El golpe de Estado del 1 de febrero ha puesto fin al cogobierno que desde 2015 ejercía la Liga Nacional por la Democracia (LND) encabezada por Aung San Suu Kyi y la corrupta y asesina nomenclatura militar. Los términos de dicho cogobierno estaban definidos por la Constitución de 2008, que garantizaba a los militares el 25% de todos los parlamentos y los ministerios de Defensa, Interior y Fronteras, así como por el hecho de que las principales empresas del país son militares o empresas mixtas con capital extranjero y participación militar. Luego de la aplastante derrota electoral en noviembre de 2020 del partido militar, los generales denunciaron que se trataba de un fraude electoral y cuando correspondía la instalación del nuevo parlamento procedieron a detener a la mayoría de los parlamentarios.
La acción criminal de los golpistas ha sido respondida por una poderosa movilización revolucionaria de la clase trabajadora y la juventud en prácticamente todas las ciudades y pueblos, dando surgimiento al Movimiento de Desobediencia Civil y comités obreros, a cuya vanguardia están las obreras de la industria textil, que han organizado una impresionante huelga general. En medio del caos, tres cuartas partes del parlamento lograron realizar un acto de juramentación desde el hotel donde estaban detenidos; cuando los militares optaron por dispersarlos y confinarlos a detención domiciliario, varios lograron escapar y conformar un gobierno en la clandestinidad, el Comité Representante del Parlamento de la Unión. Aung San Suu Kyi y los principales dirigentes de la LND siguen detenidos.
Los grupos armados de las minorías nacionales oprimidas también se han pronunciado en contra del golpe y en algunos casos han llevado a cabo ataques contra el ejército golpista. Superando las divisiones étnicas y religiosas que han sido tan ferozmente explotadas por los militares y la burguesía de la mayoría bamar budista en las siete décadas desde la independencia del país, se están forjando lazos de solidaridad en la lucha contra el golpe entre todos los pueblos de Myanmar, también conocida como Birmania-, incluyendo a los estigmatizados y perseguidos musulmanes rohingya, víctimas de una política genocida por parte de los militares, intensificada bajo el cogobierno con Suu Kyi. Entre los jóvenes y trabajadores insurrectos en las ciudades que han levantado barricadas y se defienden con armas caseras y los grupos armados de los sectores nacionales oprimidos en las regiones rurales se está construyendo un gran movimiento revolucionario contra el golpe y la dictadura.
Con antecedentes como las rebeliones en Hong Kong y Tailandia en 2019 y 2020, existe una amplia solidaridad regional de los pueblos en lucha, conocida como “alianza del té con leche”. La resistencia popular al golpe de Myamnar-Birmania es el proceso más avanzado de la lucha de los trabajadores y la juventud contra dictaduras capitalistas en la región, en un mundo que ha visto enormes procesos de movilización en 2018 y 2019, que empiezan a resurgir ahora en el marco de la pandemia del covid19. La derrota del golpe militar y un triunfo de los pueblos de Birmania tendría un enorme impacto, reforzando el ánimo de los pueblos que luchan, no solo en el Sudeste asiático, sino en todo el mundo, contra la represión y las dictaduras.
A pesar de la arremetida asesina de los militares, que han asesinado a más de 500 manifestantes y detenido a miles, los pueblos de Myanmar resisten heroicamente. Merecen todo el apoyo, con gran urgencia, de todas las organizaciones que se reclaman democráticas, de la izquierda, de las organizaciones obreras y populares del mundo. Exijamos a todos los gobiernos aislar a los golpistas política y económicamente. Denunciemos la hipocresía del imperialismo yanky y de la Unión Europea (UE). que mantienen sus asociaciones con los militares a través de transnacionales como Chevron y Total, así como la complicidad criminal directa de Rusia y China en su apoyo a los golpistas.
Desde la UIT-CI consideramos que la salida de fondo para los pueblos de Myanmar-Birmania pasa por lograr, en la lucha contra el golpe y la dictadura, imponer un gobierno de la clase trabajadora y el pueblo que también permitirá superar las divisiones étnicas y religiosas y otorgar la autodeterminación nacional de los pueblos que así lo reclamen.
En ese camino llamamos a la más amplia solidaridad internacional con la movilización revolucionaria de los pueblos de Myanmar-Birmania contra el golpe y la dictadura militar asesina.
¡Abajo el golpe Militar!
¡Libertar a todos los presos políticos!
¡Fuera la dictadura de Myanmar-Birmania!
¡Por el triunfo de lucha revolucionaria de los pueblos de Myanmar-Birmania!
Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
5 de abril de 2021.