Escribe Malena Lenta
No, no fue así. La Chicho Chirinos no fue asesinada por sus palabras, sino por Tomás Cerletti, un joven de 22 años que supo encarnar el mandato patriarcal. No pudo soportar que una trans le hiciera ese comentario y el sábado 26 de octubre, en plena calle céntrica de la ciudad de La Plata, la acuchilló por la espalda. La Chicho Chirinos murió desangrada víctima de un transtravesticidio, otro crimen de odio que se suma a la cifra de uno cada 96 horas en Argentina, lo que contribuye a la reducción de la expectativa de vida de estas personas a 35 años.
Si bien Cerletti se encuentra preso en este momento al haber sido identificado en una filmación y a los pocos momentos de haber cometido el crimen, lo cierto es que las compañeras de la Chicho que se encuentran en situación de prostitución en la misma zona, temen por sus vidas ante las represalias posibles del joven cuando sea liberado. Es que el manto de impunidad para los crímenes de odio da cuenta del desprecio y la violencia hacia las personas travestis y trans aún vigente. Por eso no solo reclamamos justicia por la Chico sino también decimos basta de crímenes de odio. Y exigimos todos los derechos para las personas travestis y trans como el acceso a la salud con los tratamientos correspondientes, a la educación y al trabajo.