La marcha del 24 de Marzo fue multitudinaria. Una respuesta contundente a la provocación del Gobierno ultraderechista de Javier Milei con el video de Augustín Laje y su reivindicación de la dictadura. Cientos de miles se concentraron desde el Congreso hasta Plaza de Mayo y calles adyacentes, desbordando el epicentro político. La misma imagen se repitió en las principales ciudades del país, demostrando que el mensaje negacionista y la impunidad siguen sin poder penetrar entre el pueblo trabajador y los sectores populares.
Mientras tanto, el Gobierno sigue con el ajuste y con el eje puesto en acelerar lo más posible para lograr el acuerdo con el FMI. Tiene a su favor el DNU que le votó toda la oposición patronal, demostrando una vez más que, cuando se habla del Fondo y de pagar la deuda externa, ahí hay un auténtico “partido único” patronal. Este incluye hasta a los que posan como opositores, pero sólo para reivindicar un acuerdo con el FMI más “serio”: tales son los casos de Cristina Fernández y su hijo y dirigente de La Cámpora, Máximo Kirchner. Cuando sabemos que todo acuerdo con el Fondo representará más hambre, desocupación y saqueo de nuestros recursos.
Uno de los grandes afectados por la motosierra es el gasto jubilatorio, con acreedores usurarios que exigen aún más recortes en el sector, poniendo ahora el ojo sobre los llamados “regímenes especiales” como el de docentes, docentes universitarios o Luz y Fuerza. Esta semana tuvimos una muestra de esa política de guerra contra las y los jubilados con el fin de la moratoria.
Pero, como explicamos en las notas centrales, estos ya no están solos. Las luchas se fueron tonificando cuando una multitud se movilizó el 1F en respuesta a las barbaridades ultraderechistas que dijo Milei en Davos. Luego vino la otra gigantesca jornada del 8M. Y le siguieron las marchas del 12 y el 19 pasados. Así llegamos a las enormes e históricas plazas del 24M.
Este es el motivo central por el cual la CGT, tras más de medio año de pacto con el Gobierno, se vio obligada a convocar finalmente al paro general del próximo 10 de abril. Más aún, incluso tuvo que llamar a participar de la marcha del 24 de Marzo y ahora convocar a marchar con las y los jubilados el día previo al paro.
Fueron las movilizaciones en curso las que obligaron a la dirigencia burocrática a romper el pacto, no depositamos ninguna confianza en esa dirección. Lo importante frente a la convocatoria son las tareas planteadas: hacer un paro gigantesco y una gran movilización exigiendo un plan de lucha que le dé continuidad. Esa es la forma de poder pegarle al Gobierno en la línea de flotación y que sea una medida contundente contra el brutal ajuste. Con ese objetivo debemos actuar en cada lugar de trabajo, convocando a asambleas en donde sea posible, sacando pronunciamientos de cuerpos de delegados y comisiones, para que el paro se transforme en el comienzo de un auténtico plan de lucha. Son las tareas que deben encarar los activistas y que estaremos impulsando desde el sindicalismo combativo.
Al mismo tiempo, sabemos que ya está lanzado el “proceso electoral”. En abril serán las elecciones en Santa Fe y el 11 de mayo en varias provincias (Chaco, Jujuy, Salta y San Luis). Pero sin duda, la gran vidriera serán las elecciones en CABA, donde el PRO y La Libertad Avanza van divididos, y el peronismo, que tampoco es salida, busca lavarse la cara y volver a disputar.
Para el Frente de Izquierda Unidad será una gran oportunidad para postularse como una auténtica alternativa política para las y los trabajadores, para el movimiento de mujeres y disidencias, para la juventud y, en general, para todos los que salen a luchar contra el gobierno ultraderechista y su motosierra. Para que se empiece a escuchar, en las calles y también en las urnas, el anhelo de millones: ¡Basta de Milei!