadores al Partido Socialista de los Trabajadores (1965-1976). La obra repasa la trayectoria de la corriente trotskista impulsada por Nahuel Moreno en nuestro país durante aquellos años.
Escribe Francisco Moreira
El trabajo de Mangiantini es el séptimo libro publicado por la Colección Archivos. Estudios de historia del movimiento obrero y la izquierda, un invalorable esfuerzo de un grupo de investigadores por aportar un mayor conocimiento sobre los vínculos entre el movimiento obrero y la izquierda a lo largo de la historia.(1) La obra de Mangiantini es un gran aporte para ir saldando la deuda que existe en el ámbito historiográfico respecto de la producción de estudios sobre el trotskismo en nuestro país.(2) Su concienzuda labor incluyó una exhaustiva revisión bibliográfica relativa a la izquierda, una minuciosa indagación de documentación interna, el análisis de periódicos partidarios, libros y folletos, y la realización de entrevistas a militantes de la época.
El libro aborda la trayectoria de la corriente morenista y los partidos que impulsó durante el período comprendido entre 1965 y 1976. El recorte temporal toma como inicio la fundación del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) en 1965, aborda el surgimiento del PRT-La Verdad en 1968 y, posteriormente, el nacimiento del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) en 1971. El análisis se detiene con el golpe de Estado de 1976.
El libro se ordena en cinco capítulos. El primero de ellos indaga los posicionamientos públicos que la corriente morenista sostuvo ante los más trascendentales acontecimientos económicos, sociales y políticos del período. El segundo capítulo representa un interesante esfuerzo del autor por sintetizar los “rasgos identitarios” de la corriente morenista. El tercero aborda las formas específicas que adoptó la construcción partidaria en un período caracterizado por la alternancia de dictadura y apertura democrática, y las consecuentes medidas de clandestinidad y apertura relativa tomadas. Los últimos dos apartados destacan la inserción partidaria en el movimiento obrero y la apertura a otros sectores como la juventud y el movimiento de mujeres y de la diversidad sexual.
La “identidad” morenista
La corriente morenista se forjó por aquellos años al calor de los debates que generó en la izquierda el triunfo de la revolución cubana de 1959. Asimismo, los partidos que impulsó se formaron en la intervención bajo el gobierno radical de Arturo Illia, el golpe de Estado de Onganía en 1966, el retorno de la legalidad electoral y el regreso de Juan Perón en 1973 como intento de cierre del proceso abierto por el Cordobazo y culmina con el golpe de Estado de 1976. De acuerdo con Mangiantini, todos estos acontecimientos definieron “rasgos identitarios” de la corriente morenista.
Uno de los aspectos destacados es la inserción en el movimiento obrero como consecuencia de que “esta corriente definió al proletariado industrial como el sujeto social revolucionario por excelencia”.3 Fue esa orientación la que permitió en 1965 la unificación con el Frente Revolucionario Indoamericano Popular (FRIP) de los hermanos Santucho, a partir de la experiencia común entre los trabajadores azucareros tucumanos de la Fotia. La inserción en el movimiento obrero continuó y se extendió en los años subsiguientes con la participación en la huelga portuaria de 1966, la construcción de una tendencia en el gremio automotor y la intervención entre los docentes, bancarios y los metalúrgicos, entre otros, así como durante la resistencia de Villa Constitución en 1975. La concepción antiburocrática política y sindical fue constitutiva del morenismo en el movimiento obrero.
Otra posición destacada es el “insurreccionalismo de masas” como estrategia revolucionaria, en oposición a las concepciones foquistas y guerrilleristas propias de los ´60 y los ´70 bajo la influencia del castrismo. El planteo morenista era no equiparar la lucha armada con la estrategia guerrillera, es decir, al concepto permanente y único de un núcleo armado que realiza acciones aisladas y ejemplificadoras. El desarrollo de la movilización obrera y popular no debía descartar ninguna táctica, incluido el método de la guerrilla o la lucha armada contra grupos reaccionarios o en defensa de huelgas y ocupaciones de fábrica. Este debate terminó con la experiencia del PRT y dio nacimiento al PRT-La Verdad en 1968.
La concepción “internacionalista”, continuando las enseñanzas de León Trotsky de construir un partido mundial, guió la intervención en el Secretariado Unificado (SU) de la IV Internacional, surgido en 1963 a partir del apoyo a la revolución cubana. En un medio abrumadoramente nacionalista, la corriente morenista se destacó por sus campañas internacionales tales como el repudio a la invasión yanqui a Santo Domingo en 1965, el rechazo a la guerra de Vietnam, el intercambio de experiencias militantes y de cuadros políticos con partidos de países sudamericanos y el apoyo a los exiliados tras los golpes de Estado de los ´70. Desde 1970 el PRT-LV editó la Revista de América. Los periódicos partidarios comenzaron a tener secciones internacionales permanentes.
La búsqueda constante de romper con el “aislamiento” de los revolucionarios llevó a la implementación de diversas tácticas con la permanente preocupación de avanzar en los vínculos con los trabajadores mayoritariamente peronistas mediante la confluencia en agrupaciones sindicales o la interpelación pública. Otra táctica fue el aprovechamiento de las instancias electorales frente a la primacía del abstencionismo en el resto de la izquierda. Ejemplo de esto fue la participación en el proceso electoral legislativo del año 1965 en Tucumán. La definición de aprovechar la instancia electoral llevó también a los primeros contactos con el sector del Partido Socialista Argentino (PSA) encabezado por Juan Carlos Coral. En 1972 se produjo la fusión que dio nacimiento al PST.(4)
La actualidad del morenismo
En el siglo XXI las masas populares, con participación destacada del movimiento obrero, el movimiento de mujeres y los jóvenes, continuaron protagonizando heroicas luchas y nuevas revoluciones que sacuden al mundo. En ellas se ha puesto de manifiesto la necesidad de construir direcciones políticas revolucionarias capaces de llevar las luchas hacia una salida de fondo. Mangiantini en su libro señala definiciones “identitarias” que aún hoy tienen plena vigencia para la corriente morenista de la que Izquierda Socialista se considera parte y continuadora: la tarea fundamental sigue siendo construir partidos revolucionarios, internacionalistas, que peleen por insertarse en el movimiento obrero y de masas con la más amplia unidad para alentar la movilización independiente y revolucionaria hasta lograr un gobierno de los trabajadores y el pueblo.
1 Martín Mangiantini. Itinerarios militantes. Del Partido Revolucionario de los Trabajadores al Partido Socialista de los Trabajadores (1965-1976). Ediciones Imago Mundi, Buenos Aires, 2018.
2 Ver también Ricardo de Titto. Historia del PST. Partido Socialista de los Trabajadores. Tomos I y II. Ediciones CEHUS.
3 Idem. Página 53.
4 Idem. Página 74.