Escribe Pablo Almeida, delegado general ATE, Ministerio de Economía
El martes 6 se llevó adelante una jornada de lucha de ATE a nivel nacional. Estuvo convocada por el Consejo Directivo Nacional en rechazo a la paritaria de 7% que firmaron el gobierno de Alberto Fernández y el gremio históricamente propatronal UPCN. La justeza del reclamo empalmó con la bronca masiva que recorre las dependencias del Estado.
Pero desde la misma convocatoria a la jornada de lucha a través de un plenario de delegados virtual, donde solo se puso a votación la propuesta hecha por el secretario general, Cachorro Godoy, se vieron los límites que la dirección de nuestro sindicato le impone a la lucha de las y los trabajadores del Estado. En línea con la pasividad con la que viene afrontando los distintos ataques del gobierno de los Fernández, la conducción nacional de ATE se negó a movilizar a la Plaza de Mayo y a definir un plan de lucha por el salario, como reclamamos desde decenas de intervenciones delegados y delegadas de todo el país.
Después de haber saltado la cláusula de revisión prevista para marzo y de imponer un cuarto intermedio de más de cuatro meses desde fines de mayo, la propuesta de 7% de aumento para más de 200.000 trabajadores del Estado nacional es una clara confirmación de la política de ajuste que ahora el ministro de Economía Guzmán busca mostrar como un gran logro frente a la misión del FMI.
Desde Estatales en Marcha venimos señalando la necesidad de un verdadero plan de lucha para lograr la recomposición de los salarios de los estatales nacionales. Salarios que ostentan el triste récord de estar entre los que más han perdido poder adquisitivo en los últimos años. Está a la vista que ese plan de lucha que necesitamos vamos a tener que imponérselo a la conducción de nuestro sindicato, que sigue haciendo malabares para defender al gobierno en medio de un brutal ajuste a los estatales. Hagamos asambleas y reuniones presenciales y virtuales en todas las dependencias para discutir cómo construir e imponer un plan de lucha hasta triunfar por nuestros reclamos.