Extracto de la intervención de Rainier “Oso” Rios, dirigente del MST de Chile, sección chilena de la UIT-CI, en la mesa debate “La situación latinoamericana”.
El 18 de octubre del año pasado estalló una rebelión en Chile a propósito de la subida de 30 pesos en el precio de los pasajes de la locomoción colectiva. El masivo descontento era en realidad contra décadas de desigualdad social, de corrupción, de endeudamiento de las familias, de la privatización de los derechos sociales, de bajos salarios. Millones salieron a la calle provocando una crisis del régimen político chileno, con epicentro en el gobierno de Piñera, que no logra revertir su crisis.
Fueron meses de lucha que llegaron al 8 de marzo con cuatro millones de mujeres en las calles en un país de solo 19 millones de habitantes. La situación revolucionaria abierta el 18 de octubre se ha dado sobre la base de una ofensiva del movimiento de masas que viene cuestionando el modelo económico, la Constitución de Pinochet, la corrupción de las instituciones, el rol de la policía y los militares, el rol de los medios de comunicación y, sobre todo, al gobierno de Piñera, que quedó con solo el 6% de aprobación y más de 80% de rechazo, y a la falsa oposición, que tenía menos apoyo que Piñera en las encuestas.
No hay un solo aspecto que no sea cuestionado en Chile, incluso la Iglesia, por eso es que tomó como ejemplo este país. No solo porque es el país que me tocó nacer y de donde vengo, sino porque hemos estado interviniendo con el MST en la formación de asambleas territoriales que son la más legítima expresión de los trabajadores y trabajadoras, de la juventud, de los sectores populares, las mujeres, que sobrepasaron las políticas claudicantes de las burocracias sindicales, de las burocracias estudiantiles y de los partidos de la oposición que jugaron a contener en el marco del régimen.
En este marco es importante la necesidad del debate frontal con las viejas direcciones reformistas, estalinistas y todas sus variantes, que siguen siendo gravitantes para evitar la caída de los gobiernos capitalistas. En Chile, Piñera no seguiría sentado en La Moneda si no fuera por el apoyo irrestricto de los viejos partidos, como el Partido Socialista, el Partido Comunista o nuevas formaciones centroizquierdistas como el Frente Amplio. Estas direcciones han servido para desviar la lucha por “fuera Piñera”, al aceptar salidas institucionales pactadas con Piñera en el poder. Por ejemplo, un proyecto constituyente, que está lejos de ser una asamblea constituyente libre y soberana como todos demandamos.
Estamos por una salida de fondo, por la construcción, por la conquista de un gobierno obrero y popular en Chile, en Latinoamérica y en el mundo. Esas son las medidas estratégicas, esos son los programas, para eso queremos la disposición de todas y todos los presentes en esta conferencia, para unirnos en referentes anticapitalistas, socialistas, de lucha y feministas para presentar esta alternativa que millones de jóvenes, mujeres y trabajadores están buscando en este momento.